No sólo de la actuación en la serie Merlí y en obras de teatro y en películas, del análisis de la sociedad contemporánea o de la discusión política que va de Mariano Rajoy y Mauricio Macri al rey de España y la independencia de Cataluña vive el actor Francesc Orella. Porque a los 60 años, de tanto en tanto, Orella, reconocido internacionalmente por la interpretación de Merlí Bergeron, un profesor de Filosofía con métodos de enseñanza algo particulares, acude al estadio Camp Nou a ver al Barcelona de Lionel Messi y compañía. Porque, más allá de disfrutar del juego, sabe que el Fútbol Club Barcelona significa més que un club para cualquier hincha.

-El escritor catalán Manuel Vázquez Montalbán solía definir al Barcelona como el «ejército de un país desarmado». ¿Coincidís?

-Totalmente. Ha jugado ese papel en oposición al centralismo de Madrid, y no me refiero sólo al Real, sino también al gobierno español. Se echa mucho de menos Vázquez Montalbán. Es uno de los personajes de la intelectualidad que más extrañamos en estos momentos actuales, donde escribiría artículos y libros deliciosos, muy críticos y muy lúcidos. Era un gran culé.

-¿El holandés Johan Cruyff fue tu debilidad?

-Iniesta, Xavi y Puyol son los de la casa. La base de este Barça que empezó a ser grande. Ronaldinho en su momento fue un placer. Hacía cosas mágicas con la pelota en el campo. Pero Cruyff fue el gran transformador. Lo que hizo fue muy grande. El 0-5 de 1974 en Madrid fue histórico. Cruyff es un referente del Barça y del fútbol en general. Fue el introductor de la gran revolución en el fútbol contemporáneo. Siempre me cayó muy bien pese a ser polémico.

-¿Y Messi?

-¿Qué se puede decir nuevo de Messi? Realmente se han agotado los adjetivos. Es el dios hecho futbolista. No vamos a ver nunca más a un jugador como Messi. Es brutal lo que hace con la pelota. Y personalmente es lo mejor que le ha pasado al Barcelona. Es un espectáculo verlo jugar. Messi ha sido y sigue siendo inmenso, de una grandeza deportiva brutal, y como persona es sencillo y un compañero magnífico. Es un genio y todos deberíamos aprender de él. Quien no reconozca que es el mejor del mundo, está ciego. No igualo al fútbol con el arte, pero lo que hace Leo podría parecerse mucho a un arte. El fútbol es un deporte, un negocio, y tiene un punto artístico en algunos jugadores elegidos.

-¿Qué te une a Argentina, además de Messi?

-Los envidio mucho por la afición por el arte dramático. Sólo basta ver la cantidad de teatros en Buenos Aires. Me une ese placer por la discusión, la dialéctica, la reflexión, el diálogo, por cierta actitud juguetona ante la vida. También una relación con el director teatral Daniel Veronese y con el maestro de actores Carlos Gandolfo, que anduvieron por Barcelona. También unas vacaciones en Buenos Aires y la Patagonia, en Bariloche, Calafate y Ushuaia. Me encantaría volver y conocer más partes. Y luego el placer también por la buena comida y… Y las mujeres.