Para llevar a cabo la transformación del zoológico en un ecoparque, el gobierno de la Ciudad decidió arrancar contratando asesorías. La más llamativa se publicó la semana pasada en el Boletín Oficial: el Ejecutivo porteño pagará casi 600 mil pesos por recibir la asesoría de un arquitecto que comparte una firma offshore con el intendente de Vicente López y primo del presidente, Jorge Macri.

«Servicio de consultoría, asesoramiento y asistencia técnica para el mantenimiento y restauración de edificios del Ecoparque». Ese es el objetivo de la contratación directa a cargo de la Subsecretaría de Mantenimiento del Espacio Público, dependiente del Ministerio de Ambiente y Espacio Público, decidida el 29 de diciembre y publicada el 3 de enero de este año. Se presentaron dos oferentes: ARQSF SA y Carlos Eduardo Sebastián Libedinsky. La primera hizo una mejor oferta, con $ 518.668; pero la Ciudad prefirió los $ 588 mil de Libedinsky, porque ARQSF no reunió “los antecedentes necesarios”. Los antecedentes de Libedinsky, en cambio, hay que buscarlos en Panamá.

El 6 de julio de 2004 se constituyó en ese país del Caribe la compañía offshore Latium Investments Inc., que permanece vigente, con tres integrantes que componen el directorio. Su presidente es Carlos Eduardo Sebastian Libedinsky. El tesorero es Enrique Fraga. Y el secretario es Jorge Macri. El intendente de Vicente López tiene otra offshore, en Florida, Estados Unidos. En este caso, empresa se llama “Artecity N204” y la creó el 17 de marzo de 2011 junto a su esposa, Florencia de Nardi. Para ambas entidades, Jorge Macri ha enfatizado que no figuran en sus declaraciones juradas porque no tuvieron movimientos de dinero, actividades ni patrimonio: “Todo lo que tenga que ser declarado está declarado, lo que no tiene actividad y no reviste un patrimonio no está por una cuestión lógica, simplemente cumpliendo la norma”, declaró el año pasado cuando saltó el escándalo de los Panamá Papers. Sin embargo, Artecity N204, que también permanece activa, volvió a registrar un movimiento el año pasado, bajo la figura de “REINSTATEMENT”. Es decir que a pesar de no tener actividad ni patrimonio, Macri decidió continuar teniéndola. Y al igual que otras cien compañías del mismo estilo, tiene su dirección en la avenida Brickell al 1000, en Miami.

Libedinsky es un arquitecto de 74 años, muy cercano a la familia Macri. Fue el encargado de diseñar el edificio de Palermo Chico donde se mudó el entonces jefe de gobierno porteño, Mauricio Macri, en 2010. En diciembre de ese mismo año, el Ministerio de Cultura de la Ciudad, encabezado por Hernán Lombardi, le entregó un subsidio al arquitecto por su proyecto “Botellas y frascos figurativos: informatización, fotografía y publicación del libro/catálogo explicativo destinado a fomentar el Patrimonio Cultural”.

El 23 de junio del año pasado, Jorge Macri felicitó al ministro de Modernización, Innovación y Tecnología de la Ciudad, Andy Freire, “y todo el GCBA, por el gran paso que dieron hacia el cuidado de los animales”. Cinco días después de ese anuncio del Ecoparque, Libedinsky publicó una carta de lectores en el diario La Nación donde rechazó esa idea: “He quedado desolado ante el anuncio del gobierno de la CABA de transformar nuestro patrimonial zoológico en… ¿’ecoparque’? Como profesor titular de Ecología de la Arquitectura, he enseñado que un ‘ecoparque’ es algo demasiado distinto de un zoológico”, arranca el texto. Continúa: “El título de ‘ecoparque’ es demasiado desacertado y podría llamar a confusión. Por otro lado, lo que sí es necesario restaurar no es de ninguna manera lo ecológico. Habría que remover las especies vegetales espontáneas (ambiente natural) y mantener sólo las plantadas por Thays por su excelente diseño del paisaje.” Y propone que “lo mejor que puede ser nuestro zoológico es… un jardín zoológico, compensando con tecnología actualizada las deficiencias que pudieran contener muchas de las magníficas moradas de animales”. Agrega: “Muchos ejemplares pueden disfrutar del contacto con el hombre y han contribuido históricamente a la civilización: caballos, burros, dromedarios, elefantes, llamas, camellos, etc. Varios zoológicos consideran muy valiosa la experiencia directa, dentro de determinados patrones, de su contacto con el público infantil. La necesidad de un centro de recuperación, resguardo de especies amenazadas, técnicas actualizadas de exhibición zoológica, etc., es obviamente necesaria, pero de ninguna manera en un predio patrimonial e histórico de 18 hectáreas, sino en una reserva natural de 180”. Eso no impidió que ahora se lo contrate como asesor, justamente para el Ecoparque.

A mitad del 2016 se anunciaba desde el Ejecutivo liderado por Horacio Rodríguez Larreta el fin de la concesión que durante años manejó a precio irrisorio el zoo de Buenos Aires. Sin embargo, en estos meses el proceso estuvo más asociado a asesorías que a una transformación en la práctica. De hecho el Ministerio de Modernización de Freire publicó el jueves otra contratación de asesoría. Esta vez por $ 275.396, a Consultora OSP SRL, que en estos cuatro meses aconsejará sobre “seguridad e higiene”.

La primera semana de diciembre, la Legislatura aprobó el proyecto del Ejecutivo que supone la reducción paulatina de la presencia de animales, pero manteniendo la exhibición y con un cuestionado sistema de traslado de las especies, porque podrán llevarlos a otros zoo del país. Seguirán igual, pero cambiando el sitio, quitándolos de territorio capitalino. Ya ocurrió con la jirafa Lara, que murió al no soportar el traslado al zoo de Río Negro. Esta situación llevó a que animalistas, organizaciones y legisladores opositores hablaran más de “ecofraude” que de “ecoparque”. Adrián Camps, legislador porteño por el PSA, advirtió en ese momento por “la transferencia de animales a otros zoológicos y la posibilidad de que el Ecoparque siga funcionando como un zoológico más chico».

También podés leer: