Margarita Stolbizer, entre otras cosas, fue diputada nacional durante 16 años. Los primeros ocho, cuando todavía era parte del radicalismo,  fueron de 1997 hasta el 2005. Luego estuvo un período fuera de la Cámara Baja. Se fue de la UCR en 2007 y volvió a ser diputada nacional en 2009, de la mano de su propia fuerza, el GEN, siendo parte de un frente. Ese mandato lo renovó y finalizó a fines del año pasado. En el medio fue candidata a gobernadora bonaerense y a la presidencia de la República. 

Este breve repaso, por un recorrido político que daría para mucho más, es para llegar al punto en que la encuentra hoy. Está pasando el cálido mes de enero en Buenos Aires. Ahora contesta el teléfono desde su casa de Morón, en el oeste del Conurbano. Sus perspectivas, seguramente, son diferentes a las de los últimos años, aunque  lo primero que deja claro es que seguirá haciendo política. «No hace falta un cargo público», dice, antes  de pasar a la actualidad.    

–¿Cómo ve al gobierno de (Mauricio) Macri después de más de dos años? 

–No han podido avanzar en los objetivos que ellos se plantearon. Hablaron de eliminar la pobreza y ni siquiera la disminuyeron. Fue al contrario,  aumentó. No le encuentran la vuelta al tema de la inflación, que es central. Sí creo que estamos un poco mejor que antes porque es un gobierno dispuesto a corregir. Por otro lado, van definiendo cada vez más su perfil. El resultado electoral los puso en una posición de mayor seguridad y demostraron que están dispuestos a ir por todo. Impulsaron la reforma previsional y le metieron la mano en el bolsillo a los jubilados. Hablan de achicar el Estado despidiendo empleados, pero contratan consultoras privadas. 

–Cuando dice perfil, ¿se refiere a lo ideológico?

–Sí, pero no es sólo eso.El episodio que protagonizó el ministro de Trabajo, (Jorge) Triaca, muestra el ADN del gobierno. El insulto a la empleada, el haberla tenido en negro, el haber usado la influencia del Estado para nombrarla en otro lado. Atrás de todo eso, que es inadmisible, hay un ADN. 

–¿Se refiere a que tienen una visión jerárquica y clasista de la sociedad? 

–Sí, a eso me refiero. Macri se la pasó todo el año pasado hablando de la industria del juicio. Llegó a sugerir que un trabajador se corta un dedo para poder hacer un juicio. Es una concepción muy antiobrera.  A mí me parece muy bien que se investigue a los sindicalistas que sean corruptos, pero no por eso dejo de reconocer la necesidad de tener un movimiento obrero organizado que represente a los trabajadores. Ellos (el oficialismo) van en contra de todo eso. No creen en la política, ni en las organizaciones sindicales. 

–En algún momento, al inicio del nuevo gobierno, tuvo una postura de mayor consideración con María Eugenia Vidal. ¿Cree que representa algo distinto a Macri?

–Siempre tuve con ella un buen diálogo. Es una persona de diálogo. En eso es distinta. Además es alguien que se parece más a las personas que representa. Viene de un hogar de clase media. Vive parecido al resto de los bonaerenses, Macri no. A él le cuesta mucho más entender los problemas del ciudadano común. Ahora bien, yendo al fondo de la cuestión, Vidal es igual que el gobierno nacional. El aumento de impuestos a los sectores medios, por ejemplo, es el correlato del proyecto que impulsa Macri a nivel nacional.   

–Usted suele poner un gran acento en el tema de la corrupción, ¿cómo ve al gobierno en esa materia?

–Hicieron muy poco para que haya más transparencia. Los conflictos de intereses se multiplican en todas las áreas y son un riesgo latente. Los conflictos de intereses son la puerta a la corrupción. Caminan por la cornisa. El conflicto de interés no es un delito pero crea las condiciones. Poner a CEOs de empresas en cada área, es dejar al zorro cuidando el gallinero. Los funcionarios públicos tienen que controlar a las empresas privadas. Es difícil resolver esas cuestiones. Y no han hecho nada para traer más transparencia. Hace años que duerme en el Congreso la reforma a la Ley de Ética Pública en el capítulo de conflicto de intereses. A todo esto hay que sumarle una oficina anticorrupción que no tiene ninguna independencia. Laura Alonso sólo se ocupa de lo que pasó antes, no de lo que ocurre ahora. 

–Ya pasaron varios meses de la elección, ¿qué evaluación hace de su alianza con Sergio Massa? 

–El análisis debe ir más allá del resultado electoral. Hicimos lo que debíamos hacer y lo que podíamos hacer. Creo que tenemos que construir una expresión política más amplia y que eso no lo podía hacerlo sola y no tenemos que dividirnos. Fue un acuerdo que no se hizo con urgencia. Empezamos a hablar después de la elección de 2015 y  comenzamos a construir una agenda común respecto del rol que debía cumplir la oposición a Macri. Eso llevó a que, en marzo de 2016, presentáramos una agenda legislativa conjunta. Fuimos conociéndonos y ganando confianza. El frente electoral terminó siendo algo natural. 

–¿Y respecto del resultado…?    

–No fue el que esperábamos. Hubo una polarización muy grande. Fue más fuerte de lo que nosotros creíamos que podía ocurrir en una elección legislativa. El gobierno utilizó el miedo de mucha gente a la vuelta al pasado. Fue la estrategia central del gobierno. 

–¿Se imagina de nuevo en un frente con Massa? Muchos dirigentes del Frente Renovador hablan de volver al peronismo…

–Lo de volver al peronismo es algo difícil de explicar. ¿Qué es el peronismo, (Gustavo) Menéndez? (intendente de Merlo, titular del PJ bonaerense). A veces creo que hay mucho de fantasía. Me parece que Massa no tiene la intención de volver a un espacio político con gente con la que ya no tiene nada que ver. De todos modos, no puedo hacer futurología. No sé lo que van a hacer. Las interna del PJ es una discusión que no me interesa. Yo voy a trabajar por  una alternativa progresista y ética. Muchos referentes pueden estar en ese lugar, Massa también. 

–¿Es posible construir por fuera de la UCR o el PJ?

–Me parece que Macri es la prueba de que sí. La situación es al revés de lo que sugiere la pregunta. El que intente meterse en las estructuras del radicalismo y del peronismo no tiene destino. Lo que sí creo es  que para conformar algo nuevo hay que nutrirse de peronistas y de radicales. 

–¿Hay un sector social que demanda una expresión progresista no peronista? 

–La idea de no peronista no me gusta. No quiero un esquema que arranque con el anti. No se puede armar una fuerza con expectativa de poder sin  recoger parte de nuestra historia, del peronismo y el radicalismo. (Mauricio) Macri armó una expresión de derecha o centro-derecha nutriéndose del radicalismo y del peronismo. Me parece que hay un espacio vacante para una fuerza progresista y ética que mucha gente está esperando. 

–Usted fue diputada nacional muchos años, ¿cómo será ahora su vida política?      

–La política no se hace sólo desde un cargo público. Voy a trabajar mucho para rearmar el GEN. Y también con la idea de construir un espacio progresista y ético. A eso es lo que voy a dedicar mi tiempo. Además armé una ONG, Bajo la Lupa, dedicada a temas de justicia, transparencia y derechos humanos. Yo no tengo un doble estándar. Muchos hablaban de la necesidad de transparencia en el gobierno anterior, ahora forman parte de este gobierno y arriaron las banderas.  El tema de la corrupción no es sólo hacia atrás sino hacia el futuro. «