Una de las niñas mimadas del macrismo, la inversión en energías renovables, fue fuertemente criticada este miércoles por José Luis Sureda, quien fuera mano derecha del ministro de Energía y Minería, Juan José Aranguren, y que un año atrás se fue dando un portazo de esa cartera.

Sureda apuntó a la «falta de oportunidad» en el impulso a la energía renovable, toda vez que significa un elevado costo fiscal para el Estado que se produce al mismo tiempo que se reducen los subsidios al consumo de energía, lo que ha generado un fuerte rechazo social.

«¿Es este el momento para incorporar subsidios a la energía renovable cuanbdo sacamos subsidios al consumo?», se preguntó el especialista, quién disertó en un seminario organizado por la Universidad Austral en el marco de su programa de Gerenciamiento en Gas y Petróleo.

Sureda, quien fue secretario de Recursos Hidrocarburíferos del Ministerio de Energía, observó, además, que como las instalaciones en las que se genera energía a partir de fuentes renovables (principalmente solar y eólica) están emplazadas en localizaciones diferentes a las que ocupan las actuales usinas generadoras de electricidad, se deberá realizar una inversión específica para llevar esa ‘nueva’ electricidad a los centros de consumo.

«Si se llega al objetivo de un ocho por ciento de la generación total de la Argentina en base a renovables, será necesaria una inversión adicional de 3000 millones de dólares en líneas de transmisión eléctrica dedicadas que la va a pagar todo el sistema», informó.

«Mi crítica es: ¿en este momento vamos a agregarnos esta penuria?», indagó.

Por la ley 26.190 impulsada por Cambiemos en 2016, la Argentina destina una cifra anual para subsidiar a las firmas que generan electricidad por medio de renovables y que se ejecuta por medio de beneficios promocionales en el pago de IVA y Ganancias, además de preferencias arancelarias.

Según el informe del jefe de Gabinete, Marcos Peña, al Senado del mismo miércoles 25, este costo fiscal fue de U$S 1700 millones en 2016; en 2017 se ubicó en U$S 1800 millones y en este ejercicio 2018 alcanzará a U$S 1421,2 millones. Es decir, U$S 4921 millones, casi 100.000 millones de pesos en tres años, lo que supera con creces el supuesto ahorro en subsidios al consumo de energía, de $80 mil millones, que habría logrado el Ministerio de Energía en 2017 respecto de 2016 según fue consignado por el diario La Nación la semana pasada.

Por otro lado, las compras y ventas de proyectos renovables que ya tienen contratos de venta de electricidad a CAMMESA (administradora mayorista del mercado eléctrico) por 20 años, despertó sospechas sobre las verdaderas intenciones detrás del impulso oficial al sector, toda vez que empresas vinculadas a la familia del presidente Mauricio Macri participaron de algunas de esas operaciones obteniendo suculentas ganancias, según dijo el diario Perfil. 

Sureda advirtió, además, que la renovable es una energía «aleatoriamente intermitente», lo que genera «riesgo alto al sistema» y genera sobrecostos. «La renovable es una energía de menor calidad», subrayó.

Como la luz solar y los vientos no son permanentes ni totalmente previsibles, el empleo real de un generador eléctrico en base a estas energías es menor a su potencial. Algunas experiencias indican un uso no mayor al 35%. La interrupción en la generación implica que debería haber otros generadores disponibles para reemplazar a los basados en renovables. Pero los generadores en base a energía convencional (gas natural, combustibles y nuclear) no pueden entrar y salir de servicio por sus complejidades técnicas.

«Hay que tenr cuidado y ser conscientes de las limitaciones para no cometer costosísimos errores», advirtió Sureda.

El ex funcionario vinculó el impulso a la energía renovable con la conciencia respecto del cambio climático. Pero se mostró escéptico al respecto: «No estoy convencido del cambio climático», dijo. «Mientras la ciencia lo siga debatiendo, yo no tengo una posición final», argumentó.