Algún día alguna ciencia dará indicios acerca de dónde viene esa manía humana de la fantasía (artística) autocomplida. Desde el ya remanido 1984 de Orwell sobre el control social hasta el actual coronavirus, pasando por los atentados terroristas espectaculares, las expresiones artísticas siempre aparecen “adelantadas a su tiempo”. A la espera de esos indicios (tal vez el arte no sea más que un ensayo sobre lo humano y su porvenir), aquí un trío de films que pegaron fuerte en las audiencias más allá de lo que, precisamente, se suele llamar calidad artística.


Contagio (2011)

La mayoría de los centennials y buena parte de los millennials -a nivel internacional- están descubriendo que hay un director de cine llamado Steven Soderbergh. Es que su película Contagio, hasta ahora conocida por ser la primera vez que figuras como Matt Matt Damon, Kate Winslet, Jude Law y Gwyneth Paltrow, pasó a formar parte del top five de más alquiladas por iTunes en Estados Unidos. Soderbergh se mete con lo que más hacen los medios de comunicación aunque enunciativamente sea sobre lo que menos hablan: la propagación del miedo. En eso Soderbergh sobresale y mete miedo. Encima tuvo el tino de poner el origen del virus que nadie sabe cómo combatir (el ficticio MEV-1), proviene del murciélago. Todo sucede rápido (ni siquiera hay una especie de prefacio), y también, con gran tino, representa a toda la prensa en la figura del bloguero Jude Law. De las mejores para conocer (¿y saborear?) el poder del miedo.


Guerra Mundial Z (2013)

Una bien de vértigo y acción, con Brad Pitt de protagonista. Su director, Max Brooks, tiene antecedentes dispares: Finding Neverland, (2004), Stranger Than Fiction (2006), pero aquí se hace entendible y cien por ciento entretenido. No hay mucho para decir de la trama: un virus desconocido hace convertir a los humanos en zombies. No son muy convencionales (de andar más o menos lento y torpes): son rápidos y bastante astutos para ir por su presa. Sin embargo, las virtudes del film están en el enfoque. Aquí el héroe es quien no se deja llevar por el pánico pero tampoco se paraliza, recurre enseguida a la ciencia para encontrar la solución y a la organización para la resistencia. Casi el abc de la sobrevivencia de la especie a lo largo de los milenios. Especial para ver si se está ansioso.


Hijos del hombre (2006)

La más filosófica y reflexiva no sólo de este trío, sino de todo el grupo de películas sobre catástrofes. El gran film de Alfonso Cuarón se ubica en el año 2027 y el ser humano está al borde de la extinción: se ha perdido la capacidad de procrear y se ignora la razón de la esterilidad de las mujeres; incluso el procedimiento científico de reproducción falla. La película comienza su narración con la muerte de un joven de 18 años, la persona más joven de la Tierra. La desesperación de la población mundial está a punto del desborde total. En medio de esa situación, Julian (Julianne Moore), llama a Theo (Clive Owen) -un desilusionado activista radical de Londres convertido en burócrata- para que proteja a una mujer que muy probablemente pueda procrear y daría la oportunidad de salvación a la especie. Ella y él (Moore y Owen) son de los pocos concientes de que no sólo lo que hay es un problema a futuro (no poder reproducirse) sino un terrible problema presente: ¿cuál es el sentido de todo si lo que se hace y transmite no será abrazado y disfrutado por nadie?, ¿cómo sobrevive en el presente una cultura que no puede dejar legado?