El titular de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI), Gustavo Arribas, fue definitivamente desvinculado de la causa en la que estaba sospechado de haber recibido pagos ilegales por parte de la multinacional brasileña Odebrecht, acaso por la adjudicación de la obra de soterramiento del ferrocarril Sarmiento. Arribas no volverá a ser molestado por la Justicia con ese tema. Y se lo debe a dos históricos representantes del poder judicial, el juez federal Rodolfo Canicoba Corral y el fiscal Germán Moldes.

Canicoba es el juez que sobreseyó semanas atrás a Arribas, pese al pedido de investigación que había impulsado el fiscal de primera instancia Federico Delgado. El fallo del juez vapuleó al fiscal, consideró que Arribas no había cometido delito y que, en todo caso, si algo hubo, fue en “extraña jurisdicción”, es decir fuera de la Argentina.

Delgado apeló el fallo, insistió en sus sospechas, avanzó en la teoría de la investigación y pidió que fuera la Cámara Federal la que, en definitiva, diera la última palabra. Pero el tribunal de alzada no pudo siquiera intervenir para revisar los papeles.

Para que un recurso sea tratado por un tribunal revisor (cuando, como en este caso, no hay un particular damnificado que haya pedido ser “querellante”) debe ser el Ministerio Público Fiscal el que asuma la representación de la sociedad y el interés en saber la verdad. El fiscal que debía hacer eso en este caso era Germán Moldes. Pero desistió.

En otras palabras, Moldes se conformó con el fallo de Canicoba que dice que Arribas es inocente, y dejó colgado de la brocha y sin escalera por debajo a la apelación de su colega Federico Delgado. Consintió el sobreseimiento. Y sin impulso fiscal, la Cámara no tiene forma de revisar el fallo. Tema cerrado.

En tres párrafos lo resolvieron los camaristas Jorge Ballestero y Leopoldo Bruglia. En cambio, aun coincidiendo con sus colegas, el juez Eduardo Freiler se enojó con Moldes. “Alejado de estas directrices que deben ceñir el obrar de los miembros del Ministerio Público Fiscal como unidad llamada a “promover la actuación de la justicia en defensa de la legalidad [y] de los intereses generales de la sociedad”, el Sr. Fiscal General propuso abandonar el recurso deducido y, con ello, renunciar al descubrimiento de la verdad. Es por todo ello que advierto necesario comunicar lo aquí acontecido a la Procuración General de la Nación, remitiendo copias de las actuaciones correspondientes, a sus efectos”.

Freiler consideró que la conducta de Moldes debía ser revisada por la Procuración. Pero ello tampoco va a ocurrir, porque su postura quedó en minoría. ¿Por qué querría Freiler que se revisara el desistimiento de Moldes? Por una cita textual del propio Moldes, en otra causa por presunta corrupción: “Yo soy un fiscal que por lo general, por lo muy general, pero por lo muy, muy, muy general acompaña los recursos de apelación interpuestos por los fiscales de la instancia anterior. La estadística casera de mi fiscalía me dice que hay un 97% de casos en los que hemos mantenido los recursos y entre un 3 y un 4% en los que, de manera fundada y por escrito se han desistido. Esto implica un respeto por el trabajo del fiscal de primera instancia y por el conocimiento que él diariamente tiene de la causa en la que está trabajando. Al ser muy respetuoso de la actuación de los fiscales en la instancia y de su autonomía y opinión, no es, en general, mi conducta abortar su decisión de recurrir”.

Esta vez, con el titular de la AFI, no pasó.