Roma, Italia

El expresidente italiano Carlo Azeglio Ciampi falleció este viernes a los 95 años de edad, anunció el jefe del gobierno, Matteo Renzi.

«Un recuerdo agradecido al hombre de las instituciones que sirvió a Italia con pasión», escribió Renzi en Twitter, donde el ministro de Relaciones Exteriores, Paolo Gentiloni, rindió tributo a «un ejemplo de coherencia, competencia y dignidad. Un gran estadista italiano».

Principal artífice de la entrada de Italia en el euro y unánimemente respetado en su país, Ciampi entró en política muy tarde, a los 72 años, al tomar las riendas de un gobierno de transición en abril de 1993.

En una Italia en plena tormenta por las investigaciones anticorrupción «Mani Pulite» (Manos limpias), este servidor del Estado, que no pertenecía a ninguna familia política y había sido durante 14 años gobernador del Banco Central, lanzó las reformas institucionales exigidas por el país y defendió la lira.

Con la llegada de Silvio Berlusconi al frente del gobierno en mayo de 1994, volvió a convertirse en simple ciudadano y no reapareció en política hasta mayo de 1996, al frente de un superministerio de Economía de efímeros gobiernos de centroizquierda, antes de ser elegido triunfalmente presidente de la República en 1999.

Afable y reservado, con una intensa mirada enmarcada por unas cejas pobladas y encanecidas por la edad, Ciampi intervino en múltiples ocasiones durante los siete años que ocupó la presidencia, llamando a menudo al orden a Berlusconi, que acababa de volver al poder, en particular en materia de prensa, justicia, inmigración y asuntos europeos.

El expresidente falleció en una clínica de Roma en la que llevaba varias semanas ingresado. Su funeral se llevará a cabo en la capital.

Nacido el 9 de diciembre de 1920 en Livorno, Toscana, en el seno de una familia de ópticos, tuvo a cargo por años la política monetaria y financiera Italia –de 1978 a 1993– como gobernador del Banco de Italia, y tuvo que hacer frente a numerosas crisis, entre ellas la devaluación de la lira en 1992.

Formado por los jesuitas, estrechamente vinculado al antifascista Guido Calogero, su maestro en la prestigiosa Escuela Normal de Pisa (Toscana), fue reclutado en 1941 por el ejército italiano como piloto en Albania. 

A su regreso, se unió a las filas de la resistencia contra el régimen fascista de Benito Mussolini y al final de la guerra, se trasladó a Livorno, donde se graduó como abogado con una tesis sobre la ley eclesiástica, allí se casó con su esposa Franca, con quien tuvo dos hijos, y se introdujo en el mundo de los bancos.

Del banco central a la política

Inició así una carrera de 47 años en el banco central, donde subirá todos los peldaños hasta llegar al máximo cargo en 1979, año en que la lira, la moneda italiana, entra en el Sistema Monetario Europeo.

En 1993, a pedido del entonces presidente de la República Oscar Luigi Scalfaro, formó un gobierno de sólo «técnicos» en medio de los escándalos por corrupción que azotaban a la clase política, en particular al Partido Socialista liderado por Bettino Craxi, un caso conocido como «Tangentopoli».

Como jefe de gobierno inauguró una política de consulta con los sindicatos e impulsó pactos sociales entre patrones, sindicatos y gobierno y tuvo que encarar los atentados en 1993 de la mafia contra museos e iglesias en Florencia, Roma y Milán. 

El 13 de mayo de 1999 fue elegido Presidente de la República para un periodo de siete años durante los cuales intervino en muchas ocasiones transformando la presidencia en un centro de poder. 

Se opuso a firmar la controvertida reforma del sistema radio-televisivo y de la justicia, obligando al magnate de las comunicaciones Berlusconi, entonces jefe de gobierno, a cambiar la ley por conflicto de intereses.

«Los italianos no lo olvidarán. Era un ejemplo de competencia, dedicación, generosidad y pasión», escribió el actual presidente de la República, Sergio Mattarella.