Juana Elena Arias de Franicevich firmó, entre 1976 y 1978, 93 partidas de nacimiento. Durante esos años, los más oscuros de la dictadura cívico-militar, la partera trabajó junto al médico policial Jorge Bergés, reconocido torturador y partero de las maternidades clandestinas del Circuito Camps. De todas esas certificaciones de nacimientos, por lo menos tres fueron para ocultar la identidad de hijos de desaparecidos: son las de Ana Libertad Baratti, Martín Ogando y el nieto 121, el último aparecido. A diferencia de los dos anteriores, el hijo de Ana María Lanzillotto y Domingo “El Gringo” Menna no fue en búsqueda de su identidad. La duda no lo asaltó primero. Fue la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad (Conadi) y la Justicia quienes, tras una búsqueda de Abuelas de Plaza de Mayo, lo contactaron a partir del análisis de esos documentos falsificados por la socia del médico torturador en una clínica de Wilde, en el partido de Avellaneda.

El encuentro del hijo de los dirigentes del PRT-ERP desaparecidos con su hermano Ramiro, con su tía Alba Lanzilloto, sus primos y sobrinos fue el resultado un trabajo de búsqueda inédito, que consistió en analizar las partidas firmadas por Arias de Franicevich y halladas en el Registro Civil de Wilde. Ese estudio permitió que el Equipo de Acercamiento de la Conadi, área de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación que dirige Claudia Carlotto, se acercara al hombre que voluntariamente analizó su sangre en el Banco Nacional de Datos Genéticos (BNDG).

Ese camino hacia la identidad del nieto 121 fue diferente a los anteriores, en los que los puntos de partida eran denuncias anónimas o de personas interesadas en colaborar con Abuelas que acercaban un dato o una sospecha. La novedad del caso es que a partir de saber que Arias de Franicevich trabajaba con Bergés, que tenían una clínica juntos y de contar con actas de nacimiento truchas de hijos de desaparecidos, buscaron y relevaron todas las partidas firmadas por esa partera en el Registro Civil de Wilde.

“Fue un trabajo en conjunto entre (el juez Ernesto) Kreplak y Conadi en el análisis de las partidas de nacimiento de Franicevich”, explicó Claudia Carlotto. “Esta mujer fue detectada en dos casos de hijos de desaparecidos y a partir de eso se inicia una investigación que dirige el juez. Es un trabajo muy largo y estamos esperando que haya más (nietos)”, remarcó.

El camino del nieto 121 hacia su identidad comenzó en el análisis de esas más de 90 partidas de nacimiento a las que Justicia llegó por una querella individual que relevó la documentación de los años 1977 y 1978 asentada en el Registro de Civil de Wilde, en Avellaneda. La Unidad Especializada de casos de Apropiación, que conduce Pablo Parenti, agregó luego las de 1976, que estaban en La Plata, publicó la página del Ministerio Público Fiscal.

En ese período Arias de Franicevich firmó unas 30 partidas por año. El expediente judicial tramita en el Juzgado Federal N° 3 de La Plata, y determinó que, de todas, 27 partidas ya habían sido analizadas. Pero en lo que va de 2016 el Equipo de Aproximación de Conadi consiguió 12 análisis más. De esa docena, el BNDG ya completó cuatro estudios, tres negativos, un cuarto positivo: el nieto 121.

Los casos de Baratti y Ogando fueron los que dieron el punto de partida de la investigación. “El camino de búsqueda fue diferente. Históricamente se hacía a través de una investigación que luego se llevaba al juez para que inicie un expediente por presunta supresión de identidad. Era por vía judicial. La creación hace dos años del Equipo permitió una etapa prejudicial, que permite un acercamiento con mayor contención”, contó la responsable del Equipo de Aproximación. De hecho, Arias de Franicevich había estado en la mira de Abuelas mucho tiempo antes. Ya en 2007 se analizaron los casos de dos hijos de represores cuyas partidas de nacimiento habían sido firmadas por esta mujer, pero el resultado fue negativo.

Aún resta analizar más de 60 actas de nacimiento que constan en el expediente en el juzgado Federal N° 3. Entre esas 60 personas pueden estar los nietos que las Abuelas buscan desde hace cuatro décadas. «