La titular de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto, calificó el año 2017 como «muy positivo institucionalmente» al lograr la restitución de la identidad de seis nietos, y pidió que el Estado «no toque ni un centímetro los resortes» que les permiten continuar con la tarea de recuperación de los nietos apropiados por la dictadura cívico militar.

«Nunca bajamos los brazos y la visibilidad de nuestra tarea va en crecimiento, pero eso solo no aumenta la cantidad de nietos que encontramos», dijo Carlotto a Télam, y destacó que muchos nietos las buscan a ellas y «eso hace que los encontremos».

«Es una sucesión de casualidades que hacen que se dé en nuestros nietos ese despertar de algunos que hace que nos busquen y los encontremos», explicó.

Al trazar un balance del año, con cuatro restituciones de identidad y dos casos resueltos de madres cuyos hijos no llegaron a nacer, Carlotto agregó que «cuando hay mucho amor, constancia y optimismo, las cosas salen bien».

«Seguimos encontrando desaparecidos con vida pero necesitamos que también no toquen ni un centímetro los resortes que sostienen a la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad (CONADI) y al Banco Nacional de Datos Genéticos que son fundamentales en la búsqueda». afirmó.

Con relación al trabajo conjunto con el Estado y a las políticas de derechos humanos, Carlotto señaló que «si bien el Estado quiere olvidar y mirar para otro lado, la Abuelas queremos que la dictadura que vivimos no vuelva a repetirse».

«Nosotras recibimos muchos agravios por parte del Gobierno, pero decimos la verdad y la decimos seriamente. Si se olvida, queda un pozo negro que puede repetirse, quizá no como golpe cívico militar, sino como vemos ahora, con presos políticos, detenciones de jóvenes en protestas, con jubilados indefensos y genocidas con prisión domiciliaria que van a violar», sostuvo.

Carlotto, quien recuperó a su nieto Ignacio Montoya Carlotto en 2014, consideró que la búsqueda de la identidad por parte de quienes actualmente tienen alrededor de 40 años «es contagiosa».
«Muchos se enteran tardíamente de que no son sus padres a quienes están velando y forma grupos de búsqueda de su origen y es una manera de encontrar datos rastreando pero al revés», dijo en alusión al deseo de los jóvenes de conocer su origen.

La dirigente de derechos humanos destacó el valor de esa tarea debido a los obstáculos que representa: «hay registros civiles cerrados, documentos quemados o clínicas que ya no existen más y eso lo hace difícil pero no imposible», afirmó.