“Hay policías que son violentos y hay que sancionarlos”. La frase pertenece, sorpresivamente, a Emmanuel Macron. El presidente de Francia emitió esa declaración que parece darle la razón a las protestas. Claramente, intentó quitarle sustento a las manifestaciones Pero no evitó que miles y miles hayan salido este sábado, de nuevo, como la semana pasada, a las calle en una centena de ciudades de Francia para reclamar contra la Ley de Seguridad Global y la violencia policial. El cuestionado proyecto de ley postula multa o prisión de un año a quienes difundan imágenes u otros elementos que permitan identificar a policías en el cumplimiento de sus funciones con el fin de “atentar contra su integridad física o mental”.

La manifestación en París, iniciada en la Puerta de Lilas bajo el lema «Por los derechos sociales y la libertad», volvió a contar con una muy nutrida participación, mayoritariamente de jóvenes. Y en esta ocasión también se incluyeron numerosos activistas del movimiento de los ‘chalecos amarillos’.

Otra vez algunos manifestantes portaron estandartes con la imagen de Diego Armando Maradona.

En el acto en Marsella, en el sur del país, participó el líder de La Francia Insumisa, Jean-Luc Mélenchon, quien emplazó a los manifestantes a «tirar a la basura» la ley de seguridad. «No hay vergüenza en dar marcha atrás», argumentó desde un antiguo local de hamburguesas convertido en comedor social.

El proyecto, además, generó una fuerte crítica por parte del gremio de periodistas, quienes temen que se les prohíba filmar o fotografiar las acciones de la policía durante las protestas, restringiendo la libertad de los medios de comunicación, a pesar de las declaraciones de Macron.

El partido del Gobierno, La República en Marcha, finalmente cedió a las presiones y se comprometió a reformular los puntos más polémicos del texto que fue aprobado hace dos semanas por la Asamblea Nacional y tiene pendiente la votación en el Senado.

Las masivas protestas contra el proyecto derivaron en graves enfrentamientos el sábado pasado entre policías y manifestantes que dejaron numerosos heridos, entre ellos; 98 uniformados y 81 civiles detenidos.