A tres meses de asumir al frente de la municipalidad de Quilmes, Mayra Mendoza sostiene: “El gobierno pensado por una mujer es distinto”. Y criticó la forma patriarcal tradicional de hacer política en algunos distritos de la provincia de Buenos Aires. “Somos pocas intendentas todavía, pero eso se está revirtiendo. Las mujeres podemos gobernar en el conurbano”, sentenció. También cuestionó a la gestión macrista anterior por “mirar hacia Capital en vez de promover un desarrollo local”. “No queremos ser barrios dormitorio”.

En medio de las corridas ante el primer fin de semana en que Quilmes, al igual que muchos distritos, suspendió las actividades públicas y se dispuso a controlar el cierre de boliches para prevenir el contagio del coronavirus; la intendenta habló con Tiempo Argentino. Criticó “el deterioro” en el que encontró al municipio que hace cuatro años elegía a Martiniano Molina como jefe del distrito, un cocinero famoso que representó al macrismo en un territorio históricamente peronista. Integrante de la mesa fundadora de La Cámpora, Mayra Mendoza construyó poder propio en un bastión hostil y recuperó el municipio para su partido. Así se convirtió en una de las seis mandatarias municipales mujeres de la provincia.

Mendoza tiene línea directa con compañeros de su organización que están en puestos clave, como el ministro de Interior Eduardo “Wado” de Pedro, el gobernador de su provincia Axel Kicillof y la vicepresidenta Cristina Fernández. En diciembre terminó su mandato como diputada, marcado por un hecho de violencia durante la represión que sufrió junto a sus compañeros del Frente para la Victoria durante la jornada de la votación de la reducción de los haberes jubilatorios, en diciembre de 2017, cuando dos gendarmes la agarraron de los brazos y le arrojaron gas pimienta en la cara.

El hecho que signó su paso por el Congreso fue el triunfo de la media sanción de la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo, proyecto que militó primero hacia adentro de su propia bancada, en la que tuvo que convencer a sus compañeros de que votar por un derecho no era hacerle el juego a Mauricio Macri, y luego hacia afuera, cuando trazó alianzas transversales impensadas en cualquier otro debate legislativo. Cree que aquel trabajo que se realizó con diputados se va a capitalizar ahora que el presidente Alberto Fernández está por enviar un proyecto de su firma. Y el agravante de que la presidenta del Senado (CFK), la cámara más difícil, ya haya votado a favor en 2018; refuerza la esperanza: “Estoy segura de que este año será ley”, asevera.

En su nuevo rol de intendenta incorporó a su rutina algunas visitas de su hija a su despacho. “Es para que vea y entienda dónde estoy todos los días”, cuenta. También destaca que su compañero, y padre de la nena, ejerce «la paternidad» a la hora de asumir las tareas de cuidado. Prefiere los cargos ejecutivos a los legislativos y recuerda su paso por la gerencia de Relaciones Institucionales de la ANSES en 2009, “cuando gobernaba Cristina y la tarea de la agencia era más que intensa”.

–¿Cómo encontraron el municipio después de cuatro años de macrismo?

–Ya veníamos informándonos durante la transición, cuando nos pusimos a trabajar antes de asumir. Pero cuando llegamos nos encontramos mucha desidia, partidas subejecutadas, obras que no se habían retomado desde hacía cuatro años. En Quilmes tenemos muchas calles de tierra y no se avanzó con nada de eso. Las obras estaban paralizadas. Fueron cuatro años de mucho deterioro. Recién ahora estamos empezando a reconstruir cuestiones básicas de gestión que habían sido abandonadas.

–¿Cuáles son las prioridades ahora?

–Uno de los temas más importantes de trabajo que estamos encarando es la seguridad. Se está trabajando en conjunto con la provincia de Buenos Aires y la Nación. Desde el Municipio estamos instalando más cámaras y duplicando el número de luces led. También estamos proyectando llevar adelante un plan de puentes, asfalto y la conexión entre el oeste y el este de nuestro partido. Ellos hicieron una obra que no era la que necesitamos los quilmeños, como es el Metrobús, que partió al municipio en dos y profundizó la desconexión entre el este y el oeste. El gobierno anterior pretendía que en Quilmes sólo existieran barrios dormitorios, que la gente viva acá pero que trabaje en Capital. Por eso hicieron el Metrobús, en función del transporte hacia la Ciudad de Buenos Aires. Se miraba como ejemplo la Ciudad con más recursos del país, mientras que aquí casi la mitad de la población estaba por debajo de la línea de pobreza. No queremos ser barrios dormitorio. Queremos que haya desarrollo local, vivir, estudiar y trabajar en Quilmes. Por eso nos pareció muy importante el plan de la Provincia de Buenos Aires, Arriba Pymes, con la moratoria y los créditos, porque en nuestro partido hay muchos talleres y empresas pequeñas que sufrieron la crisis. También la obra pública que vamos a encarar con las cooperativas, que tienen que estar integradas por mujeres en un 50 por ciento.

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(Foto: Gentileza Municipalidad de Quilmes)

–Cuando asumió dijo que quería implementar una “gestión feminista” en el municipio. ¿Qué significa eso?

–Despatriarcalizar el Estado en un municipio significa, antes que nada, priorizar la gestión en función de la gente y no en función de la dirigencia. El Estado está para garantizar derechos a nuestro pueblo y no para que sea un lugar de disputa de poder. En la provincia somos pocas intendentas todavía, pero eso se está revirtiendo. Estamos demostrando que las mujeres podemos gobernar en el conurbano. En segundo lugar ya comenzamos con la capacitación de la Ley Micaela entre nuestros funcionarios y funcionarias para erradicar la violencia machista de nuestras prácticas políticas, un camino que nos trazamos desde las organizaciones militantes y que ahora lo implementamos en el ejercicio de la gestión estatal. También es hacer calles más iluminadas y seguras para la vida cotidiana de las mujeres. Es poder poner en hechos lo que para nosotras es una forma de construcción política y de gestión distinta. Hay prácticas tradicionales machistas y patriarcales que se daban en un distrito como es Quilmes y que ya no se dan más. El gobierno pensado por una mujer es distinto. En nuestra gestión municipal estamos modificando eso. El aporte de las mujeres y disidencias es para generar una gestión mejor. El trabajo que estamos desarrollando tiene que ver con políticas públicas municipales transversales. Por eso jerarquizamos el área de género a Secretaría y estamos implementando un plan de igualdad. La Secretaría no sólo se ocupa de generar conciencia y prevención de todo tipo de violencias sino también del desarrollo económico de las mujeres y las diversidades sexuales en el distrito, por ejemplo, para que las cooperativas de trabajo incluyan de manera mayoritaria a las mujeres. Pero además tenemos la enorme tarea de la promoción de derechos que han sido históricamente negados a las mujeres. La impronta feminista tiene que ver con esas características. 

–El Ejecutivo está por enviar al Congreso un proyecto de Interrupción Voluntaria del Embarazo, ¿creés que con el cambio de gobierno tiene chances de ser aprobado?

–Sí, estamos muy entusiasmados. El trabajo que hicimos en la Cámara de Diputados, aunque no logramos continuarlo en la de Senadores, dio sus frutos. Este año vamos a seguir militando este derecho, sabiendo que ahora es diferente porque está Cristina Fernández en la presidencia del Senado y Alberto Fernández en la presidencia del país. Nuestro presidente envió el proyecto con su firma, lo que constituye un contexto totalmente diferente porque Mauricio Macri militó en contra de la sanción. Este año, estoy segura, será ley. «