Cuando hace más de dos años Mariano Díaz, músico argentino residente en España, le acercó un puñado de canciones, Miguel Cantilo se puso a desarrollar ideas literarias y armar las letras. Ese trabajo conjunto terminó siendo Día de sol, el nuevo disco del mítico cantautor. «Lo hice con tiempo, muy relajado, sin correr atrás del reloj. Haciendo correcciones y reescrituras», destaca Cantilo. Es su forma de trabajar y la perfeccionó durante más de 52 años de carrera: «Hace bastante tiempo que trabajo así. Trato de grabar por la mía, poniendo propios y adecuados tiempos al proceso. No quiero tener que responder a las expectativas o presiones de alguien más. Yo me doy mis tiempos, sobre  todo para la elaboración».

En los ejes temáticos de las canciones, Cantilo encontró similitudes entre lo que pasa en nuestro país y lo que sucede en España, donde reside parte del año para trabajar intensamente y donde grabó este nuevo trabajo. «Me gusta incluir cosas de actualidad en lo que escribo y tener el termómetro de lo urticante alerta. La pobreza, los problemas sociales y la contaminación son temas de los que hay que hablar. Son asuntos que siempre inquietan. Hay muchos puntos en común entre lo que pasa en España y la Argentina. Aunque se manifiesten de maneras diferentes, son lo mismo. Me dediqué a escribir para plasmar eso en el laboratorio musical», señala.

En Día de sol también hay lugar para historias sobre la corrupción, la desigualdad y, claro, el amor. «La temática del disco es amplia, y va desde el amor más tradicional, hasta la alarma sobre los peligros que nos acarrea un mundo intoxicado y enrarecido por la contaminación, la corrupción y las amenazas bélicas. No obstante, es un Día de sol que amanece y no proyecta sombras de ocaso. Temas como ‘Domingo de sol’ expresan una afirmación de la vida, destacan que vale la pena vivir más allá de las dificultades», dice el autor.

Terminaron  de grabar en octubre, pero luego vino el trabajo para concluir los detalles finales, tal como a Cantilo le gusta. «Es un nivel de exigencia que siempre tengo, quiero que el sonido de la voz permita entender las letras rápidamente, que no haya  que andar buscándola entre los instrumentos. Me gusta que se entienda a primera oída todo lo que quiero decir en mis canciones. Eso representa prestarle cuatro meses al trabajo de mezcla y masterización, y un gran cuidado al sonido. Por eso pudimos encontrar lo que buscábamos», destaca el músico.

Para Cantilo este disco es otro aporte a la tremenda oferta cultural que tiene nuestro país. «A pesar de las dificultades políticas y económicas en las que se vive,  tenemos una manera de crear que para mí es ejemplar para el planeta –asegura–. Muy pocas lugares que conocí tienen esta diversidad de propuestas musicales, teatrales y de todo tipo. Eso se reconoce en España y muchos lugares más. Hay que trabajar para que nunca se detenga».

Día de sol es el decimosexto disco solista de Cantilo (sin contar sus trabajos con Pedro y Pablo, y con Cantilo y Punch) e incluyó un notable grupo de invitados, entre los que se destacan Luis Salinas, Rodolfo Gorosito, Gustavo Gregorio, Fernando Lupano y Luis Salinas. También se sumaron Claudio Gabis (para poner el sonido de su guitarra en los temas más rockeros) y Ariel Rot (convocado especialmente a pedido de Miguel).

Más allá de las líricas, lo que primero lo unió con Mariano Díaz –su compañero creativo en Día de sol– fue su fanatismo por los Beatles. Por eso buscaron un sonido con perfil vintage, tanto en la combinación de instrumentos como en el criterio de producción. «Estoy muy feliz con el resultado artístico. Con Mariano trabajamos mucho en dar forma a esa inspiración y siempre nos encontrábamos haciendo temas de John, Paul o George. Empezamos a cranear la idea de hacer un trabajo que se acerque a la manera en que trabajaban los Beatles y dejamos avanzar la influencia que ejercieron ellos en nosotros. Lo curioso es que él, siendo mucho más joven que yo, tiene la misma pasión por ellos. Siempre digo que de esa química generacional nació Día de sol. Mariano se encargó de unos arreglos musicales bastante complejos, yo de las cuestiones vocales y las letras, y salió una simbiosis muy interesante», concluye Cantilo.  «