La investigación de Los Papeles de La Castellana se inició hace varios meses, cuando los primeros archivos con documentos ultrasecretos donde constan las maniobras para evitar el pago de impuestos de las más grandes fortunas españolas comenzó a fluir hacia el sitio Filtrala (https://filtrala.org/).
Se trata de 39 mil documentos que circularon por despachos de las oficinas fiscales del Paseo de la Castellana, en Madrid y que recalaron en las manos de periodistas de eldiario.es, La Marea y Diagonal, medios de información independientes -algunos de ellos organizados en forma cooperativa- en todos los casos, dirigidos y desarrollados por periodistas comprometidos con la libertad de información como uno de los Derechos Humanos básicos.
¿Cómo llegó semejante caudal informativo a su destinatario? Fue una paciente recepción de datos filtrados a un buzón de correos de Filtrala, alojado en Bruselas, a través del navegador TOR. Ese browser, cuyo nombre corresponde a las siglas de «The Onion Router» (el enrutador de cebolla) tiene la particularidad de que fue creado para que no pueda ser rastreado el origen de un mensaje que se envía por Internet.  
Los que saben de esto aseguran  que esta tecnología pertenece a la llamada red oscura, esa parte sumergida de la red de redes donde solo bucean los especialistas y que también se conoce como darknet, deep web o web profunda.
Las razones para elegir tal navegador resultan obvias. Se trata de proteger al «whistlerblower» -o filtrador de información- de las agencias de vigilancia global de los diferentes estados o incluso de organismos interestatales. El riesgo para el ciudadano que filtra este tipo de información no sólo pasa por perder el trabajo, bajo el cargo de ser un empleado infiel, sino hasta de sufrir algún atentado contra su vida.
Los millones de euros en juego y sobre todo el daño que la revelación de estas maniobras produce en los responsables de estas maniobras ilegales pueden ser tremendos, al punto de que quien muestre esa parte oscura de los personajes públicos se convierte en un blanco móvil.

El ejemplo de lo que ocurrió con el soldado Bradley Manning, que reveló documentos sobre la barbarie cometida por tropas estadounidenses en Irak, y el calvario que padece el creador de WikiLeaks Julian Assange, ya había enseñado al agente Edward Snowden que si quería que la verdad sobre el espionaje global de la NSA saliera a la luz y vivir para contarlo le convenía elaborar una estrategia para no terminar atrapado.

Los responsables de Flitrala tomaron esos ejemplos y decidieron utilizar esta herramienta, TOR, de libre acceso público, para proteger sus fuentes. 
De esta manera, cualquiera, siguiendo las instrucciones, puede enviar material sin que aparezca la dirección IP de origen. TOR no muestra esa identificación y se comunica directamente con el receptor.  Eso permite garantizar que se pueda enviar material altamente sensible gozando de la condición de mayor anonimato posible.
Así se descubrió la forma en que, a la manera de los Panamá Papers, los individuos más poderosos de la península se ahorraron millones de euros en impuestos aprovechando planes de amnistía fiscal –blanqueo de capitales, en definitiva- sin el conocimiento del resto de los contribuyentes. Los que resultan cazados por los organismos de recaudación como en un zoológico, porque no tienen la capacidad de escabullirse. Algo como lo que sí pudieron hacer los Borbones, la familia real, y banqueros y empresarios de alcurnia, que reúnen las mayores fortunas de la nación. «
La investigación de Los Papeles de La Castellana se inició hace varios meses, cuando los primeros archivos con documentos ultrasecretos donde constan las maniobras para evitar el pago de impuestos de las más grandes fortunas españolas comenzó a fluir hacia el sitio Filtrala (https://filtrala.org/).
Se trata de 39 mil documentos que circularon por despachos de las oficinas fiscales del Paseo de la Castellana, en Madrid y que recalaron en las manos de periodistas de eldiario.es, La Marea y Diagonal, medios de información independientes -algunos de ellos organizados en forma cooperativa- en todos los casos, dirigidos y desarrollados por periodistas comprometidos con la libertad de información como uno de los Derechos Humanos básicos.
¿Cómo llegó semejante caudal informativo a su destinatario? Fue una paciente recepción de datos filtrados a un buzón de correos de Filtrala, alojado en Bruselas, a través del navegador TOR. Ese browser, cuyo nombre corresponde a las siglas de «The Onion Router» (el enrutador de cebolla) tiene la particularidad de que fue creado para que no pueda ser rastreado el origen de un mensaje que se envía por Internet.  
Los que saben de esto aseguran  que esta tecnología pertenece a la llamada red oscura, esa parte sumergida de la red de redes donde solo bucean los especialistas y que también se conoce como darknet, deep web o web profunda.
Las razones para elegir tal navegador resultan obvias. Se trata de proteger al «whistlerblower» -o filtrador de información- de las agencias de vigilancia global de los diferentes estados o incluso de organismos interestatales. El riesgo para el ciudadano que filtra este tipo de información no sólo pasa por perder el trabajo, bajo el cargo de ser un empleado infiel, sino hasta de sufrir algún atentado contra su vida.
Los millones de euros en juego y sobre todo el daño que la revelación de estas maniobras produce en los responsables de estas maniobras ilegales pueden ser tremendos, al punto de que quien muestre esa parte oscura de los personajes públicos se convierte en un blanco móvil.
El ejemplo de lo que ocurrió con el soldado Bradley Manning, que reveló documentos sobre la barbarie cometida por tropas estadounidenses en Irak, y el calvario que padece el creador de WikiLeaks Julian Assange, ya había enseñado al agente Edward Snowden que si quería que la verdad sobre el espionaje global de la NSA saliera a la luz y vivir para contarlo le convenía elaborar una estrategia para no terminar atrapado.
Los responsables de Flitrala tomaron esos ejemplos y decidieron utilizar esta herramienta, TOR, de libre acceso público, para proteger sus fuentes. 
De esta manera, cualquiera, siguiendo las instrucciones, puede enviar material sin que aparezca la dirección IP de origen. TOR no muestra esa identificación y se comunica directamente con el receptor.  Eso permite garantizar que se pueda enviar material altamente sensible gozando de la condición de mayor anonimato posible.
Así se descubrió la forma en que, a la manera de los Panamá Papers, los individuos más poderosos de la península se ahorraron millones de euros en impuestos aprovechando planes de amnistía fiscal –blanqueo de capitales, en definitiva- sin el conocimiento del resto de los contribuyentes. Los que resultan cazados por los organismos de recaudación como en un zoológico, porque no tienen la capacidad de escabullirse. Algo como lo que sí pudieron hacer los Borbones, la familia real, y banqueros y empresarios de alcurnia, que reúnen las mayores fortunas de la nación. «

Arrancó la campaña para el 26J

La campaña por las elecciones del 26 de junio (26J) arrancó con una guerra de spots publicitarios donde los tres partidos que disputarán la mayoría de votos intentan cautivar a propios y ajenos, que harán la diferencia en estos comicios que pueden poner fin al bipartidismo y abrir lugar al progresismo. El spot de Unidos Podemos, la alianza de izquierda que dio el “sorpasso” superando en intención del voto al PSOE, narra un hipotético 26J donde su fuerza ya ganó y la población en distintas situaciones goza de un cambio histórico, con la voz en off del actor José Sacristán. Los socialistas, en cambio, apuntan al presidente Mariano Rajoy. En un video ambientado en un comercio, una clienta le reclama a “Don Mariano” que acepte un cambio de producto, a lo cual el vendedor se niega persistentemente. El gobernante Partido Popular va directo al grano. Una mujer pide en una tienda 70 kilos de comida para gatos. Ante la sorpresa del vendedor, la mujer explica que tiene 122 gatos. “¿Tanto le gustan?”, le pregunta. “No, no me gustan, pero estoy en contra de los perros”, responde, haciendo una crítica implícita al hecho de optar por “la contra”.

Más allá de esta postura, el PP está a punto de perder el gobierno, si se repite en las urnas la tendencia que están midiendo las encuestas. La alianza entre Izquierda Unida y Podemos demostró la capacidad de recolectar un porcentaje de votos que le permitan ingresar al Parlamento más diputados que los socialistas, quienes serían sus socios naturales en una eventual coalición, lo que dejaría fuera al PP.