El gobierno gusta decir que no le importa lo que se diga en los medios tradicionales, que prefiere la «comunicación directa» de las redes sociales y los «timbreos». Algo de eso hay, como lo demuestra la fortuna que invierten en trolls, community managers y campañas virales. Pero esa inversión –cercana a los 100 millones de pesos, solo en avisos– es insignificante comparado a los beneficios directos o indirectos otorgados al Grupo Clarín, el principal multimedios del país. Tiene lógica: como vienen las cosas, en este año electoral el macrismo necesitará, más que propaganda, protección. Y el blindaje mediático de Clarín, como cualquier político argentino sabe, no es barato.

El pasado lunes 20, el Ente Nacional de Comunicaciones (Enacom) autorizó a la empresa Nextel –propiedad del multimedios– a prestar servicios de comunicaciones móviles por 4G. La resolución permite que la telefónica ejecute el «refarming» –reconversión– de frecuencias que la firma obtuvo al comprar cinco pequeñas compañías de Internet. De ese modo, Clarín quedó instituido como el cuarto jugador en el jugoso mercado de la telefonía celular. Con un detalle: no tuvo que pagarle nada al Estado. Ventaja nada despreciables si se tiene en cuenta que sus tres competidoras debieron abonar unos 500 millones de dólares cada una para obtener las frecuencias que ahora Clarín está en condiciones de explotar –casi– gratis.

Clarín obtuvo el espectro que hoy opera con Nextel luego de comprar cinco proveedores de Internet, por los cuales pagó unos U$S 120 millones. Ese espectro corresponde a conectividad punto a punto empresaria, pero un decreto presidencial de principios de enero y las resoluciones del Enacom la habilitaron a convertir las frecuencias para operar telefonía móvil de cuarta generación.

Según estimaciones de mercado, el costo del «refarming» no supera los 50 millones de dólares, apenas el 10 % de los 500 millones que debieran pagar Telefónica, Claro y Telecom para operar 4G. Para amortiguar el escándalo, el ministro de Comunicaciones Oscar Aguad advirtió que se le pedirá al nuevo operador «una compensación económica» para equilibrar a Clarín con sus competidores. Ni el Enacom, del operador mediático radical Miguel De Godoy, ni Aguad –exabogado de Clarín– especificaron la cifra. ¿La razón?: el multimedios que orienta Héctor Magnetto propone pagar en especias lo que sus colegas pagaron cash.

Las resoluciones del Enacom habilitan a Clarín-Nextel a prestar servicios sobre las frecuencias que la firma ya posee en las bandas de 900 Mhz y de 2,6 Ghtz. Pero a Clarín-Nextel le sobra frecuencia para el servicio que tiene previsto prestar. De modo que ya le hizo saber al gobierno que está dispuesto a desprenderse de un tercio de lo que tiene –40 mhz de los 120 que compró–, y devolverlos al Enacom como forma de pago de la «compensación económica» a la que se refirió Aguad. Por como se vienen dando las cosas, es de esperar que el Enacom sea generoso con la valuación de los megahertz que le sobran a Clarín.

Con el mismo énfasis que usó para defender el impresentable acuerdo con Correo Argentino SA, Aguad argumentó que la habilitación a Clarín «no es gratis, porque van a tener que invertir en la extensión de la red» para poder brindar el servicio. Y sí: sería el colmo que, además de entregarle a precio de ganga la explotación de la frecuencia, el Estado además le cediera el uso de antenas y redes. Suena a abuso, pero no habría que descartarlo: Clarín lleva años en el club de empresas que exprimen al Estado.

El gobierno hizo público el nuevo beneficio a Clarín justo cuando Macri viajaba a España para reunirse con, entre otros, el titular de Telefónica. En esa compañía no se explican si fue torpeza, impericia o provocación, pero el presidente se presentó ante José María Álvarez Pallete como si nada pasara. Con cortesía de ocasión, el CEO le recordó que están dispuestos a litigar en el CIADI si no se corrigen la política de beneficios exclusivos a Clarín.

En el gobierno saben que corren el riesgo de enemistarse con una empresa de dimensiones globales –y con efecto contagio sobre otros inversores–, pero parecen resignados: si la economía no repunta y la política sigue a los tumbos, necesitarán del caro blindaje de los medios del Grupo Clarín para llegar con alguna chance a las elecciones. «