Pareciera que el monseñor Héctor Aguer corre una carrera consigo mismo en la que intenta superar aún más su conservadurismo. Pero quizá no sea el carácter conservador de sus frases lo más repudiable. Los conceptos que transmite anacrónicos con tiempos no tan lejanos de una Argentina caracterizada, entre otras cosas, por la ampliación de derechos.

El arzobispo de La Plata es más conocido por sus terribles declaraciones que por su trabajo pastoral. Y en ese sentido, sus últimos intercambios con la prensa apuntalaron esa percepción.

En resumen, Aguer dijo que “la pedofilia y la racha de los femicidios son culpa del divorcio”, porque “la mayor parte de los abusos sexuales a niños se dan en el ámbito familiar, principalmente son los padrastros, las parejas de las mujeres”; confesó que les pregunta a los candidatos a ordenarse como curas si les gustan las chicas porque “un sacerdote homosexual nunca debe ordenarse” y los justificó porque “los actos homosexuales son intrínsecamente desordenados”; consideró que la asunción de Jorge Bergoglio como Papa “no cambió en absoluto la relación Iglesia-Estado” y se refirió al aborto de esta manera: “La cuestión es esta: matan a un niño. No será punible para el Estado, pero es un pecado. Matan a un niño. Una adolescente queda embarazada por una violación, es un delito horrendo. Pero, ¿por qué no matan al violador? ¿Por qué van a matar a la criatura?”.

Estos dichos fueron registrados en diálogo con el periodista Franco Torchia, para el programa radial No se puede vivir del amor.

Las frases enteras

“A los muchachos que quieren entrar al seminario yo les pregunto si les gustan las chicas. Sí me dicen que sí, les digo ‘Ah bueno, menos mal’. Yo no ordeno a un candidato que no me diga que le gustan las chicas. Un sacerdote homosexual nunca debe ordenarse. Si el penitente confiesa su homosexualidad, cree que es un pecado y se arrepiente, es absuelto, pero si no se arrepiente no puede recibir la absolución. El periodismo tergiversa continuamente las posiciones de la iglesia. Nadie es amigo o enemigo de los gays, hay una doctrina de la Iglesia sobre eso, que la respeta tanto Bergoglio como yo. Y esa doctrina no se cambió: está y estará. En la historia de la Iglesia hay continuidad y renovación. Ahora, la renovación se da sin alterar en absoluto la verdad revelada en la Sagrada Escritura. En la Sagrada Escritura y en el catecismo es muy clara la postura de la Iglesia frente a la homosexualidad. Los actos homosexuales son intrínsecamente desordenados, son contrarios a la ley natural, cierran el acto sexual al don de la vida, no pueden recibir aprobación en ningún caso. Se evitará, respecto a ellos, todo tipo de discriminación injusta. Las personas homosexuales están llamadas a la castidad, mediante virtudes de dominio de sí mismo, que eduquen la libertad interior. ¿Qué es una persona trans? Un homosexual. Un varón que se viste o se siente mujer”.

“La mayor parte de los abusos sexuales a niños se dan en el ámbito familiar, principalmente son los padrastros, las parejas de las mujeres, aunque a veces también son los propios padres. Todo eso tiene que ver con la disolución del vínculo familiar que estaba fundado en el matrimonio indisoluble. Cuando lo comete un cura es infinitamente peor”.

En relación a este último punto, consultado sobre los sacerdotes acusados de abusos sexuales a menores sordos en el Instituto Próvolo de Mendoza, Aguer dijo: “A uno no lo conocí, al otro sí: estuvo hasta marzo en La Plata. Aquí nunca hubo una denuncia”.

Luego, respecto al padre Julio César Grassi, agregó: “Dentro de la Iglesia hay santos y pecadores. Todo el que está bautizado, aunque sea un demonio en su conducta, es miembro de la Iglesia. Ahora bien, Grassi está preso, supongo, ¿no? A nadie se excluye de la Iglesia. En todo caso se lo excluye del ejercicio sacerdotal. Él no ejerce el ejercicio sacerdotal”.

“La racha de los nuevos femicidios tiene que ver con la desaparición del matrimonio. El matrimonio dignificaba a la mujer, la ponía en un lugar de igualdad con el hombre. Le daba una estabilidad a la familia y a la mujer un respaldo. El matrimonio no existe más hoy día, es un rejunte provisorio. Antes no había violencia en el grado en que la vemos hoy. El matrimonio ya no dura, la libreta civil era un reaseguro contra la separación. No hay más marido y mujer, hay ex novia, ex pareja. La duración del vínculo es importante porque para eso están hechos el varón y la mujer desde una visión clásico cristiana. La unión del varón y la mujer es unitivo y procreativo”.

Luego, Aguer reconoció que la Iglesia hizo “lobby” para que la gobernadora de la provincia de Buenos Aires, María Eugenia Vidal, no adhiriera al protocolo de aborto no punible. La gobernadora nunca decidió adherir a eso, ignoraba ese protocolo. ¿Cómo no íbamos a meternos en eso? Por supuesto. La cuestión es esta: matan a un niño. No será punible para el Estado, pero es un pecado. Matan a un niño. Una adolescente queda embarazada por una violación, es un delito horrendo. Pero, ¿por qué no matan al violador? ¿Por qué van a matar a la criatura? Me parece que es un razonamiento elemental. El Estado tiene una legislación en la cual entra o no entra el aborto. Además un momento, hay que atenerse a la Constitución. La Constitución de la Provincia de Buenos Aires no dice nada de eso, todo lo contrario. Dice más aún, que los escolares bonaerense deberán ser educados según los principios de la moral cristiana respetando la libertad de conciencia. Sería inconstitucional un protocolo del aborto. El aborto todavía no está legalizado, pero hay jurisprudencia en la que no se respeta la vida por nacer”.

“Dar en adopción un bebé a dos mujeres unidas en matrimonio igualitario es una decisión que puede ser replicada pero no la hace justa. Ese niño tiene el derecho de ser criado por un hombre y una mujer. El problema es la negación, es que existe una naturaleza humana. Entonces, cualquier cosa es posible. La iglesia reitera que existe una naturaleza humana fuente de los derechos de la persona humana”.

Finalmente, el arzobispo dijo que Bergoglio, como Papa, “no ha cambiado en absoluto la relación Iglesia-Estado”, y aseguró que “cuando nos han preguntado, la Iglesia dijo lo que tuvo que decir, nos hemos pronunciado públicamente cuando lo creímos oportuno”.

Y cerró: “Yo nunca creí que por tener un papa argentino vaya a haber un furor católico. Los argentinos siempre tendemos a dar una interpretación política a las cosas. Francisco, por supuesto que es una figura política, es evidente”.