En muchos de los interesados análisis realizados sobre las primarias se soslaya intencionalmente un dato relevante y que es parte del mapa político argentino: los resultados obtenidos por el Frente de Izquierda y de los Trabajadores (FIT).

La coalición que tiene entre sus principales referentes a Nicolás del Caño, Myriam Bregman o Néstor Pitrola, entre muchos otros, logró resultados verdaderamente significativos en algunos distritos. 

En Jujuy, uno de los laboratorios de avanzada del proyecto cambiemista, de la mano de Alejandro Vilca, obrero recolector de residuos y de origen colla, el FIT alcanzó casi el 13% de los votos y se ubicó como clara tercera fuerza. En Mendoza, la lista encabezada por la actual senadora provincial Noelia Barbeito obtuvo cerca del 9% y pelea la renovación de la diputación nacional en octubre. En Neuquén, la coalición trotskista obtuvo cerca del 7%, un resultado similar en Salta, mientras que en Santa Cruz superó el 8 por ciento. 

En la ciudad y la provincia de Buenos Aires, en el marco de una tendencia a la polarización (fogoneada mediáticamente), no llegó a esos guarismos. Sin embargo, mantuvo los niveles de votación alcanzados en los últimos años, superando ampliamente el piso proscriptivo que impone la ley de PASO. Del Caño quedó a tiro de ingresar como diputado nacional por la provincia de Buenos Aires. En la Ciudad, el FIT está entre las seis fuerzas que compiten hacia octubre (había 15 antes de las PASO) y en la Provincia, se ubicó entre las únicas cinco que quedan en carrera (previo a las primarias existían 17).Tomando el país de conjunto, más del 6% de los votos nacionales fueron para el Frente de Izquierda (alrededor de un millón). La coalición que se formó en 2011 y reunió a la inmensa mayoría de las expresiones de izquierda del país, cuenta hoy con cuatro diputados nacionales, 15 legisladores provinciales, además de ediles en varios concejos deliberantes. Tiene presencia electoral en 22 de los 24 distritos, o sea, es una fuerza de extensión nacional. 

La participación de las fuerzas del FIT en el sindicalismo combativo y clasista es ampliamente conocida, como lo describimos recientemente en un ensayo para un libro de coautoría sobre la clase obrera*. Así como también su presencia en el movimiento estudiantil, de Derechos Humanos o en el masivo movimiento de mujeres.

La persistencia y desarrollo del FIT constituye un fenómeno peculiar, incluso, internacionalmente, en un mundo donde las llamadas izquierdas radicales se debaten entre la mera testimonialidad o la mimetización (adaptación) con el enemigo. La coalición Syriza en Grecia fue el ejemplo más trágico: llegó al gobierno de su golpeado país y aplicó el más neoliberal de los ajustes. 

Previo a las primarias, un duro conflicto concentró la atención nacional: el protagonizado por trabajadores y trabajadoras dePepsiCo. Una serie de elementos se combinaron. En primer lugar, la disposición a la resistencia de los obreros y las obreras sumada a la influencia de la izquierda en la fábrica y en el gremio. Íntimamente relacionado con esto, para lograr su visibilización política fue clave la presencia de los diputados de izquierda (y esencialmente del FIT) que pusieron el cuerpo en el momento más difícil de la represión. El empresariado, la dirigencia sindical burocrática y el Gobierno lanzaron su “posverdad” acorde al momento (como ahora hacen perversamente con la desaparición de Santiago Maldonado): las fábricas y empresas cerraban porque estaba la izquierda. La realidad muestra exactamente lo contrario, donde la izquierda tiene predominancia se conocen los conflictos justamente porque hay pelea, mientras que en aquellos lugares en los que conducen personajes como Rodolfo Daer (Alimentación), los despidos pasan sin ni pena ni gloria. Hoy con su carpa montada en Congreso, por la que pasaron centenares de referentes y personalidades, los trabajadores y las trabajadoras siguen luchando por una ley de expropiación del predio de Florida que le permita la continuidad laboral. Pero más allá del destino del conflicto particular, actuaron como una referencia para que las patronales del país en general y de la estratégica zona norte en particular, tomaran nota de que su ajuste tan preciado encontrará en muchos lugares una decidida resistencia y nada les será fácil.

La misma intensidad pone el Frente de Izquierda en la tarea urgente de hoy: la lucha por la aparición con vida de Santiago Maldonado. Así como, coherentemente, desde hace once años viene reclamando por Jorge Julio López.

Aquí radican las razones de ciertas maniobras de algunos editorialistas de los grandes medios que buscan instalar una polarización a medida. La tan discutida hegemonía de la “nueva derecha” para asentarse necesita, entre otras cosas, disminuir a la izquierda. Cómo ya es costumbre, si no lo logra por la vía de los hechos, intenta imponerlo “por otros medios”. Pero el Frente de Izquierda está en carrera y su permanencia es más que necesaria ¿Quién va a impulsaren el Congreso y en las calles todo lo que se describe más arriba ante los inquietantes tiempos por venir?, interrogaba un recordado spot. La respuesta corta y concisa era “nosotros, la izquierda”. «

*A la izquierda de la pared, en ¿Existe la clase obrera?, Capital Intelectual, 2017.