Este viernes 23 de junio a las 9 de la noche en Los Chispero, espacio ubicado al 365 del empedrado Pasaje San Lorenzo, en el corazón de San Telmo, Patricia Malanca despide el show que ya lleva un tiempo en el ruedo pero es siempre una experiencia gratificante para la cantante. “La gente lo pide, y yo respondo a las bases”, afirma.

Ella cree que hacer estas fusiones es una manera de mantener vivo el tango, que sigue cautivando, y convocando, aún cuando ya tiene su cuarto disco terminado, a punto de salir.

“Lo volvemos a hacer porque los artistas tenemos un compromiso, una obligación, en épocas de resistencia de mantener la flama caliente y estas canciones comprometidas permiten a la gente no perder esa representación que el pueblo debe tener a través de la cultura popular”, dice.

-¿Qué es lo que más te gusta de hacer estas canciones?

-Es muy placentero, más allá de las letras hermosas de Silvio, es ver cómo la gente reacciona ante estas adaptaciones. Si alguno no sabe o no lo espera, y piensa que son algunas tangos más, se sorprende y se engancha eso es energía. Muchos son bailables, milongeables. Lo que me han dicho muchos es que no pueden creer las transformaciones, porque hemos hecho todos los estilos: Vals, tango estilo Pugliese, estilo Piazzolla. Siempre es doble la fiesta, por la letra y lo sonoro.

-¿Es la última vez que lo hacés?

– Si la gente lo pide, volverá, ya bastante con lo que nos quitan, como las pensiones o el trabajo, como para cerrarle la puerta a la alegría de cantar Silvio Rodríguez. Veremos. Esta si es mi función despedida porque me voy de gira por Europa, especialmente Grecia, y seguramente venga acompañarme Estela Calloni. Va estar bueno

-¿Cómo es el contacto con Grecia?

– El año pasado gané la beca del bicentenario del fondo nacional de las artes, para hacer un disco experimental. Elegí la fusión de nuestro tango y con Rebético, una música griega que emergió casi al mismo tiempo que aquí emergió el tango. Tiene origen marginal y su temática, generalmente relacionada con amores trágicos, pero también con temas como la droga, la cárcel, la añoranza y la vida marginal en general, lo hacen cercano, aunque desde la instrumentación es diferente.

-¿Cómo explicás esas similitudes, como también pasa con el fado portugués?

– Esa música nace en épocas de grandes movimientos humanos intercontinentales productos de las guerras y las dificultades de principios de siglo pasado. Este estilo, rebético, nace cuando Grecia tenía ocupación en territorio asiático, en la zona del Peloponeso, y siendo expulsados por los turcos en las zonas periféricas y portuarias de Atenas había gente como en la Boca y Barracas llegaban los italianos, gallegos y rusos armando conventillos. De la misma manera nace una música de similar para contar esa experiencia humana. Además creo que Grecia se parece mucho a Argentina

-¿Por qué?

-Tiene una particular historia política que se parece mucho. Diferente procesos históricos nos ubican viviendo situaciones similares en los socioeconómicos. La última crisis que ellos tuvieron se perecía a nuestro 2001. Por esa razón elegí aplicar a esa beca y con ayuda también de el centro municipal de Avellaneda, pude lograr tomar temas clásicos del rebetico para convertirlos a Tango y tome el tema que cantaba Gardel, el vals Noches de Atenas, y lo canto en griego para que guste allá y acá.