La pandemia del COVID-19 demostró que los cielos están más limpios sin la polución de aviones y coches. Claro que al mismo tiempo que las ciudades con peor calidad del aire tienen una tasa mayor de mortalidad por el coronavirus. De todas maneras, la contracara de la pandemia, al reducirse considerablemente la contaminación podrían evitarse más de 11 mil muertes en Europa de personas afectadas por enfermedades respiratorias, un impacto que se replicará en otras regiones del mundo, según un estudio del Centro de Investigación de Energía y del Aire.

Por caso, se produjo una brusca frenada de la actividad económica, y como consecuencia la producción de electricidad procedente del carbón se redujo un 40% y casi un tercio del consumo de petróleo. Esto derivó en una drástica caída de la contaminación en abril: disminuyeron un 37% la concentraciones de dióxido de nitrógeno (NO2) y un 10 % de partículas finas PM2,5, que se depositan en el ambiente y se desplazarse fácilmente en los pulmones, ya que contienen sustancias orgánicas, polvo, hollín, metales y químicas. Un estudio afirma que debido a esto se evitarán unas 2000 muertes en Alemania; y una cifra un poco menor en Reino Unido, Italia, Francia y España. Se calcula que la mejora de la calidad del aire evitaría unos 6000 nuevos casos de asma infantil.

Según una estimación de la Organización Mundial de la Salud, la contaminación reduce un promedio de tres años la esperanza de vida y provoca cada año 4,2 millones de muertes prematuras en el mundo, un dato al que apuntan varios estudios recientes. Este análisis tiene en cuenta las condiciones meteorológicas, las emisiones y los datos disponibles relativos al impacto de la contaminación atmosférica sobre la salud. Al mismo tiempo, la relación entre el COVID-19 y la contaminación quedó demostrada en un estudio reciente publicado por la Universidad de Harvard: cruzó los datos de contaminación y coronavirus de 3000 condados de EE UU y la conclusión arrojó que las zonas más expuestas a contaminación en los últimos 15 años “tienen un índice de mortalidad por COVID-19 sustancialmente mayor”.

Otro estudio de la Universidad alemana de Halle-Wittenberg, publicado por Science of the Total Environment, lo corrobora, aunque se trate de una investigación preliminar. El autor del estudio, YaronOgen, tomó los datos de polución que captura el satélite Sentinel 5P de la Agencia Espacial Europea y comparó los datos de varias ciudades con las cifras de fallecidos por coronavirus. “Cuando observamos el norte de Italia, el área alrededor de Madrid o Hubei, en China, todos tienen algo en común: están rodeados de montañas. Esto hace que sea aún más probable que el aire en estas regiones sea estable y los niveles de contaminación sean más altos”, aseguró.

«Hay que extraer una conclusión de todo esto: si disminuimos la contaminación de cara a un rebrote del coronavirus o a una nueva pandemia, estaremos salvando vidas», afirmó Santiago Barajas, miembro de Ecologistas en Acción.



EN EUROPA

6000

Casos de asma infantil se podrían evitar si persiste el actual mejoramiento de las condiciones de contaminación.