La Biblioteca Bernardino Rivadavia funciona hace 92 años en Villa Ballester, en el partido bonaerense de San Martín. Sin embargo hoy peligra su histórica autonomía: se debe a las acciones que lleva adelante el Club Sportivo que funciona en el mismo lugar. 

Desde hace 92 años la Biblioteca Rivadavia es popular y es sostenida por la gente del barrio. A través de la ordenanza local Nro 853, por un plazo de 99 años, los terrenos municipales fueron otorgados al Club del barrio para que allí funcione una Biblioteca pública. Este un espacio de expresión y desarrollo de actividades culturales y educativas gratuitas. El problema surge porque hace años el Club Sportivo no permite que la Biblioteca tenga personería jurídica propia que es lo que le daría autonomía. Los socios del campo deportivo no aceptan la modificación del estatuto para que siga siendo del pueblo.

La acción que ejecutó la conducción del Club atenta contra las condiciones que establece la Comisión Nacional de Bibliotecas Populares (Conabip), y de este modo se pierde el derecho a ser reconocida formalmente, obtener subsidios nacionales, capacitaciones, y la posibilidad de realizar acciones culturales en conjunto.

“Sin ayuda de nadie la Biblioteca mantiene las puertas abiertas por el esfuerzo de los vecinos y las personas que trabajan acá. Hemos hecho festivales y muchas cosas más que nos permitieron seguir adelante. Cuesta mucho porque el espacio es muy grande por lo que amerita: merece un mantenimiento exhaustivo y económicamente elevado”, cuenta Laura Sofía Muiños, última vicepresidenta que representó al espacio

Lo concreto es que la presente situación amenaza la autonomía política y financiera de la Biblioteca Popular Bernardino Rivadavia. Además de violar la mencionada ordenanza firmada por la Municipalidad de San Martín.

“Una de las modificaciones que impusieron es cambiar la figura de presidente por la de director, esto expulsa su popularidad y a causa de esto dejamos de recibir subsidios del Estado Nacional, y de la Comisión Nacional de Bibliotecas Populares (CONABIP). Es un retroceso, porque así no se puede seguir construyendo”, finaliza Celeste Pereyra, ex presidenta del lugar.

“Varios de los socios entendemos que la biblioteca se encuentra en peligro. Es todo una estrategia. En el Club están aprovechando que no hay una comisión directiva, pero no está porque no quisieron aprobar nuestra lista. Ellos hicieron una asamblea, no dejaron que nadie participe y crearon un estatuto que los favorece. Allí plasmaron una serie de pautas que indican que para ser miembro de la comisión tienes que ser socios y cumplir con cierta antigüedad”, denuncia Muiños.