La vicepresidenta Gabriela Michetti no es la más ducha a la hora de implementar el reglamento de funcionamiento del Senado. Sin embargo, ayer se impuso, pero contra sus propios compañeros de bloque, e hizo callar a los radicales Juan Carlos Marino y Ángel Rozas.

El primer cruce se desató a partir de un planteo del peronista formoseño José Mayans, quien acusó a Marino de cometer un “gesto de avivada” y una “falta de respeto” en la última sesión de la Cámara alta, que decidió levantar por falta de quórum para evitar una derrota de Cambiemos en la votación del DNU sobre reembolsos para puertos patagónicos. Cuando Federico Pinedo quiso contestarle a Mayans con otra cuestión de privilegio, Michetti le rogó que lo haga en la comisión de Asuntos Constitucionales, y el presidente provisional hizo caso.

El que no quiso obedecer a Michetti fue el propio Marino quien sostuvo que: “No voy a permitir que se dude de mi honorabilidad”. Pero otra vez, la presidenta del Senado lo frenó y le negó la palabra. “He sido aludido y tengo derecho a plantear una cuestión de privilegio”, se quejó el radical, a lo que Michetti contestó: “Si es por un tema de hoy, es una respuesta. Yo como interpreto que es una respuesta, no se la voy a conceder”.

A continuación Rozas, quien preside el interbloque oficialista, intentó responderle a Mario Pais (PJ-FpV) quien planteó una cuestión de privilegio por lo sucedido en la última reunión del Consejo de la Magistratura, donde no pudo asumir dado que la Corte Suprema retrasó su juramento, lo que le permitió a Cambiemos aprobar el jury contra el camarista Eduardo Freiler.

Michetti le exigió a Rozas que explicara antes de hablar el “tema” de su descargo. “Si me deja hablar, se va a enterar en el camino. No sabía que tengo que confesarme antes. Lo hago a veces en la iglesia, hace mucho que no lo hago…”, le respondió, irónico, el chaqueño.

La vicepresidenta dijo tener “la facultad de autorizar” la formulación de cuestiones de privilegio, pero el senador la cruzó: “Si usted cree que es la dueña, está equivocada. No tiene ninguna autoridad. Tiene la facultad de dirigir, no de resolver”. “Usted sabe que no se puede contestar”, remató Michetti, para darle fin a la discusión.