El derrumbe del interinato de Michel Temer al frente de la presidencia de Brasil llegó a los oídos de Mauricio Macri mientras disfrutaba de una nueva gira en el exterior, esta vez por Asia y al frente de una comitiva con 200 empresarios y funcionarios. La grabación en la que el mandatario paulista convalida instrucciones para cobrar coimas no alcanzó para empañar el recorrido de Macri por China y Japón, pero le confirmó una dura tarea cuando regrese al país este domingo: comenzar a despegarse de un interlocutor brasileño que, según pronostican en el Palacio San Martín, «podría caer pronto y abrir una situación de inestabilidad aun peor para todo el año que viene». Como si fuera una fatalidad para Cambiemos, Temer está presente desde que Macri fue electo como presidente. Dos días antes de asumir, viajó junto a su entonces futura canciller, Susana Malcorra, a Brasilia y San Pablo, para reunirse con Dilma Rousseff cuando la mandataria ya estaba al borde del «impeachment» que dejó a su vicepresidente al frente del Planalto. Por esos días, Temer no pasaba por el mal momento que vive en estas horas. Cuando reemplazó a Rousseff y comenzó su interinato, Malcorra recomendó que la mejor salida era un llamado a elecciones anticipadas para evitar una situación de debilidad. Cuando la voz de Temer resonó en una grabación y quedó al borde del abismo institucional, la canciller volvió a recomendar esa salida, pero los tiempos son otros. «Para llamar a elecciones ahora tendrían que cambiar la Constitución y, por ahora, no surge como una opción posible. Es posible que haya un nuevo mandatario provisorio que termine el mandato que no podría completar Temer», confió una fuente de la Casa Rosada al graficar las incógnitas que laten en Buenos Aires sobre la crisis brasileña. «Nos estamos preparando para que Brasil transite otro año sin un gobierno fuerte, con Temer o sin él», completó una fuente diplomática ante las consultas de Tiempo sobre el posible adelantamiento de las elecciones presidenciales en ese país. 

Detrás de los pronósticos institucionales, el panorama más sombrío que baraja Macri tiene que ver con los coletazos de la crisis brasileña sobre la economía argentina. «Nunca es un buen momento, pero menos ahora, para que empeoren los términos de intercambio bilateral con Brasil, o que haya una devaluación repentina», evaluó un funcionario del Palacio San Martín sobre el impacto que podría tener la situación carioca en Argentina, justo en los meses previos a la disputa de las elecciones legislativas de octubre. 

Entre diplomáticos de carrera y funcionarios políticos existe una posición común: que Brasil resuelva su crisis por los canales institucionales apropiados, pero que lo haga lo más pronto que pueda. Ese concepto se escuchará en Ecuador el próximo miércoles, cuando más de 12 jefes de Estado lleguen a Quito para participar de la asunción presidencial de Lenin Moreno, quien tomará posesión en lugar del saliente Rafael Correa. No está prevista la presencia de Temer, aunque ya está confirmada la llegada de Macri y su canciller Malcorra. Ambos podrían tener distintas reuniones bilaterales para «intercambiar opiniones» sobre las crisis de Venezuela y de Brasil. 

Cuando Macri pise la ciudad de Quito, le quedará poco más de un mes como «presidente pro témpore» del Mercosur, un cargo que en julio deberá ser transferido a quien detente la Jefatura del Gobierno brasileño. Si se cumple la negativa de Temer a renunciar, y sigue en el poder, será el próximo titular del Mercosur en medio de una crisis institucional que no sólo promete contagios económicos, sino también políticos, especialmente por el escándalo Lava Jato. El próximo 1 de junio es la fecha prevista por los distintos ministerios públicos fiscales de los países involucrados en la mega investigación por corrupción para dar a conocer la información que han aportado arrepentidos que ya están presos, como Marcelo Oderbrecht, en Estados Unidos, y el cambista Leonardo Meirelles en Brasil, que aseguró esta semana haberle transferido 850 mil dólares al actual jefe de la AFI Gustavo Arribas en concepto de coimas. Las revelaciones que laten en los expedientes brasileños podrían salpicar en Buenos Aires a figuras de todos los partidos políticos y a hombres directamente vinculados con Macri. Por la crisis institucional que vive Brasil, los plazos para conocer la verdad podrían extenderse. «

Gestos

Temer y Macri se han visto dos veces en ocho meses. En octubre, el brasileño visitó Buenos Aires para relanzar la relación, y el líder del PRO devolvió el gesto con una visita oficial a Brasilia de 12 horas el 6 de febrero. En la Cancillería niegan que hayan sido en apoyo al cuestionado mandatario interino, pero Macri es uno de los pocos jefes de Estado que lo respaldó con tanta rapidez.