En tan sólo cuatro días se registraron nueve crímenes en suelo bonaerense pasibles de ser llamados «ajustes de cuentas» o «venganzas». Tiempo dialogó con investigadores judiciales y policiales que coinciden en que la mayoría de estos episodios están vinculados con el narcotráfico, aunque prefieren no sobredimensionar el fenómeno.

El miércoles 20, en la zona de la Chanchería de la Villa Itatí, en Quilmes, acribillaron a balazos a Magalí Otranto, de 28 años, y Denise Sudera, de 29. Los sospechosos, identificados por los vecinos, resultaron ser viejos conocidos: en abril ya habían allanado sus casas. Se trata de Miguel Ángel González de Armas y Aaron Eli Leiva Juárez. Los crímenes se relacionan con una disputa entre peruanos y paraguayos por la venta de marihuana, cocaína y pasta base en el barrio. En el marco de esta guerra, las muertes de las dos chicas no fueron las primeras.

El cuádruple homicidio del viernes 22 fue el hecho más sangriento. En una habitación de una pensión del Barrio 9 de Abril, en Esteban Echeverría, fueron masacrados los hermanos Evelin Giménez, de 26 años; Nahuel «Francis» Cisnero, de 20; y Carla Cisnero, de 16. También fue asesinada la novia de Francis, Eliana Figueroa, de 22, y resultó herido un bebé que se encuentra fuera de peligro. Horas después, a unas 20 cuadras de allí, apareció un cadáver con cinco disparos: dos en la nuca, dos en el cuello y otro en la espalda. Según reconstruyeron los investigadores, se trataría de uno de los agresores de la pensión.

Para la policía, estas cinco muertes tienen relación con el narcotráfico. De acuerdo con los testigos, los asesinos le recriminaron a Francis que fuera un «transa». El muchacho, a su vez, mantenía vínculos con un grupo de delincuentes que se identifica como «Los de la vía de Quiroga», en cuya zona de influencia apareció el quinto cuerpo. Tiempo pudo saber que desde la fiscalía de Juan José Vaello, a cargo de la investigación del cuádruple crimen, aún no están seguros de que el caso lleve el sello narco. Ocurre que otro de los hermanos de Francis está detenido por robo a mano armada y no descartan una venganza de otro tipo. Lo cierto es que el quinto homicidio cometido ese día en Esteban Echeverría tramita en otra UFI, y Vaello no encontró elementos para darle paso a la unidad fiscal especializada en narcomenudeo.

«Que se den todos juntos es una casualidad. No es algo que se dé habitualmente. Tiene que ver con la existencia de ciertos grupos en determinados territorios que existieron y que van a seguir existiendo. Esa es una realidad en los lugares donde opera el narcotráfico», analizó un funcionario judicial del fuero penal federal, que está detrás de las grandes bandas del narcotráfico. Como es sabido, los delitos relacionados con la venta de drogas al por menor son investigados por la justicia ordinaria bonaerense (ver recuadro).

El sábado, dos sicarios en moto rompieron la puerta de una casa en Zárate y balearon a sus dos ocupantes: Diego Sanduende, de 28 años, y Jonathan Castañeda, de 27. El primero murió en el acto. El segundo busca recuperarse en un hospital local de un impacto en la cabeza. El lugar tenía vestigios de haber sido incendiado tiempo atrás y no tenía ningún tipo de muebles, por lo que se trataría de un búnker. Cinco días después, la policía detuvo a Hernán Esquitín y Carlos Omar Gerfo.

El domingo fue el turno del paraguayo Cipriano Ozuna Maldonado, de 36 años, acribillado en el interior de un Peugeot 308 blanco que tenía la patente cambiada y había sido robado en Lomas de Zamora un mes atrás. El hecho ocurrió en Pontevedra, partido de Merlo, donde paraba la víctima. Allí, la policía secuestró un chaleco antibalas, una carabina calibre 22, 180 gramos de marihuana y varias dosis de paco. Los investigadores señalaron a este diario que el crimen tendría relación «con una venganza o una deuda por dinero».

«Donde mejor funcionan estas bandas es donde no se ven estos conflictos, ya sea porque no tienen otros rivales o porque están arreglados con quienes tienen que vigilarlas. Eso no significa que el narco no opere en otros lugares, simplemente que acá se está dando una situación de conflictividad», resumió otro de los especialistas consultados. «

Estadísticas y recursos que no abundan

Este recorte arbitrario de cierto tipo de crímenes cometidos en un período no significa que los nueve asesinatos, en cinco episodios diferentes, hayan sido los únicos vinculados al narcotráfico entre el 20 y el 24 de junio en la provincia de Buenos Aires. Si se acudiera a datos oficiales, tampoco habría mayores precisiones, ya que las causas tramitan bajo tipificaciones tales como «homicidios simples, agravados o criminis causa (los cometidos para ocultar otro delito)».

Las últimas estadísticas indican que el año pasado bajó la cantidad de homicidios respecto a 2016: de 2268 a 2157, siendo la tasa más alta la de los homicidios culposos, que fueron 1271.

«Es difícil vincular un homicidio con un caso de drogas. El imputado o los testigos prefieren no dar precisiones y nosotros optamos por no gastar recursos, que no abundan», detalló un funcionario de la Procuración bonaerense que aseguró conformarse con dar con los autores de los hechos. «Desde hace cinco años se sumaron herramientas importantes a las investigaciones, pero aún son insuficientes», dijo, aunque destacó «el trabajo mancomunado entre los fiscales ordinarios, los especializados en droga y los del fuero penal federal».