Noelia Olivera apareció muerta el 28 de agosto de 2014 en su casa de Castelar sur. Su pareja, Gastón Manes, aseguró haber encontrado el cuerpo colgando de un cinturón de la puerta del cuarto de sus hijos de cinco y once años, cuando volvió de jugar a la pelota. La familia de la víctima nunca creyó en esa hipótesis. El Tribunal Oral Nº 2 de Morón lleva adelante el juicio desde la semana pasada y se prevé que dicte sentencia dentro de unos días. En las próximas horas, amigos y familiares de Noelia se movilizarán a las puertas de los tribunales de Morón para exigir una condena.

“Hay una serie de indicios que nos hacen creer que Manes asesinó a mi hermana”, explicó a Tiempo, Julieta Olivera, hermana de Noelia. “Tenía golpes en el pómulo izquierdo, las costillas rotas, escaras en la parte del cuello y pera”, agregó.

La familia de la mujer tampoco tiene dudas del maltrato físico y psicológico que Noelia soportó durante la breve relación que mantuvo con Manes. La pareja había comenzado a salir en febrero de 2014 y unos dos meses más tarde la joven presentó a su novio en sociedad. Inmediatamente después, el entorno de Noelia notó que ella había cambiado: “Era muy celoso. Él tenía la contraseña del Facebook de ella, pero se ve que eso no era suficiente y ella lo terminó cerrando. Para hablar con mi hermana, teníamos que llamarlo a él porque en una discusión le había roto el celular”, recordó Julieta.

A principios de agosto, las hermanas de Noelia la vieron desmejorada y con algunos golpes. Le dijeron que debía dejar a Manes pero ella le restó valor a los moretones y respondió que le habían ocurrido “jugando a las manos”.

Casualidad o no tanto, el día anterior a su muerte, Noelia se encontró con otra de sus hermanas, Mariel, a quien le dijo que quería restablecer los vínculos con sus allegados. Decidida a volver a ser ella, Noelia reabrió su Facebook. “Ese 27 de agosto posteó algunas fotos y uno de sus últimos movimientos fue poner que mantenía una relación con Manes. Incluso, muchos la felicitaron”, contó Julieta.

El caso fue investigado por la UFI Nº 7 de Morón, que durante las primeras semanas trató la causa como un suicidio. Ante la insistencia de la familia y de nuevas pericias, Manes fue detenido y permaneció alojado en diferentes comisarías durante unos 20 días, hasta que luego recuperó su libertad pero continuó imputado por el femicidio.

Los familiares de la víctima se movilizarán mañana temprano a la esquina de Colón y Almirante Brown, las puertas de los Tribunales de Morón, para reclamar justicia ante el Tribunal Oral en lo Criminal Nº 2 de Morón, a cargo de los jueces Osvaldo Fabián Cedarri, Humberto González y Aníbal Víctor Termite, donde se desarrolla el juicio. 

Los informes médicos ventilados en el proceso judicial no son del todo precisos si la chica se mató o la asesinaron. Los amigos y familiares de la mujer indicaron que la escena no se preservó y que se pudieron haber perdido pruebas. Los peritos psicólogos que se entrevistaron tres veces con el sospechoso declararon en el debate que Manes «es hostil, violento, dependiente de otra personas y que necesita controlar las situaciones».