A ocho años de la desaparición y el asesinato de Luciano Arruga, miles de personas recorrieron las calles de Lomas del Mirador pidiendo justicia. Arruga desapareció el 31 de enero de 2009, cuando tenía 16 años. Su hermana Vanesa Orieta y su madre Mónica Alegre lo buscaron desesperadamente durante más de cinco años. En octubre de 2014 fue encontrado en el cementerio de la Chacarita, enterrado como NN. A partir de ahí se pudo saber que Luciano fue atropellado el 31 de enero a las 3:21, en el cruce de General Paz y Emilio Castro, Mataderos. La Policía Federal y el SAME lo trasladaron al Hospital Santojani, donde falleció a las 5:30 del 1 de febrero.

Pese a la búsqueda de la familia, las respuestas no aparecían. La hipótesis siempre fue la misma: a Luciano lo mató la Policía. “Sufrió torturas en las diferentes comisarías donde fue detenido antes de su desaparición. Son muchos los casos de desapariciones forzadas en nuestro país, en democracia. A eso no se le puede llamar impericia o error. Es complicidad”, denuncia su hermana Vanesa Orieta, que no duda en explicar por qué lo buscaron a él: «A Luciano lo mataron porque se negó a robar para la Policia».

Organismos de derechos humanos, partidos políticos y organizaciones sociales marcharon ayer pidiendo echar luz sobre este caso emblemático de violencia institucional. Este año, por el contexto que se generó después de las declaraciones del Ministro de Justicia Germán Garavan, quien instaló en la agenda la posibilidad de que se baje la edad de imputabilidad en la Argentina, se agregó una consigna: No a la baja de la imputablidad.