«Preferíamos un pronunciamiento mucho más duro sobre Venezuela», evaluó el secretario de Asuntos Estratégicos Fulvio Pompeo a Tiempo Argentino, pocos minutos antes del comienzo de la conferencia de prensa de cierre que ofrecieron los cancilleres Jorge Faurie, de Argentina, y Aloisio Nunez, de Brasil, el país que desde este viernes tendrá a su cargo la presidencia pro témpore del Mercosur. El evento para la prensa acreditada estaba inicialmente destinado para explicar todos los detalles de la cumbre de los países miembros del Mercado Común del Sur, pero el eje central giró en torno al pronunciamiento consensuado sobre Venezuela, que finalmente no incluyó los planteos de expulsión del gobierno bolivariano del Mercosur que promovían los gobiernos de Brasil y Argentina.

«Es mejor eso que no tener ningún texto», argumentó el jefe del Palacio de Itamaraty, mientras que su par argentino, no quiso explicar las razones de la versión final que firmaron los estados partes y los estados asociados, aunque una alta fuente de la Casa Rosada confió a este diario que el estado parte que se negó a sumarse a los planteos de los mandatarios Mauricio Macri y Michel Temer fue el presidente uruguayo Tabaré Vazquez, que apenas pisó el aeropuerto internacional de El Plumerillo, anticipó que su país tiene una posición muy clara: “Nosotros consideramos una política que es de Estado en nuestro país, que se ha desarrollado a lo largo del tiempo» y que tiene que ver con el «respeto al derecho internacional, respeto a la no intervención de países terceros en asuntos internos de los países, respeto a la autodeterminación». Esa política de Estado, «nos ha guiado permanentemente», djo este jueves. Ese concepto fue reiterado varias veces durante el encuentro de presidentes que concluyó hace instantes en la ciudad de Mendoza.

«En la reunión hubo países que planteábamos que Venezuela no debe estar en el Mercosur, porque no es una democracia, y otros planteaban que no se tenían que ir nunca. Finalmente encontramos una posición común», contó a este diario uno de los funcionarios que presenció la ronda de mandatarios.

El documento final. A contrapelo de las certezas que dijo Faurie desde que pisó Mendoza, el texto que firmaron los «estados partes del Mercosur y los estados asociados de Chile, Colombia y Guyana, así como México, reiteran su profunda preocupación por el agravamiento de la crisis política, social y humanitaria en la República Bolivariana de Venezuela». Luego, hicieron «un urgente llamado al cese de toda violencia y a la liberación de todos los detenidos por razones políticas, instando al restablecimiento del orden institucional, la vigencia del Estado de derecho y la separación de poderes, en el marco del pleno respeto de las garantías constitucionales y los derechos humanos. Exhortan al Gobierno y a la oposición a no llevar a cabo ninguna iniciativa que pueda dividir aún más a la sociedad venezolana o agravar conflictos institucionales».

La versión inicial del texto impulsado por Argentina no incluía a la oposición al gobierno de Maduro, y hablaba literalmente sobre el pedido de suspensión de la asamblea constituyente prevista para el próximo 30 de julio.

La discusión, confió otra fuente diplomática, fue «párrafo por párrafo» y al final sostiene que los firmantes están «convencidos» de «que la solución a la crisis sólo podrá ser resuelta por los venezolanos» e «instan al Gobierno y a las fuerzas opositoras de la hermana República Bolivariana de Venezuela al diálogo, que permita una concertación política creíble. Finalmente, los Estados Partes del MERCOSUR y los Estados Asociados de Chile, Colombia y Guyana, así como México, reiteran su plena disposición a acompañar ese proceso de diálogo entre venezolanos de la manera en que sus actores estimen más conveniente».

La versión original del texto, que contaba con los acuerdos de Argentina, Brasil y Paraguay, tuvo que ser sensiblemente suavizada por el planteo del socio permanente más chico del Mercosur.