Se puede ironizar con que Donald Trump tuvo un gesto «humanitario» y aceptó que los niños inmigrantes ahora puedan estar en la misma jaula que sus padres. Pero en la realidad poco cambió en la frontera sur de  Estados Unidos. Según varias ONG que se ocuparon en esta semana de mantener el caso en el candelero, hay más de 2300 chicos a la deriva, porque tras la nueva decisión del gobierno ahora deben reencontrarse con sus familiares, cosa que en muchos casos implica una tarea detectivesca.

Es el caso, de acuerdo a un cable de la agencia AFP, de una nena registrada como de dos años que usa pañales y que como habla quiché, lengua maya de Guatemala y México, no había forma de entenderla. Al cabo de horas de búsqueda en listas de ingresados, lograron identificarla. El nombre era otro y su única parienta es una tía que está alojada en una jaula cercana.

El caso de la separación de los niños de sus parientes escandalizó a la sociedad y potenció el debate sobre lo que se debe hacer con los inmigrantes ilegales, y además generó una fuerte controversia entre grupos evangélicos que rondan entre los legisladores republicanos y en los despachos del gobierno de Trump.

Uno de los líderes de estos sectores, Ralph Drollinger, bajó línea bíblica en favor de separar a los padres de los niños sin culpa. Exbasquetbolista de 2,18 metros de altura –llegó a jugar en el seleccionado que disputó el Mundial de Filipinas en 1978– Drollinger, arengó a sus fieles que «cuando alguien viola la ley de la tierra, debe esperar que una de las consecuencias de su comportamiento ilegal sea la separación de sus hijos»·.

El expivot del Seattle SuperSonics y Boston Celtics es cofundador de Capitol Ministries, una secta de estudios de la Biblia a la que acuden muchos dirigentes republicanos del país. Entre sus sponsors figuran Mike Pence, vicepresidente; Jeff Sessions, secretario de Justicia, y Mike Pompeo, titular de la secretaría de Estado, a quienes define como discípulos de Jesucristo, cuenta Lee Fang en el portal The intercept.

Para Drollinger, «las leyes de inmigración de cada nación deben basarse en la Biblia y aplicarse estrictamente, en la seguridad de que Dios aprueba tales acciones por los líderes de la nación». Más aún: «Excluir judicialmente a personas que podrían ser criminales, traidores o terroristas, o que poseen enfermedades contagiosas, no es racista en lo más mínimo».

Samuel Rodríguez, un pastor evangelista puertorriqueño de Asambleas de Dios y con mucha llegada a Trump, consideró en una carta pública, sin embargo, que «los efectos traumáticos de esta separación en estos niños pequeños, que podrían ser devastadores y duraderos, son de gran preocupación». «