A la llegada de Gregg Popovich como entrenador de San Antonio Spurs se la conoce como una revolución en la NBA. Fue uno de los pocos que supo ver los vientos de cambio que asomaban en la liga más poderosa del mundo. El básquet en la sangre: Padre serbio, madre croata y nacido en Indiana. Serbia y Croacia, dos potencias de la ex Yugoslavia, mientras que Indiana es uno de los estados.

Graduado en Estudios Soviéticos en las Fuerzas Armadas, pegó el salto como coach en 1996. Con la elección de Tim Duncan en el draft 98 vio la chance de formar una de las dinastías más ganadoras de los últimos años: constante presencia en playoffs, cinco veces campeón y un plantel envidiado por colegas y especialistas por ser de los que mejor maneja la pelota naranja.

Y la Argentina forma parte importante de La Familia Spurs, como le gusta decir a Pop. La relación comenzó con Emanuel Ginóbili, seleccionado con el número 22 en el draft de 1999. Manu, de 39 años, cuatro anillos de campeón, acaba de firmar por una temporada, la 15, con el equipo de Texas por 14 millones de dólares.

Dos años más tarde apareció Luis Scola, pero según palabras del General Manager, RC Buford, dejarlo ir «fue uno de los pocos errores que cometimos». Fue traspasado a Houston Rockets. En 2005 le tocó a Fabricio Oberto como suplente de Tim Duncan.

Carlos Delfino tuvo una prueba con los Spurs hace un año y ahora es el turno de Patricio Garino. El marplatense de 22 años tuvo pruebas en once equipos el mes pasado, ninguno de ellos fueron los Spurs. Pero los ojos de Popovich están por todos lados y también en la Selección Argentina, a la que vio hace una semana en Las Vegas. Garino, alero fuerte y defensivo egresado de la Universidad de George Washington, sin paso por la Liga Nacional, firmó contrato por una temporada con opción a dos por 1.5 millones de dólares. Será compañero de Manu.