María Teresa Viera sabe que tiene que pelear un poco más. Siente, por ser madre, que si no lo hace ella no lo hará nadie. Esta semana se enteró de que el 15 de febrero próximo volverá a verles las caras a los sospechosos de haber torturado y asesinado a su hijo de 22 años, Fabián Gorosito, quien fue encontrado muerto tras haber tragado barro de una zanja el 15 de agosto de 2010 en un descampado de Mariano Acosta, partido de Merlo. Por el crimen están acusada una docena de policías de la comisaría local, quienes en 2013 fueron absueltos en un cuestionado fallo judicial. Poco después, Casación anuló la sentencia, y más tarde otro tribunal condenó a uno de los agentes por atormentar a tres amigos de la víctima en un episodio anterior pero vinculado al caso. Ahora, la fiscalía de Morón y la familia de la víctima tienen una nueva oportunidad de conocer la verdad.

Ante el nuevo debate, María prefiere no hacerse ilusiones y ser cauta. «Es que ya me choqué contra una pared y fue muy duro salir adelante», explica. Durante la entrevista que brindó en su modesta casa, donde cada rincón remite a un recuerdo de Fabián, no se guardó nada excepto las lágrimas. Más allá de ciertas pausas en su relato, concluye que no es el momento de llorar. La existencia de su hijo de cinco años, que llegó cuando la mujer tenía 43, no mitiga la pérdida de su primogénito, pero la obliga a ser fuerte.

–¿Cómo tomó la realización de este nuevo juicio?

–Tenía muchas emociones juntas. Recordé lo que me había dicho Norita Cortiñas una vuelta en un encuentro en Chapadmalal: que haga de cuenta de que es un partido y que ellos me ganaron 1 a 0 y que esta vez yo me prepare para ganar la revancha. Tengo mentalizado eso. Que es un partido más y que voy a ir con los botines de punta. Toda esta semana estuve asimilándolo. Este juicio va ser diferente. Ya no es como antes…

–¿Cómo era antes?

–Estaba de duelo. Obvio que lo voy a tener toda la vida, pero aprendí de las mismas mamás que han perdido un hijo a no sentirme sola, a levantarme y a no mostrarle a la gente mi dolor porque ellos (los policías) se agarran de eso. Siento que eso es lo que me pasó en el juicio de Fabián. Yo lo estaba llorando a él y ellos me insultaron, me verduguearon, me basurearon y me pisaron.

En 2013, el Tribunal Oral en lo Criminal N° 5 de Morón enjuició durante unos tres meses a once policías de la Comisaría 6° de Merlo y a la mujer de uno de ellos, sospechados de haber levantado de la calle a Fabián, llevarlo a la seccional, donde le aplicaron una intensa sesión de «submarino seco» y de tirarlo en la zanja de un descampado cuando aún agonizaba. El oficial Ángel Manuel Sosa también debía ser de la partida, pero alegó problemas psiquiátricos y fue llevado a juicio posteriormente. Cinco de los imputados llegaron al debate oral encarcelados.

Todo el proceso fue tenso, pero el momento de mayor violencia simbólica fue durante la lectura de la sentencia, cuando los policías se abrazaron y se animaron, incluso, a sonreír ante los deudos. Aquel 29 de agosto, los jueces Carlos Thompson, Susana De Carlo y Angélica Parera ordenaron militarizar el edificio de Tribunales, previendo el escándalo que desataría la absolución.

El abogado Silvio Alfonzo precisó a este diario que la Sala II de la Cámara de Casación Penal resolvió a fines de 2014 «validar todo lo que se produjo en el juicio. No se atacó la prueba. Declaró al fallo del TOC 5 nulo de nulidad absoluta por ser contrario a derecho, porque esa sentencia no reprodujo lo que los testigos declararon. Por eso sostuvieron que fue arbitraria e ilegal. Hasta explicitaron que los jueces debían ser enjuiciados». Pero eso no ocurrirá, dado que las juezas De Carlo y Parera se jubilaron y Thompson falleció. El nuevo juicio será llevado adelante por los magistrados Marcos Lisa, Carlos Torti y Agustín Gossn.

«El único error que cometió Fabián –dice María Teresa– fue salir con una mina que era la mujer de un milico, y lo pagó con su vida. El juicio terminó y la gente me seguía parando en el barrio para decirme que esta chica manipulaba a los muchachos. Yo no digo que todos lo hayan matado. Cada uno tendrá su responsabilidad. Ojalá a los principales les den perpetua, pero el resto encubrió, porque vio, escuchó y no dijo nada».

Tras la decisión de Casación de anular el fallo del TOC 5, el TOC 1 de ese mismo departamento judicial condenó a 13 años de prisión al policía Sosa por haber torturado tres días antes del crimen de Gorosito a tres amigos suyos: «Los vejaron para saber dónde estaba Fabián. Lo más intrépido es que en el medio de este juicio una patota policial se metió en la casa de las víctimas sin orden judicial para amedrentarlos», graficó el abogado de la querella. 

La defensa de los policías pide un juicio por jurados

El inicio del nuevo juicio está previsto para el próximo 15 de febrero. Se contemplará la realización de tres audiencias por semana, por lo que el debate se extenderá hasta el mes de abril. «Pretenderemos que el juicio sea por jurados. Para que sea más limpio», explicó a Tiempo uno de los abogados defensores de los imputados, que prefirió el anonimato. Según la defensa, el fallo del TOC 1 de Morón contra el policía Ángel Manuel Sosa no está firme, por lo que no podría ser incluido en el debate. Se trata de un elemento clave para la querella, en cabeza de la Comisión Provincial por la Memoria y el abogado Silvio Alfonzo, que habría dado el puntapié para que la patota policial terminara dando con el destino de Fabián, quien unos días después fue encontrado muerto, con signos de torturas, en las inmediaciones de la comisaría de Mariano Acosta.

La hipótesis de los abogados defensores de los policías será la misma que plantearon en el juicio de 2013: «Nosotros entendemos que Gorosito muere de manera accidental. Tenía alcohol en sangre y fallece de una asfixia por sumersión. Queda acreditado en la autopsia. Además, hay mensajes del muchacho que dan a entender que podría haber habido un ajuste con otro malviviente», justificó la fuente. «