Después de una multitudinaria marcha oficialista el gobierno de Daniel Ortega y el Congreso de Nicaragua rechazaron la presencia del Grupo de Trabajo de la Organización de Estados Americanos (OEA) creado para realizar «tareas de cooperación para el retorno de la paz» en el país centroamericano. El grupo integrado por Argentina, Brasil, Canadá, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, EE UU, Guyana, México, Panamá y Perú recibió el rechazo del sandinismo por «injerencista», según declaró. «Esa comisión que conforma y dirige el gobierno de Estados Unidos en el afán de seguir interviniendo en los asuntos internos de Nicaragua desde la OEA no es bienvenida a nuestro país, por lo tanto no será recibida en nuestro cielo patrio», dijo el gobierno en un comunicado.

En tanto, el sector opositor representado por la Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia, el Movimiento Estudiantil 19 de abril y parte del campesinado convocaron a manifestaciones para ayer, al cumplirse  cuatro meses del inicio del conflicto por el que ya murieron cerca de 300 ciudadanos.

Pese a la negativa de Managua de recibirlo, el Grupo de Trabajo inició sus labores en Washington y eligió a los embajadores de Canadá, Jennifer Loten, como presidenta, y al chileno Hernán Salinas, como vicepresidente, aunque los embajadores de EE UU, Carlos Trujillo, y Argentina, Paula Bertol, se han mostrado muy entusiastas en promover las acciones del grupo. «Comenzaremos a discutir nuestro plan basado en tareas de cooperación para el retorno de la paz de todo el pueblo Nicaragüense». «#sosnicaragua», tuiteó el jueves la funcionaria argentina, quien llevó la voz de la resolución que aprobó recientemente la OEA con respecto a Nicaragua.

Las otras instancias de la OEA desplegadas en Nicaragua son el Grupo Internacional de Expertos (GIEI) y el Mecanismo de Seguimiento Especial (Meseni), vinculados a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), que observa la situación de los Derechos Humanos en el contexto de las protestas.

El gobierno rechaza el equipo de la OEA también porque considera que venció al «terrorismo» al desmantelar los cortes y controlar momentáneamente los actos de violencia.

El conflicto comenzó por el anuncio de una reforma previsional que modificaba las alícuotas aportadas por las empresas, y que luego de la resistencia generada, jamás se aplicó.