La sucesión de indicadores adversos en materia de actividad industrial, de la construcción y desempleo, entre otros, convencieron al gobierno de la necesidad de disminuir el ritmo de reducción del déficit fiscal y de incentivar el gasto público apelando a mecanismos de financiación que se le criticaban a la administración anterior, como las transferencias de fondos del Banco Central. Algunos de esos números se dejan traslucir en el proyecto de Presupuesto para 2017, que prevé un crecimiento económico de 3,5% para el año que viene y una inflación del 17 por ciento. 

En la norma que ingresó al Congreso esta semana se proyecta un déficit del 4,2% del PBI. Esa cifra es inferior al estimado para todo 2016 (4,8%), pero mucho mayor al 3,3% que proyectaba inicialmente el gobierno para el año que viene, como parte de una escala descendente que llegaba a un virtual equilibrio entre recursos y gastos para 2019. Entre algunos de los elementos que explican el mayor gasto, se incorpora el costo del Programa de Reparación Histórica para jubilados y pensionados, que insumirá 0,6% del PBI, y un fuerte plan de obras públicas, con eje en el Plan Belgrano para mejorar la infraestructura en las provincias del norte, que servirá para sostener la demanda agregada, ante la demora de las inversiones privadas anunciadas para este segundo semestre y que todavía no se produjeron. 

El fallo de la Corte Suprema contra el tarifazo para usuarios residenciales, además, obligó a no quitar tan rápido los subsidios al consumo del gas. El gasto total del Estado se estima en $ 2,36 billones y, según cita el mensaje al Congreso que acompaña el cálculo de recursos, para financiar el déficit se acudirá al endeudamiento con el mercado local y del exterior por unos 38 mil millones de dólares, de los cuales unos 10 mil millones serían adelantos transitorios del Banco Central. “Si cambian las circunstancias, hay que cambiar los objetivos”, reconoció Alfonso Prat-Gay al presentar el proyecto de ley en la Cámara de Diputados. «Creemos que sería un error, como nos pidieron algunos sectores de la sociedad, ser más agresivos en la reducción del déficit. Creemos que eso nos llevaría a incluso quizás matar a la incipiente recuperación», agregó. Las declaraciones del ministro de Hacienda son una señal de admisión de las dificultades económicas, pero también una jugada política hacia dentro del Gabinete. 

Es sabido que Prat-Gay, junto con otros funcionarios como el ministro del Interior, Rogelio Frigerio, y el presidente de la Cámara de Diputados, Emilio Monzó, se oponen a la línea monetarista ortodoxa que lleva adelante el presidente del Banco Central, Federico Sturzenegger, y que contaría con el aval del jefe de Gabinete, Marcos Peña, y el “ala de los CEO”. Entre otras cosas, al titular del BCRA se le reprocha sostener tasas de interés excesivamente altas que “secan” el mercado y que desalientan el respaldo financiero a emprendimientos productivos. Además, el parate de la obra pública significó una caída del 14,4% en el índice del IERIC (organismo privado que releva la actividad en el sector de la construcción) y el rezago de ente 10 y 12 puntos de los salarios con respecto a la inflación derivó en una fuerte caída del consumo y en una baja interanual del 4,3% de la actividad económica, según reconoció el Indec, con cerca de 120 mil despidos en el primer semestre de este año. En líneas generales, el presupuesto prevé una recuperación del consumo del 3,5%, a tono con la suba esperada del PBI, y una inversión que crecerá un 14,4% en términos reales. Con un dólar que orillaría en promedio los $ 18, el déficit comercial treparía hasta los U$S 1866 millones. «

Fuerte apuesta a la obra pública en el año electoral 

Ante la demora en materializarse las esperadas inversiones privadas, el gobierno decidió cargarse al hombro un auspicioso plan de obra pública para impulsar la demanda agregada. Para ello incluyó en el programa de inversiones prioritarias (previsto en la ley de presupuesto para facilitar adelantos a contratistas) la Red de Expresos Regionales, el nodo que intentará conectar bajo el Obelisco casi todas las líneas ferroviarias que ingresan en la Ciudad de Buenos Aires; el soterramiento del ferrocarril Sarmiento; y las represas hidroeléctricas Néstor Kirchner y Jorge Cepernic, en Santa Cruz, y Los Chihuidos, en Neuquén. También fueron incluidas algunas de las obras previstas en el Plan Belgrano, que busca mejorar la infraestructura en las provincias del norte y que tendrá una inversión total plurianual prevista de US$ 16 mil millones. Entre ellas están el túnel Paso de Agua Negra, que vinculará Argentina y Chile a la altura de la provincia de San Juan; la modernización del ferrocarril Belgrano Cargas: y la pavimentación y conversión en autovía de varias rutas, como la 19 en Córdoba, la 81 en Formosa y la 34 en Santiago del Estero y Salta.