Con 70 años de una extraordinaria carrera a cuestas, falleció hoy a los 90 años el actor sueco Max von Sydow, cuyo rostro se ha vuelto inolvidable para los cinéfilos de todas las generaciones a partir de una serie de personajes icónicos que interpretó a lo largo de su vida, algunos de los cuales integran la galería de los más populares de la historia del cine. ¿O acaso hay alguien que no conozca el nombre del Padre Merrin, ese cura alto como una montaña que a pesar de estar encorvado por la vejez no dudó en enfrentarse el mismísimo demonio en El exorcista, la película de 1973 dirigida por William Friedkin que es también el mayor clásico que ha dado el cine de terror? O quién no ha visto al menos en fotos alguna imagen de su interpretación de Antonius Block, el caballero cruzado que defendió su propia vida jugando un partido de ajedrez contra La Muerte en El séptimo sello (1957), título fundamental en la filmografía de su compatriota Ingmar Bergman, uno de los cineastas más importantes del siglo XX. Quizá estas referencias sean demasiado lejanas para los amantes del cine más jóvenes, aquellos que por una mera cuestión de edad aún no vieron ninguno de estos clásicos. Aún así es muy probable que ellos también reconozcan a Von Sydow como Lor San Tekka o el Cuervo de tres ojos, los personajes que desarrolló en la trilogía final de La Guerra de las Galaxias y en la exitosa serie Juego de Tronos, dos de las sagas más populares de la historia del cine y la televisión.

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Nacido el 10 de abril de 1929 en la ciudad de Lund, en el extremo sur de Suecia, Von Sydow comenzó su carrera como actor en el teatro, donde conoció a Bergman, a quién lo uniría una extensa relación profesional. Su debut en el cine con apenas 20 años fue en la película Tormento de amor (1949), del director Alf Sjöberg, que participó de la competencia oficial del Festival de Venecia un año después. Su segundo paso en el cine fue en La señorita Julia (1951), que ganó el Gran Premio del Jurado en el Festival de Cannes y marcó la continuidad de su colaboración con Sjöberg. Tras un par de películas más ocupando roles de reparto, el primer protagónico le llegaría en 1957 con El séptimo sello, su quinta película, la que daría comienzo a su relación cinematográfico con Bergman y que significó además su proyección al exterior. Las imágenes en blanco y negro de Von Sydow en la piel del caballero que no quiere morir sin haber realizado una acción que justifique haber pasado por el mundo, demorando a La Muerte en una larga partida de ajedrez, se encuentran entre las más citadas y parodiadas de la historia del cine.

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A partir de ahí el gran actor sueco se convirtió en un fetiche para Bergman, participando en XX de sus películas, siempre en roles sino protagónicos, por lo menos de gran importancia para cada una de las tramas. El listado comienza con Cuando huye el día (1957), por la cual Bergman recibió la primera de sus nueve nominaciones a los Oscar, en este caso como guionista, sumando en esos últimos años de la década de 1950 otros cuatro títulos: las películas Tres almas desnudas y El mago, ambas de 1958, y dos producciones realizadas para la televisión nacional de Suecia, Herr Sleeman kommer (1957) y Rabies (1958). Los primeros años de la década siguiente Bergman y Von Sydow marcaron la intensa continuidad del vínculo con las películas La fuente de la doncella (1960), Detrás de un vidrio oscuro (1961, Oscar a Mejor Película extranjera en 1962 y segunda nominación como guionista para el director en 1963) y Luz de invierno (1963). Pero a partir de ahí la carrera internacional de Von Sydow, cuyos servicios comenzaban a ser cada vez más solicitados sobre todo en Hollywood, las colaboraciones entre el actor y el cineasta comenzaron a espaciarse.

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El gran salto hacia la industria estadounidense se produjo con La más grande historia jamás contada (1965), una superproducción maldita sobre la vida de Jesús de Nazareth en la que Von Sydow interpreta al mismísimo mesías. El proyecto contó con un reparto de figuras que incluyó a Charlton Heston, José Ferrer, Martin Landau, Van Heflin, Angela Lansbury, Sal Mineo, Donald Pleasence, Sidney Poitier, Shelly Winters, Telly Savalas y hasta John Wayne el papel de un centurión romano. El productor y uno de los directores de la película George Stevens eligió al joven Von Sydow porque para el papel de Jesús quería un actor que no fuera conocido para el gran público estadounidense, donde las películas de Bergman solo circulaban en el restringido circuito de cine arte. La más grande historia jamás contada estuvo lejos de ser un éxito: el corte original dura 4 horas 20 minutos, pero la Metro Goldwyng Mayer obligó a Stevens a entregar una versión de apenas dos horas para su estreno en Estados Unidos. A pesar de eso fue un importante impulso para la carrera de Von Sydow, quien en 1966 protagonizó junto a Julie Andrews el dramón de más de tres horas Hawai, dirigido por George Roy Hill y guión de Dalton Trumbo. Antes del final de esa década el actor volvió a filmar con Bergman: La hora del lobo (1968), Vergüenza (1968) y La pasión de Ana (1969), las tres con Liv Ullmann como protagonista. Su último trabajo juntos fue El toque (1971), sumando un total de 13 trabajos realizados en total por la dupla.

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Los años ’70 marcaron el desembarco definitivo de Von Sydow en Hollywood, formando parte de algunas de las producciones que marcaron al cine estadounidense de la época. Entre ellas se destaca la mencionada interpretación de Lankester Merrin, un sacerdote arqueólogo que por su experiencia en el trato con el mismísimo Satanás es convocado para realizar el exorcismo de Regan, la pequeña hija de una actriz que se encuentra en medio del rodaje de una película. El exorcista fue durante décadas la película de terror más taquillera de la historia y sin dudas sigue siendo la más popular, influyente y que más prestigio acumula dentro del género. El maquillaje que se utilizó para avejentar al actor y permitir que pudiera interpretar al padre Merrin hizo que a la vista de los espectadores Von Sydow pareciera siempre fue igual de viejo.

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A lo largo de su extensa carrera Von Sydow trabajó con algunos de los mejores directores de distintas épocas, pero sumándose por lo general ya no como protagonista, sino como parte de repartos de gran calidad. En los ’70 fue dirigido por John Huston en La carta del Kremlin (1970), por Syndney Pollack en Los tres días del Cóndor (1975), por el italiano Alberto Lattuada en Cuore di cane (1976), o por el mexicano Arturo Ripstein en Foxtrot (1976). En la colorida y tensa década de 1980 volvió a actuar bajo las órdenes de Huston en la recordada y futbolera Escape a la victoria (1981), y fue dirigido por John Millius en Conan, el bárbaro (1982). Pero también interpretó personajes icónicos como el malvado Emperador Ming en la versión mega kistch de la clásica historieta de ciencia ficción Flash Gordon (1980), cuya banda sonora fue compuesta por la banda Queen, e interpretó al villano Blofeld en Nunca digas nunca jamás (Irvin Keshner, 1983), la última película de James Bond con Sean Connery interpretando al mítico Agente 007. En esa misma década fue dirigido por David Lynch en su fallida versión de Duna (1984), la novela de ciencia ficción de culto escrita por Frank Herbert; luego por Woody Allen en Hannah y sus hermanas (1986) y por Andrei Konchalovskiy en Tiempo de amar (1986). Recién en 1987 recibió su primera nominación a los Oscar en la categoría Mejor Actor de Protagónico por su trabajo en Pelle, el conquistador, del director danés Billy August, que ese año fue elegida como Mejor Película Extranjera. Aunque el premio finalmente se lo llevó Dustin Hoffman por su papel en Rain Man (Barry Levinson), Von Sydow se convirtió en el único actor sueco en ser nominado por la Academia de Hollywood.

Es imposible terminar este recuento de grandes títulos y grandes cineastas para los que trabajó Von Sydow sin mencionar Despertares (Penny Marshall, 1990), Europa (Lars von Trier, 1991), Hasta el fin del mundo (Wim Wenders, 1991), Non ho sonno (Darío Argento, 2001), Minority Report: Sentencia previa (Steven Spielberg, 2002), La escafandra y la mariposa (Julian Schnabel, 2007), La isla siniestra (Martin Scorsese, 2010) y Robin Hood (Ridley Scott, 2010). En 2011 Von Sydow volvió a recibir una nominación a los Oscar, esta vez como Mejor Actor de Reparto, por su labor en Tan fuerte y tan cerca, del inglés Stephen Daldry, instancia en la que resultó ganador Christopher Plummer por Principiantes, de Mike Mills. La última película estrenada en la que el gran actor sueco participó fue Sumergidos: Una historia real, donde el danés Thomas Vinterberg narra la tragedia del hundimiento y muerte de todos los tripulantes del submarino atómico Kursk, ocurrida en el año 2000. Por su parte todavía se encuentra en etapa de post producción la película griega Echoes of the Past, del cineasta Nicholas Dimitropoulos, en la que Von Sydow se hizo cargo del rol principal poco antes de cumplir sus 90 años. Una carrera extraordinaria para un hombre vital, que fue además un actor brillante.