Miguel Ángel Peters fue declarado autor penalmente responsable de los delitos de homicidio agravado por la relación de pareja y por cuestión de género por el Tribunal Oral en lo Criminal 1 de Mar del Plata, después de que su esposa, María Dlevira Herrera, falleciera por la cantidad de golpizas que sufrió. Sin embargo, los mismos jueces le dieron al asesino, de 65 años, el beneficio del arresto domiciliario contra el pedido expreso de la fiscal Andrea Gómez.

Según reporta el sitio 0223, a pesar que en el escrito condenatorio los jueces encontraron que «los golpes reiterados en diversas partes del cuerpo le causaron lesiones que le ocasionaron su muerte (a María Delvira Herrera) por un paro cardiorrespiratorio”, al mismo tiempo indicaron que no existe «motivo alguno, ni variación en las condiciones” para revocar el arresto domiciliario. Debido a esta resolución, el femicida Peters luego de firmar el acta correspondiente salió del juzgado rumbo a su casa.

Pese a lo que declaró su esposo y homicida, Herrera murió a causa de una las brutales palizas a las que éste la sometía habitualmente. La mujer de 81 años fue internada el miércoles 15 de julio de 2015 en una clínica de Mar del Plata con la excusa de haberse caído de su silla de ruedas.

Sin embargo, los médicos que la examinaron sospecharon de esa historia y dieron aviso a la policía. Más tarde, la autopsia no pudo ser más concluyente, ya que encontró “una importante cantidad de lesiones externas e internas, descartando que las mismas pudieran ser producto de caídas accidentales, reiterando que por su evolución fueron provocadas en distintos momentos”.

El informe médico encontró la imagen justa para sintetizar el estado físico de Herrera: “Por la cantidad de golpes es como si se hubiera metido dentro de un lavarropas”.