«En estos dos meses aprendimos que no podemos confiar en nada, por eso estamos custodiando el cuerpo hasta llegar a Buenos Aires y se haga la autopsia», dijo Sergio Maldonado, hermano de Santiago, el joven que hace 79 días desapareció luego de ser perseguido por una patrulla de gendarmes a la vera del Río Chubut.

El martes, a unos 150 metros del lugar donde se vio por última vez a Santiago, apareció un cuerpo que esta madrugada voló a Buenos Aires en un avión de Prefectura. La ropa con la que se lo halló, y algunos efectos personales como un DNI, hacen suponer que podría tratarse del joven desaparecido durante la represión a los miembros de la Pu Lof en Resistencia de Cushamen. Pero anoche, en conferencia de prensa, Sergio ratificó que va a esperar a ver las pruebas para confirmar si se trata o no de su hermano: «Hasta no estar cien por ciento seguro no lo voy a confirmar, más allá de que tenga algunos elementos personales».

«Es muy raro que se haya encontrado ahí. Hay que ser muy cuidadosos, les pedimos tiempo para decir las cosas como corresponden. Queremos saber la verdad desde un primer momento, les pedimos paciencia y que nos acompañen como lo hace la gente, pidiendo por la aparición con vida», agregó Sergio, que habló con la prensa un día después del hallazgo, acompañado por su pareja, Andrea, los abogados Verónica Heredia y Mario Coroliano y el perito Alejandro Ichauregui.

La familia Maldonado tiene razones para desconfiar. Desde que Santiago desapareció, funcionarios, dirigentes oficialistas y medios afines al gobierno inseminaron pistas que ubicaban al joven en distintos puntos del país, y hasta del exterior. La última de esa saga macabra fue la candidata Elisa Carrió, quien primero sugirió que podía encontrarse en Chile y luego, una vez hallado el cuerpo, se refirió a él como «Walt Disney». «No puede decir las barbaridades que dijo, es una falta de respeto. Sabemos que hay mucha gente que no acompaña los dichos de Carrió, pero otros sí. Pueden no estar de acuerdo con lo que hizo Santiago, pero eso es una falta de respeto», respondió Andrea.

«El hostigamiento que recibimos de parte de todos ustedes, periodistas… pueden esperar un poco e informar bien», sugirió Sergio, y agregó: «Mis padres están a casi dos mil kilómetros. Si ustedes tiran cosas que hieren o levantan fotos, me parece que no corresponde. Hay que replantearse un poco cómo lo llevan a cabo, la ansiedad es perjudicial para nosotros», reprochó Sergio, en alusión a la difusión de imágenes que presuntamente correspondían al cuerpo hallado en el Río Chubut.

Aunque nadie se atribuyó ni confirmó la veracidad de esas fotos, la familia Maldonado y sus allegados creen que el material provino de la misma usina que, creen, podría estar detrás de la aparición del cuerpo en las inmediaciones de la Pu Lof. Al igual que los vecinos de la comunidad, la familia cree que el cuerpo pudo haber sido «plantado». «No puedo asegurarlo, pero creo que sí, instintivamente sí, porque -en los primeros rastrillajes- no estaba ahí», precisó Sergio.

Heredia dio más precisiones sobre ese punto: «Ayer se inició a las 11 de la mañana un rastrillaje en un lugar que se rastrilló por cuarta vez. Esto consta en el expediente, se hizo este mismo rastrillaje el 5 de agosto, el 8 de septiembre y el 18 de septiembre. Todos recuerdan la cantidad de gente y el despliegue que se hizo el 18 de septiembre en ese mismo sector del río con un resultado negativo, como todos conocemos», detalló.

En diálogo con Tiempo Argentino, la abogada también abordó la controversia respecto la razón por la cual se decidió rastrillar la zona. Una versión indicó que el juzgado había recibido un llamado identificando el lugar donde debía realizarse el rastrillaje. Pero el llamado no fue consignado por el juez Gustavo Lleral en la resolución donde ordena y cita las razones del rastrillaje. Según el juez, el rastrillaje fue motivado por el consejo de un prefecto, que sugirió repetir la búsqueda de un modo más intenso.

«Ese llamado existió, pero hay cientos de llamados. Quizá por eso no está en la resolución -arriesgó Heredia- pero lo cierto es que no está».

La pista del llamado anónimo con supuestas -y asombrosas- precisiones, las fotos de Maldonado en la Pu Lof que la Gendarmería tardó dos meses en entregar a la justicia, los inexplicables baches en el relato de los gendarmes, funcionarios plantando pistas falsas sobre el paradero de Santiago, uso y abuso político en clave proselitista, el hallazgo de un cuerpo a tres días de las elecciones. A Sergio le sobran motivos para “no confiar en nada”.