Incertidumbre. Eso es lo que todavía reina entre las paredes del edificio de Alem. Más allá de la confirmación de que la cartera laboral recuperará su rango de ministerio y que su titular será Claudio Moroni, todavía resta formalizar gran parte de los cargos y el nuevo organigrama.

Moroni es un hombre con una trayectoria muy alejada de la vida gremial. Su currículum lo muestra como titular de la Superintendencia de Seguros bajo los gobiernos de Carlos Menem, primero, y Eduardo Duhalde, después, así como síndico de la Nación bajo el gobierno de Néstor Kirchner.

A diferencia de otros ministerios, aún no se ha designado un vocero oficial para la prensa y, al cierre de esta edición, eran pocos los nombramientos que se habían confirmado y menos aún aquellos que ya contaban con una designación formal. Con todo, los nombres confirmados permiten delinear un perfil de gestión que, contra lo que algunos esperaban, estará lejos de un retorno al modelo de gestión de Carlos Tomada.

El primer nombre que se confirmó fue el de Santiago Bufacchi, cercano a Tomada, como secretario de Coordinación Administrativa del ministerio. Si bien se trata de un cargo enfocado en la gestión interna, su designación reforzó la versión de que serían varios los funcionarios ligados a aquella gestión que regresarían a Alem.

Sin embargo, las designaciones que se conocieron luego fueron en otro sentido.

La más polémica es la de Gabriela Marcelló que, según ella misma confirmó a Tiempo, continuará como directora nacional de Relaciones y Regulaciones del Trabajo, tal como lo venía haciendo bajo la gestión de Dante Sica. El cargo es estratégico puesto que arbitra en asuntos de conflictividad laboral y, entre otros atributos, dictamina las conciliaciones obligatorias capaces de condicionar el accionar de las organizaciones sindicales.

Para el cargo de jefe de Gabinete sonó el nombre del abogado laboralista Miguel Ángel de Virgilis, un hombre muy cercano a Moroni pero recelado por gremios y abogados laboralistas por su rol de defensa de la parte empresaria y por haber formado parte del estudio de abogados que asesoró al Directorio de Télam en su plan de despidos masivos. También se desempeñó en 2009 como subsecretario de Trabajo durante la gestión de Mauricio Macri en la Ciudad.

El rechazo a este nombramiento llevó a Moroni a revisarlo aunque, dentro del ministerio, es un secreto a voces que De Virgilis actuará como asesor en las sombras o incluso, como titular de la Secretaría de Seguridad Social.

De las otras dos secretarías de Trabajo, la de Empleo -que fue prácticamente vaciada durante la gestión de Cambiemos- ya tendría designado a su jefe, el diputado massista Raúl Pérez, quien luego de quedar descartado para las carteras de Justicia y de Transporte, recalaría en esa área estratégica de Trabajo.

Se trata de uno de los principales operadores territoriales de Sergio Massa y quien, a su vez, habría oficiado de mediador clave para el desembarco del Frente Renovador en el Frente de Todos.

La de Empleo es la secretaría con mayor poder de reagrupamiento territorial nacional puesto que, a través de las denominadas Agencias de Trabajo, cuenta con recursos para programas de capacitación y subsidios, fundamentales para aunar voluntades. Al igual que lo ocurrido con el ministro de Transporte, Mario Meoni, el cargo quedó en manos del massismo en detrimento de un potencial postulante de la CGT.

La cosecha de la CGT quedó relegada a un cargo que para sus intereses resulta vital. Se trata de la Dirección de Asociaciones Sindicales que, según confirmaron diversas fuentes gremiales, será dirigida por Marcela Risotto, abogada del sindicato de taxistas de Omar Viviani pero con vínculos con todo el Consejo Directivo de la CGT. Esta dirección, bajo la órbita de la Secretaría de Trabajo, es la que determina los encuadramientos y otorga las personerías gremiales. Más allá del peso que tiene en materia de discusiones paritarias y de las cajas por afiliaciones, en un año de renovación de autoridades y en el contexto del pedido de ingreso a la CGT tanto de la CTA como de los movimiento sociales, su control resulta esencial.

El puesto de secretario de Trabajo, considerado el segundo en importancia incluso por encima del jefe de Gabinete, y que la tradición indica que es ocupado por un referente de los gremios (fue el caso de Ezequiel Sabor, con Triaca, y el de Noemí Rial, con Carlos Tomada) quedaría en manos de un técnico cercano a Moroni y abogado del Partido de la Victoria, Marcelo Bellotti. Así las cosas, de confirmarse las versiones que circulan con vehemencia, el Ministerio de Trabajo buscará un equilibrio equidistante entre las fracciones sindicales y confluente con el sector empresarial, a tono con el espíritu del Pacto Social que preparan. «

Los trabajadores quieren su propia jerarquización

La Comisión Interna de ATE del Ministerio de Trabajo se conformó bajo la gestión de Carlos Tomada agrupando a los trabajadores precarizados con la consigna de «el trabajo digno empieza por casa». La referencia denunciaba el empleo no registrado existente en el propio organismo encargado de combatirlo.

Ahora, Hernán «Vasco» Izurieta, delegado general desde entonces, explicó a Tiempo que «los trabajadores del ministerio luchamos todo este tiempo contra la desjerarquización con el pase de ministerio a secretaría. Vemos con muy buenos ojos que se haya reconstituido como tal, pero creemos que se debe expresar también en la recomposición de nuestros salarios y el acceso a la estabilidad. No puede haber políticas públicas de excelencia con trabajadores precarizados y mal pagos. La rejerarquización del ministerio empieza por sus trabajadores».