-¿Qué balance político realiza del encuentro con Alberto, intendentes y legisladores en San Antonio de Areco?

-Tenemos varias conclusiones. La primera, y la más importante, es el acuerdo en la necesidad de instalar el modelo de arraigo y la importancia determinante del interior y de las zonas productivas en la agenda de la provincia de Buenos Aires y en la agenda nacional, cosa que ha estado muy ausente estas últimas décadas. Se trata de una agenda fundamental: representar intereses de las comunidades del interior a las cuales nosotros, desde el peronismo, les hemos dado la espalda.

La segunda conclusión es el hecho de haber recuperado la política. Un (pre) candidato a presidente que va a los distritos, que tiene relación con los referentes territoriales, que habla de política, que se junta a escuchar, a expresar cuál es su posición y su propuesta para gobernar la Argentina.

Y la tercera, mirando la foto, es que desde el peronismo de la provincia de Buenos Aires todos y todas nos debemos una actualización para que tengamos una presencia de un actor fundamental ligado a los reclamos e imprescindible, que es la mujer.

-¿Cuál es el peso electoral del interior bonaerense, cuáles son las principales problemáticas de la región?

-Hay un 14 por ciento del padrón nacional que está ubicado en las zonas productivas en el interior del distrito.  Eso es equivalente a las provincias de Córdoba y Santiago del Estero juntas, y a la provincia de Mendoza y a la Ciudad de Buenos Aires juntas. Son datos para dimensionar el volumen electoral que tiene el interior y poder recuperar el acompañamiento que hemos perdido sistemáticamente: en  2005 tuvimos un promedio de 40 por ciento de acompañamiento en el interior a nuestro espacio político, y en 2017 llegamos a un escaso 20 por ciento.

Es imprescindible que nosotros incorporemos los intereses del interior. Tiene que ver con impulsar la producción de pequeños y medianos productores, la agricultura familiar, los productores frutihortícolas, la soberanía alimentaria que implica garantizar alimentos, productos frescos, saludables, producidos en el territorio a partir de un diseño de regionalización que garantice la comercialización, distribución y logística en la misma región o territorio con precios justos.

Estos son los temas que les interesan a la comunidad de toda la zona productiva, no es una cuestión ideológica sino que es una cuestión netamente de gestión y de garantizar políticas de población donde se producen alimentos, que tienen un potencial enorme de riquezas y que no estamos aprovechando.

-¿Cómo se compatibilizan las agendas del interior y el Conurbano en una propuesta electoral?

El objetivo es integrar la Provincia. No puede haber dos provincias, una en el Conurbano, con una agenda que no tiene nada que ver con la otra provincia, que es la del interior. Es la integración urbano rural de la provincia, aprovechar la capacidad industrial que tiene la zona del Conurbano, con la capacidad agro industrial, el desarrollo productivo y de alimentos que tiene la zonas del interior. Y esto se logra con transporte, con conectividad, con buena infraestructura vial, con esquemas de regionalización. La Provincia no puede depender de un monopolio de la industria láctea, tenemos que integrar a los pequeños y medianos productores a estos procesos e integrar las necesidades de la región metropolitana con la del interior. Que no haya más migración de zonas rurales a urbanas. El 70 por ciento de la población de la provincia de Buenos Aires vive en una parte muy chiquitita, el Conurbano. Esto es inviable, y la discusión es absolutamente integral.

-¿Cuál es su evaluación de las posibles precandidaturas a gobernador dentro del peronismo y cómo ve que se están desarrollando las conversaciones?

Primero, mi posición personal: mi vocación, mi energía y mi voluntad está puesta en ponerme al frente de la Provincia, con esta mirada de arraigo, con la experiencia de haber sido intendente ocho años en un municipio muy característico del interior como es San Antonio de Areco, habiendo desarrollado un modelo de arraigo que fue bastante exitoso. De hecho la última universidad que se creó en la Argentina es la de San Antonio de Areco y con la experiencia necesaria para asumir esa responsabilidad y cambiar una lógica histórica, de que nunca un intendente del interior estuvo al frente de la provincia de Buenos Aires.

Pero mi cuestión personal es absolutamente secundaria delante de lo que hoy Cristina ha marcado como una agenda que comparto plenamente, que es conformar el frente más amplio posible para lograr el objetivo principal, que es terminar el 10 de diciembre con el gobierno de María Eugenia Vidal y de Mauricio Macri, quienes les están haciendo un daño a todas las familias argentinas y a todos los sectores geográficos de la provincia de Buenos Aires peor que en el 2001. Si no se siente esa crisis es justamente por el rol de los intendentes, de las políticas sociales que quedaron de los gobiernos del kirchnerismo, y también por las organizaciones sociales que se ocuparon mucho de contener.

Pero, para conformar ese frente amplio no hay que tener ningún tipo de limitaciones. Los intendentes no podemos estar exigiendo ese lugar para un intendente, ni podemos dejar de observar el volumen electoral que puedan tener otras compañeras o compañeros. Nosotros tenemos que hacer lo que hizo Cristina con mucha inteligencia estratégica. La fórmula debe expresar un sentido, un mensaje. Y lo que está claro es que en la fórmula bonaerense deben expresarse frescura, renovación, capacidad, caudal electoral, una mirada clara hacia el interior, una política de arraigo y un diseño que busque integrar a la provincia de Buenos Aires y resolver los problemas estructurales. Buscaremos los mejores hombres y mujeres que representen eso.

-¿Cómo analiza un posible acuerdo con el massismo sobre todo en relación a las candidaturas en la provincia de Buenos Aires?

-Alberto Fernández, ante una pregunta similar, fue muy claro. Las puertas de nuestro frente están abiertas a todos los argentinos y argentinas de bien que quieran construir un país diferente, que tengan vocación de alejarse de esta tensión de tener una grieta que no tiene que ver con la grieta de la democracia de poder tener opiniones diferentes sino con este modelo de grieta que solamente genera un campeonato entre fuerzas políticas a ver quién dice las peores cosas del otro, esquemas de persecución. Acá los argentinos no quieren escuchar más estas palabras tan perturbadoras. Quieren escuchar un mensaje de esperanza y expectativa. Bueno, bienvenidos sean todos los argentinos y argentinas con intenciones de aportar a esta construcción, sin ningún tipo de limitación.