Federico Simonetti y Julián Urman se conocieron en un taller de escritura en 2002 y se hicieron amigos. Por ese entonces no imaginaban que una quincena de años más tarde crearían y coescribirían País de Boludos, lo hacemos entre todos, un programa de opinión que lanzó su segunda temporada, y que se sube cada domingo a las 22 a su canal de Youtube. Tampoco sospechaban que alcanzarían casi 30 mil suscriptores en tan solo unos meses y más de un millón de visualizaciones en los episodios más vistos, que lo harían sin pauta y que lanzarían en su segundo año una campaña de apoyo económico con respuesta favorable en fans no sólo de Argentina sino también de Australia, Inglaterra, Italia, España, Suiza. Pero habían confirmado en ese momento de crisis nacional que a los dos les interesaba escribir sobre política y humor. La apuesta habría de redoblarse: Simonetti (conducción) y Urman (dirección).

Tiempo visitó el búnker, su lugar de rodaje (equipos Provideogrip; asistente Luna Pinilla), y charló con ambos en la terraza que dibuja el fondo vidrioso y verde de País de Boludos (PDB), antes de que anochezca y se enciendan las luces de cine de tono dramático (realización y luces Héctor Raggio), que Federico cambie el vestuario (Vanesa Strauch), pongan la cerveza artesanal sobre la mesa (Bronx), elijan el gorila como objeto para ilustrar la intervención del PJ (con la colaboración de Te lo resumo así nomás), mientras conversamos, y pasen y repasen el guión prolijamente, no sin cuestionar los últimos contenidos del episodio de PDB que, en clave de humor, porta un logo animado con hélice (animación Joan Mellera) y que está dado vuelta, con el borde atlántico que mira hacia Chile.

En la charla matera, tanto las risas conjuntas como los contenidos políticos fueron parte del “pinponeo” usual del programa, y la maqueta de su proceso creativo, con la claridad, profundidad y lucidez que los caracteriza. Simonetti viene con historia en los rubros. Antes de PDB, llevaba adelante un programa en Instagram llamado Noticias para gente que se despierta al mediodía, un resumen de noticias diario. Si bien ya hacía más de una década que el comediante se dedicaba al género en el teatro y también había trabajado en prensa (Canal 7, entre otros), “venía con ganas de hacer algo de desarrollo”, cuando se le acercaron algunas personas para crear un nuevo producto y oportunamente le escribió Julián, que viene del mundo del cine y los videosocialeros (Generación artificial), de la música y de la traducción de guiones. Se dio además que los recién despedidos del Canal de la Ciudad (editan: Belén Luna y Eric Lackner), con experiencia, potencialidad y sin trabajo, también estaban en el momento de autogestionar un nuevo producto y así todos confluyeron en lo que hoy conforma un equipo mayor y profesional.

Julián y Federico no paran de escribirse, desde el primer encuentro del martes hasta el viernes, cuando filman, porque en cada guión (unas doce o trece versiones por programa) que coescriben, funciona la química y encuentran un tono en común indiscutible.

En su origen fue el horror y la paleta de discursos que confundían la opinión pública acerca de la desaparición de Santiago Maldonado: “esa semana se discutía sobre el tema de los mapuches, la RAM, Carrió salió a decir que había un 20% de que estuviera en Chile. No había una contextualización y salimos con ese tema”, cuenta Simonetti. Y aclara que País de Boludos está muy lejos de funcionar como “canal de desahogo, en donde la demanda de la gente está en que quiere encontrar un canal para su frustración generalizado, desde lo que votaron al macrismo que todavía lo bancan por la frustración que sintieron por el kirchnerismo, la frustración de los kirchneristas y de la gente de izquierda”.

Sobre la situación actual de los medios, reflexionaron también sobre los dos años de este diario de prensa autogestionada por los trabajadoras y trabajores, por lo que Federico expresó a nivel general: “Siento que hay un espacio de reconstrucción y remodificación del negocio de todos los medios de comunicación. Estamos muy contentos con un modelito a pequeña escala de un medio de comunicación que está funcionando. Estaría buenísimo que la gente apoye espacios así para seguir construyendo como hacen los multimedios: lavado de dinero, operaciones con la AFI (risas).”


-Cada programa tiene un eje. ¿Cómo lo eligen?

Julián Urman: -Tratamos de desarmar ciertos discursos, vemos cuáles son los predominantes en la semana y qué podemos construir alrededor de eso. Esta semana la intervención del PJ va a ser el eje fuerte y desde ahí hablar de poder político y judicial en esa frontera siempre bajo ataque. Por cómo funcionan los medios, hay un tema semanal, salvo la anterior (NdelaR: “El carpetazo”), en donde nos costó encontrar y tuvimos que hacer un recorrido. No es tan fácil decir cuál es el eje. Claramente, la excepción es por ejemplo el de la reforma educativa.

Federico Simonetti: -Es un programa de opinión. En general lo que desarrollamos es que a través de un hecho coyuntural, construir una opinión sobre lo que está pasando. Periodísticamente no vamos a hacer una investigación para revelar algo. Tratamos de hacer un programa de humor.

-Desde lo de Santiago Maldonado hasta hoy, ¿cómo explican que se haya disparado la cantidad de seguidores? Los comentarios dicen que son “los nuevos CQC”, los “mejores en humor y política”.

JU: -Para nosotros es importante la relación entre política y humor. Hay gente que te ama y que te odia. Guiarse por las opiniones tan dispares es imposible. Tratamos de mantener nuestro norte en lo que nos parece interesante y divertido. Hemos bajado cosas, lo que no nos parecía.

-¿Qué dejaron afuera?

FS: -Sacamos cosas que tienden a confundir. Cuando vemos algo por ejemplo que lo hace por exceso de contextualización. De golpe vemos que estamos hablando de otro tema y terminamos diciendo treinta cosas sin decir nada, ahí eliminamos.

JU: -En este programa sacamos a Barrionuevo con la CGT Azul y Blanca. Nos parecía demasiado informativo.

-¿Ya cuentan con las visuales para editar en el programa de hoy?

FS: -Somos bastante obsesivos y nos dedicamos mucho. El laburo empieza el martes, nos juntamos, trazamos un tema. En general, no nos ponemos de acuerdo. Y uno de los dos cede (risas). Es casi un matrimonio, “pinponeamos” hasta tener más o menos trece versiones.

JU: -Laburamos mucho el guion, intentamos que quede más suelto. Fede (Simonetti) tiene una gran habilidad de naturalizar el texto. Si la primera capa es la periodística, la última es la visual. La edición final de lo que es la cultura de la imagen. Hacemos uso de un material concreto y de uso libre. No cobramos, sólo pedimos aportes, lo que nos da soltura para el archivo de actualidad, cine, de amateurs. Queda un collage.

-¿Qué expectativa tienen para este año de País de Boludos?

FS: -Como ustedes (NdelaR: sobre Tiempo Argentino). Es construir algo que sea autosustentable y nos permita divertirnos, opinar y vivir de eso, por lo menos pagar los gastos del laburo. Deben ser unas 25 horas semanales las que dedicamos.

JU: -Cuando el año pasado hicimos la noche de elecciones en este búnker, en un momento, Fede, preguntó cuántos “votantes” teníamos del FIT y había mucha gente. El público no tiene mucho dónde ir a ver humor, por eso tenemos una llegada particular y sentimos su apoyo.

-¿Cuál es la génesis del nombre?

JU: -Fue idea de Fede (Simonetti).

FS: -Sale de lo que sentía que era necesario decir. Es un país con una calidad de discusión política muy bajo en general. Julián pensó “Lo hacemos entre todos”. Con eso se da una bajada a tierra. “Teniendo muchas posibilidades, no salimos adelante” es una idea que tuvimos los progre cuando ganó Macri. Me resultó gracioso y picante y me vino muy rápido la imagen del logo, el país que mira a Chile. El gorro con la hélice lo agregó el animador. Y nos interesaba que la idea de “boludos” agrupara a todos y no señalar con el dedo a nadie.