En el último año el sector privado destruyó algo más de 160 mil puestos de trabajo con foco particular en la industria y el comercio que explican 69 mil y 46 mil de esas pérdidas respectivamente. Otro sector que aporta un volumen importante de bajas en el período es el de inmobiliarias que resignó unos 15 mil empleos. La pérdida, equivalente al 2,5% de los puestos existentes en marzo de 2018, lleva los niveles de empleo del sector privado a rangos similares a los existentes en marzo de 2013. Así las cosas, en apenas un año, se destruyeron los puestos de trabajo generados en cinco.

La consultora Manpower, sin embargo, dio a conocer su informe de generación neta de empleo para el tercer trimestre de este año. El relevamiento, que se realiza sobre más de 800 empresas, luego de varios trimestres de guarismo negativos, arrojó como resultado un punto positivo. Eso implica que la diferencia entre el porcentaje de empleadores que aseguran que generarán puestos de trabajo en el período julio-septiembre supera en un punto a los que reconocieron tener pautadas cesantías. El dato, que implica un quiebre de tendencia para el año, sin embargo, se ubica cuatro puntos por debajo del registro de hace un año. Aquellos pronósticos, vale aclararlo, no se cumplieron toda vez que, lejos de la recuperación augurada, en el período analizado se perdieron 36 mil empleos medidos en forma neta.

Para Fernando Podestá, Director Comercial de Manpower Argentina, “se vislumbra un cambio en la tendencia según lo que indican los anteriores períodos relevados. Sin embargo, se mantiene una posición cauta de los empleadores argentinos respecto de las expectativas de contratación”.

Sin embargo, los últimos datos oficiales, dan cuenta de una tendencia bien diferente. La Encuesta de Indicadores Laborales (EIL) que realiza la Secretaría de Trabajo de la Nación sobre más de 3 mil empresas en todo el país, en su último relevamiento del mes de abril, dio como resultado un guarismo negativo de 1,1 para los meses de mayo a julio.

Se trata del sexto mes consecutivo en el que las expectativas empresarias de creación de empleo arrojan cifras negativas y el octavo entre los últimos nueve. Según los propios funcionarios de la cartera laboral, un “mercado de empleo saludable” es aquel en el que el saldo de respuestas positivas y negativas se ubica entre 3 y 6 puntos positivos. Esto no ocurre desde mayo de 2018.

Pero además, las cifras que divulga el INDEC también dan muestras de una tendencia contraria al menos en lo que al sector industrial y la construcción se refiere.

El índice de producción industrial manufacturero del mes de abril que dio como resultado una caída acumulada durante el año del 10,6%, además, dio a conocer el resultado del estudio de expectativas de la industria manufacturera. De allí surge que el 26,5% de los empresarios consultados manifestaron que reducirían sus dotaciones en los siguientes tres meses mientras que apenas un 7,7% prometió incrementarlas. El diferencial arroja un dato negativo de 18,8 puntos. En lo que a horas de trabajo se refiere el mismo dato escala a 25,5 puntos (33,5% vs 7%).

Pero además, el informe de Utilización de la capacidad instalada de la industria que se conoció hoy da cuenta de una caída muy fuerte medida en forma interanual. Es que, según el relevamiento, la industria se encuentra trabajando en un 61,6% de su potencialidad mientras que hace un año lo hacía en un 67,6%. El escenario conlleva implícitamente un retroceso productivo del 8,9% cuando los mencionados 69 mil puestos perdidos por el sector manufacturero equivalen a una pérdida del 5,6%  en el empleo sectorial. Para divisar una recuperación de puestos de trabajo, primero, habría que registrar una reactivación de la actividad.

 Por el lado de la Construcción, el Índice Sintético de la Actividad (ISAC- INDEC), que registró una caída interanual del 7,5% en abril y del 10,3% en el acumulado de los primeros cuatro meses del año, también da cuenta de una tendencia negativa en las expectativas empresarias.

Un 32% de las firmas que participan de la obra privada prevé una reducción de sus dotaciones mientras que apenas un 8% señaló que la incrementaría. Un diferencial negativo de 24 puntos.

En lo que se refiere a la obra pública, el 52,4% de las constructoras reconocieron intenciones de reducir personal y apenas un 4,7% se manifestó en un sentido positivo. La diferencia, en este caso, llega hasta los 47,7 puntos.

El escenario electoral, por otra parte, nunca ha sido el más propicio a la hora de tomar decisiones de inversión.