El año 2016 cierra con una conflictividad creciente en los medios de comunicación. Una inédita movilización conjunta de un amplio abanico de organizaciones sindicales del sector lo advirtió ya antes de la mitad del año: para ese entonces, se habían perdido desde el diciembre anterior unos 2000 puestos de trabajo. Y la desgraciada tendencia se sostuvo hasta estos días, en paralelo al retorno del amparo oficial al reinado de Clarín, el gran monopolio mediático argentino, más un puñado de otros grupos poderosos cortesanos del establishment. En este contexto de crisis, resurgieron defecciones patronales que vuelven a tener la autogestión como respuesta de los trabajadores, quienes junto con las fuentes de trabajo, sostenemos voces distintas a las del reconcentrado tramado de los medios en la Argentina.

Ahí están, por poner un ejemplo más reciente, los compañeros y compañeras del diario El Ciudadano de Rosario, que hace poco más de un mes se desvincularon del grupo Indalo y conformaron la cooperativa de trabajo La Cigarra, con la que iniciaron el camino de la autogestión sin que el matutino dejara de estar todos los días en los kioscos.

Así, El Ciudadano se transforma en el sexto diario argentino gestionado por sus trabajadores, sumándose al decano riojano El Independiente, a los recuperados en el marco de la crisis de fines del siglo pasado El Diario de la Región, de Resistencia; El Diario del Centro del País, de Villa María, y Comercio y Justicia, de Córdoba; y a La Posta de Lincoln, surgido de un grupo de periodistas de esa ciudad bonaerense que buscaron de arranque un desarrollo sin patrones.

La autogestión en los medios se expresa además en muchísimas otras experiencias en plena marcha, varias también recientes. Algunas como fruto de recuperaciones de empresas como fuente laboral, como es el caso de la cooperativa Por Más Tiempo, que edita Tiempo Argentino en su formato impreso semanal y con su versión en la Web; o como La Mañana, de Córdoba, que ya no sale en papel pero sí en la red. Y otras que arrancaron sin que medien etapas privadas previas, como la de la cooperativa Pucará de General Rodríguez (Buenos Aires) y su flamante diario digital 1748.com.ar.

El mapa de trabajadores puestos a conducir sus medios es amplísimo. Y no siempre su devenir es entendido y valorado por los extraños. Incluso, en algunos casos hubo emprendimientos con gran potencial que resultaron afectados por “fuego amigo”, que no distinguió características, tiempos y códigos propios del ámbito de las comunicaciones. Pero no se trata aquí de resaltar pajitas. Sí de correr todas las vigas que impidan ver que, más que nunca y como en todos los sectores, los trabajadores y trabajadoras de prensa tenemos que construir mucha fuerza y unidad para resistir esta etapa y contribuir al retorno de un proyecto de país que nos tenga en cuenta como seres libres y dignos que somos. Este es el intento permanente de quienes con humildad pero orgullosamente formamos parte de la Federación Asociativa de Diarios y Comunicadores Cooperativos de la República Argentina Ltda. (Fadiccra). Creemos que se impone direccionar las energías a impulsar los más recientes procesos de autogestión, a consolidar los de trayectorias más extensas, a promover nuevos.

Nuestra Federación fue concebida como una herramienta organizativa que trascienda apetencias y vanidades meramente personales, que supere centralismos estructurales, que desborde ombliguismos intelectuales, que fortalezca una agenda informativa ligada a los intereses del pueblo y al cumplimiento de sus derechos al acceso a la información y la libertad de expresión, pilares básicos de una verdadera democracia.

Este es el compromiso que renovamos, sidra y pan dulce a la vista. Vamos a festejar la conciencia, la lucha, la esperanza de los trabajadores. Vamos a brindar por no dar tregua.

FADICCRA
Integrante de la Confederación Nacional de Cooperativas de Trabajo (CNCT)