A los 18 años tiene claro que todo puede cambiar en el futuro, pero sabe disfrutar los momentos. Maite Lanata espera con entusiasmo el inminente estreno de Yanka, una historia de aventuras y acción sobre la cultura mapuche, su primer protagónico en cine. Maite es muy joven, pero ya construyó una carrera importante. Este año acaparó todas las miradas interpretando a un chico trans en 100 días para enamorarse (Telefe).

Maite Lanata actuó por primera vez con once años en El elegido, la popular novela protagonizada por Pablo Echarri, donde asumió el papel de Alma, una nena con autismo, por el que obtuvo una nominación a los Premios Martín Fierro como revelación. Pero su prioridad era el colegio y fue seleccionando papeles especiales, sin apurarse nunca. Entre otros trabajos, se destacó haciendo de Luna, una joven secuestrada dentro de una cárcel, en la primera temporada de El Marginal.

Pero el gran salto a la masividad fue de la mano de 100 días para enamorarse (Telefe). Allí interpreta a Juani, un adolescente que no siente como propio su cuerpo de mujer y atraviesa una etapa de transición y búsqueda de identidad sexual que la lleva a convertirse en Juan. «Me gusta mucho ese personaje porque es un tema muy delicado que nunca se había tratado en la televisión masiva, un chico trans en el camino a reconocerse como tal no era algo de lo cual había muchas experiencias previas. No quise hacerlo al pasar, era un papel que requería una preparación y un conocimiento. No quise salpicarlo con  prejuicios y elementos que todos tenemos muchas veces por desconocimiento», confiesa. Antes de interpretar a Juani/Juan, Maite se reunió con representantes de la Asociación de Familias Diversas de Argentina (AFDA) para conocer experiencias de algunos chicos trans. También vio documentales y  películas, despejó dudas y absorbió mucha información. «Me gustó encarnar algo que era necesario que alguien cuente. Los jóvenes somos generacionalmente más abiertos, pero la diversidad es algo que todavía necesitaba hablarse, y es muy importante que se haga desde un medio masivo. El arte relacionado con una necesidad social es algo que se debería estimular.»

Según Maite, «estamos en un momento que se intenta estigmatizar mucho a las personas, ponerles rótulos: de este lado o del otro. Creo que nos deberíamos enfocar más en intentar transmitir las posturas sin juicios de valor, pero mostrando aquello que no se visibiliza.”

En su familia no hay actores. Pero su sensibilidad tiene que ver con el apoyo  y educación que le dieron sus padres. «Soy hija única y que estén pendientes de mí y lo que quería me hizo formar una personalidad más comprometida con los asuntos que me parece importante contar. Pero no es una fórmula: a mí me pegó así. Los papeles me ayudaron a madurar y a encauzar mi curiosidad para el trabajo de una manera bien entusiasta. Soy muy autocrítica, me gusta mirarme para ver qué y cómo tengo que mejorar», revela.

Yanka, su primer protagónico, también tenía algo de interesante para ella. «Creo que esta película ayuda a acercarnos a los valores mapuches. Es importante para hablar de nuestros orígenes y reconocernos. No podemos negar que son parte de nuestra historia», señala. Luego hace un silencio y agrega: «También me atrajo el género. No se hacen muchas películas de acción y aventuras para adolescentes en nuestro país. Disfruté con los efectos especiales por la imaginación que había que poner en juego para armar el personaje. Me gusta interpretar papeles que me sacan de mi zona de confort, que me generan un desafío, una incomodidad, que son contradictorios o que difieren de mi propia personalidad».

Su futuro ya tiene algunos proyectos concretos y deseos claros. «Me gustaría hacer más cine porque una novela impone un ritmo agotador. Está buena la recepción del público, pero me siento mejor con un ritmo más relajado para crear mejores detalles. En diciembre voy a grabar la segunda temporada de El jardín de bronce, la miniserie de HBO», adelanta. Allí compartirá pantalla con Joaquín Furriel, Luis Luque, Julieta Zylberberg y Gerardo Romano, entre otros. «Es otro papel muy interesante. Me gusta hacer personajes intensos y una vez más voy a poder darme el gusto», concluye. «

La travesía fantástica y los sueños de Yanka

La historia de la película que protagoniza Maite Lanata se centra en Yanka, una niña de 13 años que vive en la ciudad y extraña a su madre. Yanka perdió a su progenitora hace años en el bosque del Copahue, la noche en que el volcán Lanín entró en erupción por última vez y nunca más volvió a saber de ella. Cuando el padre rehace su vida, Yanka decide ir al bosque a buscar a su madre. A lo largo de esa travesía fantástica, Yanka descubrirá que es la última descendiente de la dinastía de los GwenWinkul, cuidadores de la tierra, y deberá enfrentarse a Pillán, la furia del volcán, para detener su ira antes de que se complete el eclipse lunar que traerá la erupción fatal.

Iván Abello, el director del film, es neuquino y de origen mapuche. Para crear esta aventura tomó historias que escuchó de pequeño, le sumó su imaginación y armó una ficción con elementos fantásticos para concretar dos de sus objetivos como cineasta: trabajar el género infantil de la fantasía, un nicho vacío en el cine local, y hacerlo con un fuerte sentido regionalista. «Creo que era algo que había que transmitir. Mi primera premisa al arrancar fue hacer pensar a todos la conexión que tenemos con los pueblos originarios y hacernos cargo de eso como argentinos. Tomar elementos de esta cosmovisión ancestral me permite trabajar lo imaginario de este género desarrollando personajes y detalles atractivos, algo novedoso para nosotros porque superamos los miedos a los altos costos de producción de este tipo de películas», asegura Abello.

Yanka

Con Maite Lanata, Juan Palomino, Enrique Dumont, Gastón Pauls, Laura Azcurra y Hugo Arana. Estreno: 6 de septiembre.