Fascinada por el universo de la escritora Marguerite Duras, la actriz y directora Stella Galazzi decidió crear la obra La lluvia de verano, basada en la novela homónima de la autora francesa, emblema de la fortaleza que debe tener una mujer que encuentra una voz propia en un mundo de hombres. La familia, la pobreza, la historia de los inmigrantes y un niño que descubre que sabe leer sin haber aprendido a hacerlo, son algunos de los puntos de partida de este espectáculo poético y con un anclaje audiovisual, que funciona como un relato paralelo. 

“Marguerite Duras tiene una mirada ideológica sobre el mundo. A la vez se mete mucho con las sensaciones y los recuerdos personales de su infancia. Se mira hacia adentro con tanta profundidad, que todo se modifica cuando tiene que decir algo sobre el mundo exterior”, explica Stella Galazzi, quien se ocupó de hacer la transposición de la literatura al teatro, de una novela en la que ella vio teatralidad apenas la leyó. 

En La lluvia de verano el conflicto se desencadena a partir de que un chico se niega a ir a la escuela porque allí le enseñan “cosas que no sabe” y ese argumento va atravesando a sus padres, a su maestro, a sus hermanos y a toda Francia. “Me interesó mucho el planteo que hace de la vida de los inmigrantes y el prejuicio con el que viven, siempre al margen del sistema. Son personas que sobreviven gracias a los subsidios y tienen muchos chicos y en ese mundo con reglas propias, estos chicos leen. Duras habla de la vida de la mano de los libros, que proponen un conocimiento que lleva a un lugar imparable. Este chico, al encontrarse con que puede leer solo, se empieza a generar una serie de hechos que lo despegan de la infancia y se mete en determinados mundos”, define Galazzi. 

Para la directora, Marguerite Duras es una artista que encontró la libertad y, eso, la llenó de desparpajo. “Al principio ella estuvo bastante relegada, como la mayoría de las mujeres que tienen una voz propia. Hasta que su novela El amante se volvió bestseller, ella estuvo muy marginada. No soportaron el sello que instaló. La mujer sigue siendo resistida”, asegura y emprende viaje hacia la marcha en defensa de la universidad pública. Porque ella también es una mujer en lucha. «