Compartieron esa despedida de Lula da Silva antes de que el dos veces presidente brasileño se presentara para ser detenido por orden del juez Sergio Moro, en abril pasado. Y el antiguo dirigente metalúrgico los presentó como los continuadores de la lucha política en tiempos en que la política parece haber entrado en un cono de sombra ante los ataques más despiadados de la derecha. Manuela D´Avila, uno de los mayores cuadros del Partido Comunista de Brasil (PCdoB) fue finalmente candidata a vice por el frente del PT en las últimas elecciones y Guilherme Boulos, integrante del Movimiento de Trabajadores Sin Techo (MTST), fue aspirante a la presidencia por el Partido Socialismo y Libertad (PSOL) en una alianza tácita de la izquierda en favor de Fernando Haddad para la segunda vuelta. Ambos fueron las estrellas de la noche en la segunda jornada del Foro Mundial del Pensamiento Crítico que se llevó a cabo en Ferro. Un encuentro en el que el ex mandatario brasileño estuvo presente porque el grito de «Lula libre» atronó el miniestadio y porque su situación rondó en el discurso de los jóvenes dirigentes (36 y 37 años respectivamente) en esa hora larga en que fijaron posición sobre este dramático momento que vive Brasil y la región.

De entrada nomás Pablo Gentili, secretario ejecutivo de Clacso, marcó la otra clave de los tiempos. Haddad debía también participar de esa mesa de debate pero no pudo viajar porque horas antes un juez le abrió proceso por un supuesto caso de corrupción cuando fue alcalde de San Pablo, entre 2013 y 2017. Gentili recordó que Jair Bolsonaro, electo presidente, había prometido encarcelar a Haddad ni bien asumiera su cargo. También recordó el cientista social, docente en la Universidad de Río de Janeiro, que Bolsonaro había advertido a los simpatizantes de la izquierda que en su gobierno solo tenían dos opciones, la cárcel o el exilio.

Ese guante fue recogido por Boulos, el primero en hablar ante una multitud mayormente integrada por residente brasileños en Buenos Aires. Razón suficiente para que los dos expositores hablaran en portugués, con traducción simultánea en las pantallas de televisión, a pesar de tener un castellano perfecto.

«Con Bolsonaro ganó la más perversa de la alianzas del neoliberalismo económico», dijo Boulos, para agregar luego de mostrar su apoyo a los médicos cubanos que dejaron Brasil tras otras escandalosas amenazas del futuro mandatario. «Nuestra elección no es entre cárcel y exilio, sino las calles de Brasil para resistir la tiranía», respondió el líder de los Sin Techo brasileños.

«Hay una peligrosa crisis democrática en el mundo -explicó a continuación- hay una democracia secuestrada». Y detalló que «el poder económico se vuelve cada vez más incompatible con las formas democráticas más básicas de decisión y participación popular». Y definió al ultraliberalismo que sostiene políticamente a ese proyecto como un plan que ataca a los pobres y privatiza todo «en alianza con un conservadorismo moral que ataca toda forma de diversidad con el más duro autoritarismo».

Boulos advirtió especialmente sobre una ley que trata en estos momentos el Congreso de su país y que tiende a considerar como terrorismo a cualquier tipo de manifestaciones en reclamo de derechos. «Si quieren eliminar al MTST tiene una forma: construyan siete millones de casas para trabajadores sin techo», dijo, «hagan la reforma agraria y así terminarán con el Movimiento sin Tierra (MST)».

Recordsando a Frei Betto, Boulos también recalcó que es hora de «dejar el pesimismo para momentos mejores», y tomó como ejemplo al padre de Darío Santillán, con el que se entrevistó estos días. «Me dijo que el futuro es nuestro, que no debemos recular. Si él, que perdió un hijo en 2002 nos dice eso, no podemos renunciar a la lucha».

Puso como ejemplo, también, el de Marielle Franco, la militante del PSOL asesinada en marzo pasado. «Es momento de estar juntos, de mantener la esperanza, de crear un Frente Amplio por la democracia y los derechos en Brasil detrás de esas tres T que promueve en Papa Francisco: Techo, Tierra y Trabajo».

Manuela D´Avila, una destacada y precoz dirigente que desde su adolescencia milita en el comunismo, abrió su mensaje recordando que «aquí está un pueblo sin miedo a luchar». Luciendo su ya clásica remera con la frase «Luche como una garota», Manuela fue interrumpida varias veces por su pequeña hija, que tenía una remera igual y jugueteaba en el escenario como si estuviera en el living de su casa y la madre hablara con amigos.

«Este espacio me recuerda al primer evento del que participé y donde pude actuar en la organización», dijo la ex candidata a vice. Hablaba del Foro Mundial Social que en 2001 se desarrolló en Porto Alegre, la ciudad en la que ella nació y se crió. Ese encuentro, propuesto como contracumbre del de Davos, que nuclea a los poderes económicos comprometidos con la globalización neoliberal, marcó nuevos rumbos en América latina especialmente. Dos años más tarde, como señaló la lideresa del PCdoB, Lula llegaba al Planalto y Néstor Kirchner a la Casa Rosada.

«Nos criticaban, entonces -indicó- nos decían que pensáramos localmente pero actuáramos globalmente, nos decían que no sabíamos organizarnos, que había muchas diferencias. Pero luego vino Lula, y Néstor, y Lugo, Tabaré, Correa». Por eso, agregó, «no hay mal que dure cien años ni invierno que no vea la primavera».

Pero tuvo un momento de análisis sobre los nuevos tiempos para la política.»Creo que el capitalismo no necesita más de salidas democráticas para enfrentar la crisis, por eso Bolsonaro», dijo. «Muchos marxistas creen que llegamos al fin de ese espacio que se construyó con la revolución francesa», agregó.

La explicación a esta perspectiva es que «había un espacio común para hacer política, una gramática común donde se disputaban proyectos sobre la realidad». Ahora, a través de las redes sociales, se generó otro espacio donde crece el odio » que parió a un fascista» y se degradó esa «empatía construida históricamente con la idea de los derechos humanos».

Ahora ese espacio es como una asamblea permanente por internet, «un espacio que no es de comunicación sino de vida donde se manifiestan esos sentimientos más elementales». La incomprensión de esa nueva construcción, que supo aprovechar Bolsonaro mediante los mensajes de whatsapp que torcieron unos días antes del comicio la voluntad de millones de electores brasileños, es visto como un error. El no entender esa nueva gramática llevó al equívoco y finalmente a la sorpresa por un resultado electoral que no estaba en los cálculos de nadie.

Pero tampoco en el caso de MAnuela D´Avila el mensaje fue de desesperanza. «La primavera siempre vence al invierno»; insistió, y propuso sostenerse en la movilización, la calle y la unidad para avanzar en estos tiempos oscuros. «Cuando yo empecé a militar no había esta lucha de las mujeres y en muy pocos años aquí estamos. La disputa es por la civilización».