Un presidente no tiene por qué saber de arándonos. El problema es si los nombra en la asamblea de apertura de las sesiones ordinarias del Congreso de la Nación y comete un error que deriva en que el Comité Argentino de Arándonos, previo agradecimiento al primer mandatario por haberlos tenido en cuenta en su discurso, saque un comunicado desmintiendo sus dichos.

Macri dijo que gracias a las obras implementadas en el norte argentino a través del Plan Belgrano, puntualmente por la renovación del aeropuerto de Tucumán, las exportaciones de arándanos habían crecido 58%. A la mención le siguieron aplausos cerrados del bloque de Cambiemos, como si se trata de un logro trascendente para la economía argentina a pesar de que la venta al exterior de la fruta citada representa el 0,2% de las exportaciones nacionales.

Lo cierto es que los productores de arándanos aclararon que no hay mucho para alardear. “El aumento del 58 por ciento de aumento de exportaciones desde el aeropuerto de Tucumán no es representativo de lo que sucede en el sector. Entre 2015 y 2016, hubo un incremento en volumen en ventas al exterior alrededor del 15 por ciento, pero comercialmente no fueron buenos los resultados económicos”, plasmaron en un comunicado oficial.

“Los arándanos argentinos pierden terreno en los mercados de exportación por falta de competitividad y esto perjudica enormemente a los productores, principalmente, a los más chicos”, siguió la nota oficial, para terminar criticando una resolución recientemente aprobada por la Comisión Nacional del Trabajo Agrario (CNTA), que reduce las condiciones de trabajo para los cosechadores de arándanos a 25 kilos por jornada.

«Desde la Cámara no tuvimos ni voz ni voto en esa normativa y no pudimos negociar. Creemos que se puso un piso para el salario variable, por encima del jornal mínimo y obligatorio, sobre un rendimiento que es bastante bajo y con el cual no podemos competir con otros países».