El presidente Mauricio Macri busca recuperarse de un nuevo intento para bajarlo de la candidatura para la reelección. El despliegue oficial para revertir ese embate –impulsado por sectores internos y externos a Cambiemos, según la evaluación oficial–incluye llamados personales del líder del PRO a posibles compañeros de fórmula.

En la intimidad de las internas que atraviesan al Gobierno, algunos funcionarios descreen de la eficacia de los telefonazos. Y consideran que se trata de una táctica tardía, parte de una sobreactuación digitada desde el primer piso de la Casa Rosada para revertir la pendiente declinante de su liderazgo en Cambiemos.

Otros, más fieles a la conducción del ministro coordinador, Marcos Peña, lo describen como un intento genuino del presidente para reforzar la candidatura con una doble señal de «apertura»: instalar ese gesto de negociación ante la opinión pública y también frente a los mercados.

El mensaje de los telefonazos no sólo busca reconstituir la primera candidatura. También apunta a utilizar el último factor sorpresa que el oficialismo tiene a mano para su armado electoral y que podría incluir la designación de un «outsider» de la política, una suerte de alquimia para retomar el impulso luego de enterrar la candidatura de la gobernadora bonaerense, María Eugenia Vidal.

Ambas tácticas tienen un trasfondo estratégico: administrar las dudas, cada vez mayores, sobre la capacidad de Macri de conducir el primer año de una reelección presidencial exitosa.

El dilema del quinto año es una expectativa que el jefe del Estado ya buscó anticipar en una clásica zona de confort discursivo para Cambiemos: la cenas por el aniversario de la rosarina Fundación Libertad, donde el escritor Mario Vargas Llosa blanqueó en su nombre el interrogante que abriga el establishment desde que arreció la crisis económica.

«¿Qué va a hacer usted si vuelve a ganar las elecciones?», le consultó el ex Premio Nobel peruano a su amigo mandatario. «Voy a tratar de ir por el mismo camino lo más rápido posible», contestó el presidente y le lanzó un título a su núcleo más duro. Tres meses después, esa definición viene acompañada de un tono autocrítico, concentrado en la campaña.

«El concepto que estamos trabajando ahora es dar una primera señal de apertura política hacia el 2020, porque hay muchas dudas sobre si el gobierno se va a ampliar o no, si vamos a convocar a todos», detalló a Tiempo uno de los funcionarios involucrados en el armado de las listas.

«El problema es que el presidente está dispuesto a abrirla, pero no todos quieren», se lamentó otro consultado al dar detalles de los contactos por la candidatura a vice. «Hay un (Ernesto) Sanz que no está claro que quiera, un (Martín) Lousteau que te suma algunos votos, pero tampoco está claro que quiera, pero la lista es más larga, y hay otros que ya dijeron que no, como (el gobernador salteño y precandidato Juan Manuel) Urtubey y (el senador rionegrino Miguel Angel) Pichetto», explicó otro testigo de los acercamientos de «apertura» que le adjudican a Macri.

Los llamados también habrían incluido a las primeras mencionadas dentro del PRO como compañeras de fórmula: la vicepresidenta Gabriela Michetti; la ministra de Desarrollo Social, Carolina Stanley; y su par de Seguridad, Patricia Bullrich; la única de las tres que sigue exhibiendo su interés por ocupar ese lugar, aunque su relación con el presidente genera dudas ante los roles del hipotético quinto año. «Ya le ofreció la renuncia dos veces y si bien Mauricio la llama seguido, y le reconoce lo que hace, también la reta mucho cuando le vende información que no es cierta, como pasó con el triple crimen, a tres días de asumir, y en la sanción en el Congreso de la reforma previsional de 2016», confesó un inquilino de Balcarce 50 que conoce las internas múltiples de la funcionaria, tan amiga de Vargas Llosa como Macri.

La lista de compañeros de fórmula es tan larga como el interés del PRO por asegurar que se discute todo, menos la candidatura de Macri. Con ese marco, la mesa chica «ampliada» del macrismo se reunirá este lunes para analizar el diálogo con los seis negociadores que designó este lunes la Convención Nacional de la UCR para definir las listas en todo el territorio.

El plato fuerte de esos contactos es discutir un potencial compañero de fórmula radical, aunque la lista de aspirantes boiniblancos no es de interés prioritario para Macri y constituye una suerte de «nómina de descarte».

La arquitectura comunicacional que hegemonizará la campaña «mega corta» que anuncian en el gobierno fue puesta a prueba este sábado por Macri, que compartió la aplicación práctica de la polarización que construye Cambiemos con el kirchnerismo. Contó los resultados de una encuesta organizada por la Rosada. «Las opciones de la encuesta eran dos: Pasado o Presente. En todos los casos una amplísima mayoría, compuesta por decenas de miles de personas, eligió la foto del presente», contó. Y agregó: «Resulta muy llamativo que haya habido personas (un 12% aproximadamente) que eligieron el pasado. ¿Por qué eligieron el pasado?», analizó introspectivo el jefe del PRO. «

El debate por las colectoras en la Provincia

En el medio de la danza por los vices, dentro del PRO surgió una opción electoral que fue descartada apenas vio la luz: permitir que Alternativa Federal también lleve como candidata a gobernadora a María Eugenia Vidal, mediante la utilización del mismo sistema de colectoras que -el presidente Mauricio Macri derogó el 12 de abril pasado mediante el DNU 259/19, para prohibir la utilización de ese sistema en las presidenciales del próximo 27 de octubre.

La versión de otro decreto fue adjudicada a los arquitectos electorales de Vidal, pero ante las consultas de este diario, un alto funcionario sostuvo que «es una posibilidad improbable». En la Casa Rosada confirmaron que fue bautizada como el «Plan Y», pero un funcionario consultado aseguró que «el tema no está claro, está en análisis porque le suma votos a Vidal, pero afecta negativamente a los candidatos a diputados, intendentes y concejales», calculó la fuente.

Originalmente, la estrategia fue alentada por el gobernador cordobés, Juan Schiaretti, para permitir que los mandatarios de Alternativa Federal hicieran lo propio con Cambiemos en el interior.

 Ahora la opción buscaría aventar el temor del vidalismo ante una derrota en la Provincia, aunque sus operadores descreen de una PASO entre la fórmula Fernández–Fernández y Sergio Massa. Consideran posible que el tigrense se baje, negocie cargos  y que tampoco obstruya la fórmula bonaerense compartida por el exministro Axel Kicillof y Verónica Magario.