Cuando aún no se han acallado los ecos que produjo la designación de Bob Dylan como Premio Nobel de Literatura 2016, las apuestas sobre quién será el nuevo Nobel en ese rubro están al rojo vivo. Es probable que nunca los efectos del galardón otorgado por la Academia Sueca hayan durado tanto como en el caso de Dylan. De hecho, fue recién en junio que leyó su discurso de aceptación, condición sine qua non para poder cobrar los 819.000 euros que le corresponden a cada ganador. La secretaria del organismo, Sara Denius, calificó al discurso de “extraordinario” y “elocuente” aunque Dylan no haya acatado los tiempos y formas que fija la Academia. 

La nueva entrega del galardón que se producirá el jueves seguramente desplazará a Dylan de las primeras planas e instaurará una nueva polémica sobre los merecimientos del elegido, ya que casi nunca el criterio de la Academia es compartido por una amplia mayoría y muchas son las veces que los autores premiados no son los que las  casas editoriales  difunden más aunque casi sin excepción los elegidos son aquellos que escriben en una lengua mayoritaria.

Como es bien sabido, la elección no sólo tiene un carácter literario, sino también político. O quizá sería más correcto decir que la elección no sólo tiene un carácter político sino, en ciertas ocasiones, también literario. En este sentido -como en muchos otros- Borges es un clásico: según se afirma su apoyo inicial a la dictadura cívico-militar se habría impuesto sobre su obra a la hora de ser elegido ganador, aunque luego haya revisado su actitud. De todos modos, el Nobel, además de ser el más consagratorio de los galardones, es también una fábrica de historias cuya fuente y veracidad se desconocen, pero que pasan de boca en boca como una verdad absoluta. 

La Academia Sueca recibió en esta oportunidad 240 propuestas de posibles candidatos a recibir el Premio Nobel de Literatura. De ellos se seleccionaron 195 escritores y, como sucede siempre, la lista sábana se fue achicando hasta que quedaron  cinco finalistas sobre los que se debate para otorgarle el máximo galardón a que puede aspirar un escritor. 

Este año, igual que el pasado, entre los quince favoritos figura en el puesto 13 un argentino: César Aira. Si llegara a ganarlo, cosa que no parece muy probable, uno de los mayores problemas que se suscitarían en Argentina sería, probablemente, la renuencia absoluta que Aira tiene a dar notas en su propio país, aunque sí las da en el exterior. El orgullo nacionalista se vería empañado entonces por su reticencia con la prensa.

Pese a la solemnidad que impone el Nobel, las apuestas respecto de él en Europa son tanto o más populares que en cualquier otro rubro y el entusiasmo crece a medida que se acerca la fecha de entrega . Sin embargo, nadie sabe a ciencia cierta de dónde proviene la información que hace que los nombres suban y bajen de las listas, ya que la Academia Sueca mantiene un silencio absoluto hasta el momento mismo del anuncio formal del ganador. 

Este año entre los favoritos (no se sabe muy bien de quién aunque las especulaciones no cesan)  según la casa londinense de subastas Ladbrokes figuran:
1. Ngugi Wa Thiong’o. Es de Kenia. Nació en Limuru en 1938. Fue preso político en su país y marchó al exilio. El brujo del cuervo (Alfaguara) y el ensayo “Descolonizar la mente” (Debolsillo) son las dos obras que pueden leerse en la Argentina. La apuesta: 4 a 1.

2. Haruki Murakami. Nació en Tokio en 1949 y es muy conocido en la Argentina, donde cuenta con muchos lectores e incluso con varios fanáticos. La apuesta 5 a 1. 

3. Margaret Atwood. Nació en Ottawa en 1939, es la única mujer que integra la lista y se la conoce en Argentina. Recientemente se reeditó El cuento de la criada que también se convirtió en serie televisiva.  La apuesta: 6 a 1.

4. Ko Un. Es surcoreano y nació en 1933. La tensión entre Corea del Norte y los Estados Unidos le suma puntos respecto del Nobel. Su triunfo pagaría 8 a 1. 

5. Amos Oz. Nació en Jerusalén en 1939 y es un luchador por la paz entre Israel y Palestina. La apuesta 10 a 1.

6. Claudio Magris
Nació en Italia en 1939 y es muy conocido en la Argentina. La apuesta 10 a 1.

7. Javier Marías
Nació en Madrid 1951 y se lo considera el menos español de los escritores españoles por su contacto con la lengua inglesa en su función de traductor, lo que probablemente ha influido en su escritura.  Su obra novelística es monumental y es, además, un gran conocedor de Shakespeare. La apuesta 10 a 1.

8. Adonis. Ali Ahmad Said Esber, nació en Al Assabin en 1930. La apuesta: 12 a 1.

9. Don Delillo. Nació en Nueva York en 1936 y es muy conocido en Argentina. La apuesta: 14 a 1.

10. Yan Lianke. Nació en China y, al igual que Mo Yan, apoya al actual régimen de su país.  La apuesta: 14 a 1.

Los lugares en la lista de favoritos y los nominados van cambiando a medida que se acerca el día del comunicado oficial. También el portugués António Lobo Antunes  forma parte también de los candidatos eternos. De otorgársele el Nobel, sería el primer escritor portugués en ganarlo luego de José Saramago y sería, además, un reconocimiento más que merecido ya que su obra es tan monumental como exquisita. Si bien se lo lee en Argentina y es muy conocido, no tiene aquí el reconocimiento masivo que merecería.

  En una situación similar está Joyce Carol Oates que lleva escritas unas 40 novelas entre las que se cuenta La hija del sepulturero. Es un merecido emblema de la literatura de los Estados Unidos. Dijo en una entrevista: “Hay que temerle a Trump. No tener precaución con él es tan insensato como su propio discurso”, una declaración que no se sabe si la favorece o la desacredita como candidata al Nobel 2017. Es que la Academia Sueca tiene misterios insondables a la hora de elegir. Por suerte, al menos el misterio de quién será el Premio Nobel de Literatura 2017 se develará mañana.