Músicas de todas partes, de adentro y fuera del país, de las veredas de los barrios porteños y de los cerros norteños. Todo confluye en Olvidé San Telmo, la banda que mezcla instrumentos, sonidos, poéticas y que presenta su segundo disco el viernes en la sala Caras y Caretas (Sarmiento 2037)

 “La banda surge de una plena experimentación que hago con el charango. Yo estudié bajo toda la vida y después de una especia de crisis que tuve con la música, me acerqué a ese instrumento. Así, me fui encontrando con otra gente y salió Olvidé San Telmo», cuenta a Tiempo Argentino, Iván Deiana charanguista, (entre otros instrumentos) y uno de los fundadores de la agrupación. 

«Hay un momento, en el que uno comienza una búsqueda que no sabés a donde va, teníamos un sonido de todas partes con instrumentos de todas partes, pero a veces es necesario alejarse de las raíces, mirar desde afuera y ver qué somos y qué hay», explica el músico. 

La banda está conformada además por Luis Fernando Chávez (en voz, u-bass y accesorios), Matías Menarguez Insúa (en batería), Carla Vera (en voz) y Román Lacrouts (en ronroco, charango y voces). 

Lo que nace del suelo, el segundo disco llega, según dice la banda, «en un momento donde todo es correr sin mirar. Lo que nace del suelo fue un pedido de escucha a nosotros mismos, tomamos el suelo como nuestra esencia, dejando crecer sensaciones, palabras, espacios y estados de ánimo; atravesando la vorágine urbana que es Buenos Aires. En el proceso aprendimos a ser observadores, pacientes, conscientes; para traducir el mensaje que brota desde nuestra tierra».

Cada uno de sus integrantes confluye en Olvidé San Telmo, “hay un bagaje histórico en todos porque todos venimos de lugares completamente diferentes: folklore, rock, jazz y todas esas cosas se juntaron en forma natural en las canciones. En el segundo disco profundizamos más esa línea con canciones más introspectivas”, explica Deiana. 

–¿Cómo recibe el público hoy este tipo de propuestas? 

–Lo que veo desde los shows, es que la gente viene a divertirse a relajar y disfrutar música. A medida que empezamos a contactarnos con la gente y a empezar ese ida y vuelta fuimos aprendiendo también a armar un espectáculo sincero desde la risa, porque somos personas que vemos el mundo desde una manera muy irónica. Eso hace que los shows sean divertidos y que de algún modo no exista esa distancia entre público y el escenario. A veces vas a un recital y es como estar mirándolo por algún canal de música porque no hay un contacto ni mínimo con la gente. 

–¿Cómo funcionó el financiamiento colectivo?

 –Fue un desafío interesante pero ocurrió algo divertido y es que decidimos a modo recompensa a cada uno que aportaba le hacíamos un agradecimiento musical diferente, el problema fue que nos dimos cuenta que teníamos que hacer como diez canciones distintas así que fuimos arreglándonos para recompensar y no tener que matarnos con eso.

Olvidé San Telmo se presenta el viernes 3 de noviembre a las 22 en la sala Caras y Caretas en Sarmiento 2037