Por cuarta vez desde que está en el gobierno, el PRO desplegó una de las estrategias de marketing directo que utiliza desde la campaña: los timbreos. En esta oportunidad, las recorridas barriales se realizaron en distintos puntos del  país y fueron protagonizadas por el presidente Mauricio Macri y parte de su Gabinete nacional, aunque la ausencia más notoria fue la del ministro de Energía y Minería, Juan José Aranguren, que no participó de los grupos que golpearon puertas en la provincia de Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe, La Rioja, Mendoza, Entre Ríos y Misiones. 
El timbreo marcó el regreso de Macri a esta práctica de campaña, ya que el mandatario no había participado de la experiencia anterior, que sus funcionarios realizaron luego del cacerolazo del 14 de julio. 
El “cuerpo a cuerpo” había sido planificado la semana anterior y estaba preparado, entre otros objetivos, para apuntalar la imagen del gobierno luego de la decisión de la Corte Suprema de Justicia de la Nación que finalmente anuló la aplicación del tarifazo del gas a los clientes residenciales y mantuvo un tope del 500% en el incremento para los grandes consumidores. “Con un resultado o el otro lo íbamos a hacer igual”, explicó uno de los funcionarios que distribuyó el instructivo de Cambiemos, que fue enviado a todos los puntos del país donde hubiera un timbreo. Sin mencionar la palabra “tarifazo”, el aparato comunicacional redactó al menos ocho respuestas dentro de una veintena de disparadores discursivos para contestarle al público, bautizadas como “los diez goles” de la administración de Macri. “Cómo extrañaba esto”, celebró el presidente cerca del mediodía de ayer en la localidad bonaerense de San Miguel, para mostrarse al frente de los batallones de funcionarios.
Con planificación previa o no, el timbreo quedó íntimamente ligado a la respuesta del gobierno luego del fallo de la Corte, una decisión que disparó distintas lecturas y profundizó internas dentro del Gabinete nacional. La mayor tirantez la sostiene el presidente de la Cámara de Diputados, el bonaerense Emilio Monzó, que ya advirtió al Ejecutivo de las crecientes dificultades para que el oficialismo conduzca la agenda legislativa durante un segundo semestre cuyo desenlace todavía es desconocido. El principal destinatario de las advertencias y quejas del jefe de la Cámara Baja, además de Aranguren, es el jefe de Gabinete Marcos Peña. La tensiones, admiten dentro del Gabinete económico, también son compartidas por el ministro del Interior y Obras Públicas Rogelio Frigerio, que coordina con Monzó la estrategia legislativa del Ejecutivo en el Congreso y ya mantuvo largos debates con Aranguren, Prat-Gay y Peña sobre el tarifazo. En todos los partidos, los que dicen haber jugado como “palomas” en esa interna, perdieron ante el dedazo presidencial a favor de Peña y Aranguren.
Tanto el ministro de Energía como su jefe inmediato están bajo fuego de sus pares dentro del Gabinete nacional. La Casa Rosada buscó mostrar moderación sobre el impacto del fallo, pero en la intimidad cada vez son más los que viven el desenlace cortesano como una derrota política con consecuencias económicas complejas, especialmente por el impacto que tendrá sobre los precios la aplicación del incremento a los grandes consumidores (ver páginas 3 y 4), y por el financiamiento del déficit que Macri pensaba descargar en el aumento a través de la reducción de los subsidios a la tarifa del gas.
Un sector del Gabinete sostiene que el fallo de la Corte es una “pésima señal” para las inversiones que el gobierno espera del exterior en materia energética, mientras que otro sostiene que las consecuencias de la aplicación del ajuste no sólo profundizarán un escenario de estanflación sino que provocarán mayor debilidad para 2017, el año electoral próximo donde el oficialismo deberá revalidar los títulos en los primeros comicios legislativos que Macri enfrentará como presidente. En ese mapa de tensiones, la provincia de Buenos Aires ya es materia de disputa y también germen de una interna en la que Monzó acusa a Peña de haberlo extirpado del armado bonaerense del año que viene, una decisión que también limitó el creciente alcance de Frigerio, desde hace dos semanas muy ausente de los anuncios de obras que ahora monopoliza Peña, timbrazos mediante.
El manual
El texto con el que la Casa Rosada envió a sus ministros a contrarrestar el efecto del fallo buscó cambiar el eje de discusión y centrarlo en las medidas sociales implementadas por Cambiemos para garantizar dinero en el bolsillo de los ciudadanos. Sin mencionar que ninguna de ellas logró atenuar el efecto de la devaluación y la disparada inflacionaria, el relato hace eje en la devolución del IVA a jubilados y beneficiarios de la AUH, asignaciones para monotributistas y planes anunciados pero aún no ejecutados por el gobierno. 
El texto con mayor despliegue es el destinado a las tarifas: se afirma que el aumento fue «una decisión difícil de tomar» pero «no se podía esperar más», que a la Argentina «le falta energía» y que el tarifazo sólo afecta al 50% de los usuarios. «