El vendaje en la mano derecha es la consecuencia no deseada de un partido de fútbol en Caracas con gente de la Cancillería. A Alfredo Serrano Mancilla, economista y académico español, director ejecutivo del Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica. (CELAG) y asesor del presidente Nicolás Maduro, le gusta ir por el medio campo, pero no correr mucho. Dice que le gusta jugar al toque, como el Barça. Y eso que nació en la otra punta de España, en Cádiz. En esta charla con Tiempo analiza la crisis venezolana y la del Mercosur en el marco del triunfo de Donald Trump en EE.UU. y de la muerte de Fidel Castro en Cuba.

-¿Cómo interpreta la suspensión de Venezuela del Mercosur?

-Parece que hay una estrategia cada vez mas delimitada de las grandes potencias económicas internacionales de ir desintegrando cualquier bloque regional emergente, como ya han hecho con la Comunidad Andina de Naciones hace algunos años cuando la Unión Europea comenzó a tratar de país a país en lugar de bloque a bloque. En el acoso a Venezuela hay una intencionalidad de ir haciendo valer esta capacidad desintegradora.

-¿Qué puede pasar ahora con este organismo regional?

-Hace pocos días se aprobó un acuerdo complementario que era una de las exigencias-excusas que le ponían, eso debía terminar con los planteos jurídicos que se le hacían, pero es obvio que hay países que tienen la apuesta clara de expulsar a Venezuela alegando una cantidad de bobadas que casi no tienen sentido ni jurídico ni político. Un gobierno golpista como (Michel) Temer no puede presumir de dar lecciones democráticas en el marco del Mercosur, un gobierno como el de (Mauricio) Macri, que sigue manteniendo a Milagro Sala en la cárcel, no puede hacer ningún tipo de sugerencia democrática a un país como Venezuela. Mercosur es un bloque verdaderamente mucho más heterogéneo ideológicamente que hace unos años, lo que dificulta esa cuestión, pero no hay que olvidar que Mercosur tuvo como punto de partida un mercado común comercial, nunca fue como el Alba, la Unasur o la Celac, que tienen dimensiones políticas más fuertes. Qué ocurrirá con el Mercosur es muy difícil saber, porque si bien hay declaraciones de la canciller (Delcy Rodríguez) y del presidente (Nicolás Maduro) de que quieren estar en Mercosur, hay que recordar que cuando Venezuela entró se le aceptó la posibilidad de no suscribir tratados de libre comercio junto con el resto del bloque. Si Mercosur firmara un TLC con la Unión Europea, Venezuela tiene una cláusula que le permite no acabar en ese precipicio que sería para muchas economías. En eso fue muy cauteloso el comandante Chávez. Es más, me atrevo a decir que muchos empresarios en Paraguay, en Brasil y en Argentina estarían deseando acceder a un mercado interno como el venezolano, que sigue siendo muy jugoso a pesar de las dificultades económicas del país.

-¿Por qué no lograron acceder?

-Porque las propuestas de agresión política de sus gobiernos en estos últimos meses es contraproducente. Es muy contraproducente que (el presidente paraguayo Horacio) Cartes haga las declaraciones que hizo y que luego pida a escondidas que sus empresarios penetren en el mercado interno venezolano, lo mismo le pasa al señor Macri en Argentina. Los empresarios en ese sentido tienen intereses económicos muy pragmáticos y los gobiernos parecen que juegan por instancias más del Norte de sacar a Venezuela del mapa político.

-La situación política en ese país mejoró en estas últimas semanas, ¿es así?

-El dialogo es una iniciativa del propio gobierno con el apoyo de instancias internacionales como la presencia activa de Unasur, de ex presidentes de la región y del ex presidente español (José Luis) Rodríguez Zapatero. Todos han cumplido un papel relevante, han tenido una actitud positiva creyendo en el dialogo, respetando mucho la soberanía, no han sido injerencistas. La presencia final del Vaticano ha ayudado a que algunos sectores de la oposición que no querían ni estar, hayan cedido y me parece que eso ha rebajado mucho la tensión política y ha permitido canalizar el conflicto de cara al futuro, planteando mesas de diálogo en temas de política y economía.

-El diálogo revela que la oposición no tiene la homogeneidad que los medios intentan reflejar.

-Cuando uno elige un nombre lo que hace es mostrar al mundo de lo que carece. Llamar a la oposición Mesa de la Unidad Democrática es un desesperado intento de poner una etiqueta de lo que no son. La oposición en Venezuela es muy fragmentada y vienen de tradiciones históricas y políticas muy diferentes, hay gente de la ultraderecha fascista y otra que casi le da un codazo al de al lado para aparecer en la foto. Nadie acepta el liderazgo del otro, ni siquiera (Henrique) Capriles, que ha sido candidato en los dos últimos comicios. También está el presidente de la Asamblea, Henry Ramos Allup, el secretario de la MUD, Jesús Torrealba. A lo largo del diálogo se demuestra que no hay capacidad de ponerse de acuerdo, no han ido todos a la mesa y algunos siguen buscando la vía fascista. Todavía el partido más votado en las elecciones legislativas, aunque se perdió la mayoría, sigue siendo el chavismo, la oposición es infinitamente fragmentada y se nota.

-También parece un logro importante de Maduro que la OPEP tomara acciones para estabilizar el precio del petróleo.

-Nunca se ha valorado desde afuera el valor que tiene Venezuela en la OPEP, que no sólo es por la cantidad de petróleo que produce sino porque desde principios del siglo XXI (Hugo) Chávez tomó un rol clave en materia de la determinación soberana de los precios del petróleo por parte de los países productores y exportadores. Venezuela no sólo es importante cuantitativamente sino cualitativamente como marcador y eso hoy en día es clave. Venezuela ha sido de los países que han impulsado buscar espacios para entrar en un equilibrio en la cuota de producción de muchos de los países, como el caso de Arabia Saudita y la reinserción de Irán en el mundo petrolero después de los acuerdos nucleares con EE.UU. El precio del petróleo venezolano, que suele estar siete puntos por debajo del Brent, en 2014 era 88 dólares el barril en promedio anual, en el 2015 fue 44 y el primer trimestre del 2016 era 23. Hoy está en torno a 42 gracias a una política proactiva, soberana en materia de precios y ahora los ministros de los países de la OPEP discuten nuevas medidas en Viena con el agregado de Rusia, gran productor por fuera de la OPEP. Me parece que es casi irrefutable el papel que ha tenido el presidente Maduro. Pero siempre aparece opacado en los medios internacionales.

-¿Qué puede pasar en Venezuela y en la región con el triunfo de Trump?

-No hay duda que en la época de (Barack) Obama se han dado golpes de Estado muy fuertes, como Honduras, Paraguay, y ahora Brasil, más los intentos de derrocar a Chávez, a Maduro, a Correa, a Evo. No estoy exagerando y no creo que un futuro con (Hillary) Clinton hubiera sido mejor. Esto no niega que Trump tenga un papel muy agresivo en la política exterior en contra de la región latinoamericana, como lo mostró con México. En relación con Venezuela, después de un decreto que todo el mundo puede consultar de Obama declarando a Venezuela como un «enemigo amenazante», me parece que es difícil que Trump pueda redoblar esa apuesta. Seguramente la continuará y declarativamente pueda hacer algún tipo de disparate retorico. Venezuela es un país muy soberano, y con esto me quedo con cierta calma, sin que esto signifique que haya que estar tranquilo. No creo que en Venezuela puedan intentar hacer más de lo que ya hizo el señor Obama en el último tiempo.

-En relación con Cuba, sí podría haber un camino opuesto.

-La gran dificultad que tiene Trump, que parece que no le molesta, es tener que ir contra el mundo. Porque el mundo ha decidido ya hace años que el bloqueo es una locura, que la política es errada. Incluso la abstención de EE.UU. en la última votación demuestra que están en contra. Es difícil ir contra el mundo cuando hay un mundo que apoya y protege a Cuba en el sentido de las relaciones políticas y económicas, como China, Rusia, buena parte de Europa, buena parte de América Latina. Trump ha hecho declaraciones de que quiere desandar lo andado, habrá que ver cuánto puede echar atrás lo que se había avanzado con Obama, teniendo en cuenta que en ningún momento había levantado el embargo. O sea que Trump no tendría que volver a poner el embargo. A pesar de las buenas intenciones y de los acuerdos comerciales como la apertura de cuentas bancarias que se han ido produciendo en mínima medida, lo cierto es que no se levantó el embargo.

-¿Qué puede cambiar en el mundo con Trump?

-Creo que Trump retoma los viejos valores del nacionalismo-proteccionismo, lo cual no significa que no vaya a impulsar a sus trasnacionales con base y casas matrices en EE.UU. Muchas veces ha habido confusión, lo que Trump le está pidiendo al mundo es tener acuerdos comerciales desiguales de una manera clara. Es decir, que no penetren nada en EE.UU. y que EE.UU. siga penetrando en el mundo, lo cual es proteccionismo para un lado y libre comercio para el otro lado. Creo que esa es un poco la clave de la política exterior comercial de Trump y me parece que seguramente los grandes acuerdos como el transatlántico y el transpacífico seguramente van a estar condicionados por ese nuevo intento.

-Él dijo que el 21 de enero rompe el acuerdo TPP.

-Seguramente va a ser difícil predecir qué curso va a tener con las grandes marcas trasnacionales de EE.UU. Pero seguramente no va a permitir que esas grandes marcas internacionales no tengan los beneficios de los acuerdos de libre comercio que tienen afuera. Su problema es cuando estas grandes empresas no son productivas casa adentro. A nivel económico mundial reasulta interesante una nueva apuesta del señor Trump, más allá de las locuras políticas que va planteando. «

«No habrá antes y después de la muerte de Fidel»

-¿Qué cree que puede pasar en Cuba ahora que murió Castro?

-En los últimos años Cuba ha venido discutiendo los lineamientos de una nueva política económica. Se discutió mucho en todos los estamentos públicos, se ha discutido la aparición de los cuentapropistas con régimen tributario nuevo, están estudiando cómo reordenar los subsidios, el tema de la cartilla (de racionamiento), de las inversiones extranjeras directas, con nueva ley garantizando la soberanía que ha permitido la construcción del puerto Mariel, ha permitido entrada de capitales extranjeros con direcciones muy especificadas. En turismo han hecho grandes avances. No hay que pensar que va a haber un antes y un después de la muerte de Fidel. Va a seguir el modelo cubano garantizando soberanía hacia adelante, algo que parece innegociable. Cada vez que visito la isla y hablo con las contrapartes siento la maravillosa tranquilidad de que ellos tienen claro su estrategia de no negociar soberanía. Seguramente se tendrán que adaptar en algunos aspectos, lo han venido haciendo en los últimos años con este nuevo sujeto político que es el cuentapropista. Pero han sido muy inteligentes en ir reacomodándose a fenómenos económicos y políticos que estaban dándose por el propio proceso en la isla y en el mundo. El legado de Castro es muy vigoroso y Raúl tiene una calidad claveen materia económica y por mucho que digan que no hay cuadros, en Cuba lo que sobran son grandes cuadros políticos para seguir conduciendo la revolución hacia adelante.