Frente al poder que adquirieron los grandes grupos editoriales a través de la fusión, en la Argentina ha surgido un fenómeno singular: el nacimiento de de pequeñas editoriales que son las encargadas de publicar teniendo como parámetro la calidad y no los supuestos mandatos del mercado. Los escritores Christian Kupchik y Jorge Consiglio son los responsables de una pequeña editorial que acaba de nacer, Leteo, cuya primera publicación es Katsikas, cuentos de Pedro B. Rey.

Tiempo Argentino dialogó con Kupchik , quien además, tiene una larga trayectoria como editor, es especialista en literatura de viaje y puede decirse que es especialista también en publicaciones exquisitas. La revista-libro Siwa de la que es coeditor es un ejemplo elocuente de esta afirmación, como también lo es la edición del libro inaugural de Leteo.

-¿Por qué la editorial se llama Leteo?

-Leteo es el río del olvido. Más allá de los debates acerca de la memoria y el olvido, la  idea de Dante era que las almas que se sumergían  en ese río surgiían purificadas del Purgatorio para olvidar las penurias del presente y poder arribar al Paraíso mejor. Goethe en el Fausto dice que él se sintió purificado una vez que conoció las corrientes tibias del Leteo. Me pareció linda la imagen más allá del anagrama Leteo-te leo, porque la realidad presenta tantas contingencias que están tan omnipresentes que es bueno olvidarlas por un rato y sumergirse en otras aguas, en algo que resulte más gratificante, más alentador.

Hay una anécdota muy simpática respecto de la editorial.  Abrimos una página en Facebook de Leteo el mismo día en que se conoció la noticia del triunfo de Donald Trump. La televisión, las radios, las redes, lo que transmitían era un mundo apocalíptico, sin sentido, absurdo. Nosotros colgamos modestamente la paginita dando cuenta de que existía una nueva editorial que publicó un libro de relatos. Inmediatamente comenzamos a tener una andanada de gestos solidarios, de muestras de cariño, de gente que dejaba mensajes deseando suerte. Pensé entonces que el proyecto es  un polo de resistencia, si bien la palabra resistencia está un poco manoseada. Esto significa que ante lo que nos rodea vamos a seguir peleando . Por ejemplo, una de las colecciones que queremos hacer es Rescates ya sea de autores argentinos o extranjeros, voces que han quedado sumergida u ocultas y que queremos volver a instalar. Lo que parece un gesto anacrónico y totalmente destinado al fracaso como es tratar de hacer una editorial en estos días con un libro de cuentos que es casi el primer libro del autor porque si bien había publicado hacía mucho en editoriales chicas, no había trascendido, ese gesto utópico de creer todavía en la posibilidad de la literatura, de la palabra, del relato es lo que nos da fuerza, nos inspira y aquello con lo que queremos seguir adelante.

-La edición de Katsikas es muy linda.

-Sí, quisimos acompañar el contenido con un continente que fuera a la par, agradable a los ojos de cualquier lector. La edición de Katsikas cuenta con dibujos de Eduardo Stupía, a quien hay que agradecerle porque los cedió desinteresadamente. La idea es seguir en esa línea con libros muy cuidados tanto en el contenido como en la factura. Quiero rescatar cada vez que pueda que este proyecto es también un homenaje a toda la gente que está trabajando en editoriales chiquitas, independientes, porque son ellas y no las grandes multinacionales las encargadas de dar el mensaje más vital con el que hoy cuenta la literatura argentina . Sacan seis o siete libros al año y tienen una función social desde mi punto de vista esencial.

-¿Con quién estás llevando a cabo esta aventura editorial?

-Con un hermano en todo sentido que es Jorge Consiglio, un extraordinario narrador y poeta. Esta es su primera experiencia editorial y los dos estamos muy felices.

Para vos no es tu primera experiencia editorial.

-No, he tenido varias experiencias. Con Américo Cristófalo en su momento fundamos Paradiso y desde hace unos años con Salvador Gargiulo, Héctor Roque Pit y ahora Esther Soto editamos Siwa, una revista-libro de literatura geográfica. Son distintos lenguajes. Siwa es otra cosa en relación a Leteo porque nació como revista, se ocupa de un género muy específico. En mi caso particular son proyectos complementarios y altamente gratificantes, son como distintos hijos a los que uno quiere de la misma manera.

-¿Cuál es el proyecto inmediato después de Katsikas?

-La idea es salir en marzo o abril con un inédito de Cocteau sumamente interesante que se llama Secretos de belleza y  es  una colección de aformismos en torno a la poesía que escribió en una carretera cuando se le quedó el auto. Va ser una edición crítica con comentarios y demás. Luego hay otras ideas para seguir publicando autores argentinos que estén ocultos, rescatar escritores del presente o del pasado que tengan algo poderoso para decir y que hayan quedado en los márgenes. Una línea que nos interesa rescatar es la de autores de interior, que viven o han vivido allí y cuyos textos han quedado sumergidos en la comarca a la que pertenecen. En su momento de dieron a conocer las obras de Angelelli, de Di Benedetto, de Moyano…

-¿Ustedes se ocupan de la distribución y todo lo que hace falta para la difusión?

-Por suerte en prensa tenemos la ayuda de Natalia Viñes que es una genia. El diseñador es Lucas Frontera que hasta el número anterior diseñaba Siwa. De la distribución en principio nos ocupamos nosotros porque al comienzo de un proyecto hay que hacer de todo.