La Unión Ferroviaria, que dirige Sergio Sasia, firmó, la semana pasada, una fuerte reforma de las condiciones laborales. Si bien muchos de los cambios ya se aplicaban en los hechos, su consagración en la letra de un convenio colectivo, además de la incorporación de algunos cambios, ha hecho de este acuerdo un antecedente que estará presente en las discusiones paritarias de este año.

La excusa oficial para este cambio ha sido la de generar «mayor productividad y empleo», según el ministro de Trabajo, Jorge Triaca, mientras que el de Transporte, Guillermo Dietrich, agregó que beneficiaba a los trabajadores, quienes «tendrán la posibilidad de hacer carrera».

Sasia sumó su aporte: «Priorizando el diálogo sobre todas las cosas, hoy estamos dando un paso fundamental para acompañar los avances tecnológicos con herramientas que colaboren, tanto en la formación profesional como personal, de cada uno de los trabajadores», celebró el jefe de los ferroviarios.

Sin embargo, el conjunto del acuerdo apunta en la dirección contraria. Al facilitar la multitarea y el traspaso del personal de una línea ferroviaria a otra, alivia a las gerencias ferroviarias estatales la necesidad de contratar personal. Cabe aclarar que los nuevos convenios abarcan sólo a las líneas férreas administradas por el Estado, aunque podrían ser usados por los eventuales concesionarios privados que los sucedan. No incluye a las únicas dos líneas en manos privadas: el Belgrano Norte, cuya concesión caducará en 18 meses, y el Urquiza, en manos del Grupo Roggio.

La carrera ferroviaria, en tanto, no es estimulada toda vez que se achicó el escalafón a 8 categorías, todas ellas definidas de manera genérica, sin referencia a especificidades propias de la actividad ferroviaria y que permiten la polifuncionalidad. «Al achatarse la pirámide de categorías y quitarse las especificidades de las categorías, junto con la habilitación de la multifunción, se le quita interés al trabajador para capacitarse y especializarse en un área en particular; se destruye la carrera ferroviaria», aseguraron a Tiempo desde la Línea Roca.

En el mismo sentido se expresó la agrupación Bordó, que lidera Rubén «Pollo» Sobrero y que dirige la seccional Oeste de la línea Sarmiento, para la cual se busca «incrementar la productividad con la multiplicidad de tareas para los trabajadores.»

A partir del rechazo al proyecto de reforma laboral «a la brasileña», el gobierno impulsa la flexibilización de los convenios colectivos de trabajo, de forma tal que en ellos se plasmen los cambios que estaban escritos en la reforma laboral. Las empresas han acompañado esta postura, aunque algunas han señalado que hubieran preferido la sanción de una ley marco que facilitara la flexibilización por convenio.

El de la Unión Ferroviaria es el último cambio aplicado por sindicatos que aceptaron planteos similares de las empresas y el gobierno. El más recordado es el de Vaca Muerta, que de hecho le dio su nombre a estos acuerdos. En ese caso, se limitó la acción gremial de protesta de los petroleros que se desempeñan en explotaciones no convencionales y se modificaron cláusulas para reducir los costos de producción.

Esta tónica es la que se aplicó a los demás convenios que fueron cambiados: calzado, textiles, automotriz, peones rurales, personal de televisión, actividad lechera y metalúrgicos.

La presión empresaria se ha redoblado para sumar más convenios a la ola flexibilizadora. Así, en el medio de despidos y cierres, las firmas azucareras ya han reclamado cambios sustanciales en los convenios azucareros. Lo mismo sucede en el sector de pasteleros y heladeros, con Havanna y Freddo intercalando despidos con las presiones para lograr esos cambios; en la actividad de los trabajadores del carbón de Río Turbio y de los de Luz y Fuerza en Atucha. También se siente la tensión en el sector de prensa: el titular del sistema federal de Medios Públicos, Hernán Lombardi, calificó al actual convenio de prensa televisada como «completamente obsoleto».

Resta saber cómo influirá en este escenario el mayor fortalecimiento de sectores sindicales opuestos a estos cambios. «