Este jueves a las 8 de la mañana una formación de nuestro subte se detuvo entre las estaciones Diagonal Norte y Moreno de la línea C que une Retiro y Constitución. La empresa Metrovías argumentó que se debió a una “falla técnica” en uno de los trenes Nagoya 5000, adquiridos por el Gobierno de la Ciudad para una supuesta mejora de la red. Pero en realidad la falla se llama obsolescencia.

Hoy hubo pasajeros que se transformaron en peatones. No nos sorprende: son los castigados de turno por la desidia y el extraño criterio del macrismo para comprar vagones con relucientes chapas de fabricación de las décadas de 1960, 1970 o, como en este caso, de 1980, el año de fabricación de la formación japonesa, y hacerlos circular como si fueran nuevos.

En rigor, los trenes Nagoya tienen ya 37 años de uso. Fueron utilizados en Japón durante 35 años. Cuando allí los dieron de baja, el Gobierno de la Ciudad decidió comprarlos. Empezaron a circular en nuestra red desde hace dos temporadas.

Los y las ciudadanas que caminaban hoy por las vías eran ancianos que concurrían a citas médicas, niños y jóvenes escolares, mujeres y hombres que iban a sus trabajos. Las personas habían sido evacuadas después de una angustiante espera “técnica” en el túnel subterráneo gracias al profesionalismo del guarda, el conductor y los auxiliares de estación, que se sumaron a la tarea.

Desde hace años que los usuarios del subte no aparecen en la lista de prioridades del gobierno de la Ciudad. No mueven el amperímetro de las preocupaciones políticas del oficialismo.

En estos casos, Metrovías siempre aclara que “los procedimientos de una evacuación cuidan especialmente que no haya peligro”. Pero esos procedimientos no los hace la empresa. Somos los y las trabajadoras quienes ponemos el cuerpo ante la tensa situación creada por el malhumor social y la bronca por llegadas tarde a turnos o clases y las pérdidas de premios por presentismo.

Lo cierto es que, como hemos denunciado, detrás de estas dudosas inversiones en material rodante desvencijado por el uso y embellecido para el marketing, hay personas que utilizan la red y que trabajan en ella. Cada “error” a la hora de los gastos se transforma en una cita con la ciencia ficción.

Los ciudadanos de Buenos Aires y quienes llegan a la Ciudad merecen algo mejor. Un subte con un buen servicio y adecuadas frecuencias, que llegue cada vez a más barrios.

Los trabajadores exigimos desde hace años mayores inversiones en la expansión de la red y en la compra de trenes nuevos. Exigimos transparencia en las inversiones para que nuestros trenes no se vuelvan obsoletos y caigan en desuso. Pedimos que se extienda la red y que se haga con tecnología segura y de calidad. Llamamos a los y las ciudadanas a ser parte del debate y no dejar el transporte público en manos de un grupo de funcionarios irresponsables.